Columnistas

El rol de las aseguradoras en la seguridad vial

Por Ing. Fabián Pons, Presidente de OVILAM.-

 

Ya es una frase repetida hasta el hartazgo que las compañías de seguros no venden pólizas sino que compran riesgos. Dichos riesgos pueden mantenerse más o menos constantes en un determinado período de tiempo o pueden ir variando constantemente. Sin duda el seguro de automóviles sufre vaivenes permanentes ya que son muchas las variables que lo afectan.

Los tres grandes rubros en los que se divide la siniestralidad vehicular (daños personales, daños materiales y robo) han tenido grandes oscilaciones en lo que va del siglo XXI.

Empezando por el robo de automóviles el nuevo siglo nos recibió con números sin precedentes tanto en valores absolutos como en frecuencia. El 2003 fue el peor de esta saga histórica pero gracias a medidas acertadas que emanaron del gobierno nacional y de la provincia de Buenos Aires, tales como los “operativos cerrojo” en la Av. Gral. Paz y el férreo control a los desarmaderos clandestinos, esos valores mejoraron rápidamente, a punto tal que en el año 2005 el robo de autos había caído casi un 45% cuando entró en vigencia la ley de autopartes. Luego, a partir del año 2009 estas cifras comenzaron a subir nuevamente hasta llegar a valores intermedios entre los observados en el 2003 y los del 2005. Obviamente cada empresa maneja sus propios números sobre esta parte de la siniestralidad, la cual varía de acuerdo a la zona donde tenga radicada su cartera como así también por el tipo de vehículos que tenga asegurados, ya sea por antigüedad como por gama y modelos. Pero también es interesante conocer, dada la característica actuarial que tiene el negocio asegurador, que es lo que pasa con el mercado en general, en cada parte del país, con cada tipo de vehículo, etc. Esas cifras que no surgían del ente natural de donde debían surgir, eran realizadas en forma privada desde principios de este siglo para que el  mercado y la sociedad en general conocieran donde se estaba parado, pero es sabido que es más fácil callar al mensajero que solucionar el problema, por lo tanto desde hace 5 meses no se sabe que, cuando, cuanto y donde se roban los autos en nuestro país. ¿Sirve eso para que baje el número de robos totales y parciales y de esa forma mejorar la seguridad ciudadana?, ¿le sirve al mercado asegurador no disponer más de esas cifras?

Los factores económicos, tan fluctuantes en nuestro país, afectan a todos los rubros de la siniestralidad pero en especial a lo que se refiere a los daños materiales y el robo. La simple medida de limitar las importaciones hizo que se dispararan los robos parciales al alimentarse el mercado negro de la venta de repuestos robados. En un mercado donde la demanda sube con las ventas record de automóviles de los últimos años y la oferta baja al cerrarse el ingreso de repuestos es natural que surjan estos mercados “non sanctos”. Las proporciones entre mano de obra y uso de repuestos nuevos en la reparación de automóviles también se vio afectada por aquella medida. Ahora hay que “salvar” piezas a como de lugar, reparándola como sea, porque la nueva no existe o tiene precios prohibitivos. Por otro lado también se potenciaron las pérdidas totales, ya que con los precios altísimos de los repuestos sumado a la importante cantidad de tecnología electrónica con la que se equipa hoy en día a los autos, se da la conjunción perfecta para que siniestros de pequeña o mediana magnitud en vehículos de pocos años de antigüedad se conviertan en “pérdidas totales”.

Pasando al área de daños personales, los últimos 13 años también nos han mostrado cambios sustanciales en la siniestralidad. Entre otras cosas el resurgimiento del mercado motociclístico, de bajo nivel de aseguramiento y alto nivel de siniestralidad en lo que se refiere a Responsabilidad Civil, ha afectado negativamente al mercado asegurador. En la actualidad aproximadamente un 30% de los fallecidos del país son motociclistas. Si a ello le sumamos los peatones y los ciclistas la cifra llega al 50%. La anarquía vial que se da en gran parte de las jurisdicciones del país está afectando directamente al mercado asegurador y por derrame a todos los asegurados ya que la mayor siniestralidad inexorablemente debe traspasarse a precios.

La pregunta que cae de maduro es ¿Qué está haciendo el mercado asegurador en su conjunto ante estos temas?, ¿alcanza con el aporte del 1% del valor de las pólizas para sostener económicamente a la Agencia Nacional de Seguridad Vial para dar por terminada la acción del mercado en este rubro?

Entiendo que desde la industria aseguradora y desde el organismo de control se están haciendo muchas cosas, como por ejemplo PLANES y otros tantos emprendimientos pero, y disculpen si no coinciden conmigo, se podría tomar un compromiso mayor.  Me refiero, por ejemplo, a tener una mayor relación con la industria automotriz en pos de exigir soluciones o mejoras que beneficien al sector y a la sociedad en su conjunto, o a interactuar con el Ministerio del Interior para que “todos” los municipios y provincias hagan cumplir las normas viales para que disminuya el número de víctimas, muertos y heridos, en siniestros viales tal como se hizo en Europa. Tal vez tomar el ejemplo de lo hecho por las aseguradoras en el viejo continente no nos vendría nada mal. Fue el mercado asegurador quien “exigió” que los autos vinieran provistos en su totalidad con sistemas electrónicos antirrobo, o quien presionó para que todos los vehículos contaran con control de estabilidad o quienes participaron activamente en las actualizaciones de las leyes viales. Aportar el 1% del valor de las primas de seguros de automóviles para solventar a la ANSV no alcanza. Pienso que se debe tener una participación más activa, exigiendo, proponiendo y defendiendo los intereses del sector de forma más proactiva. Es solo una opinión, pero tal vez valga la pena reflexionar un poco más sobre eso.

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