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Rumbo a 2040: cuatro futuros posibles para los seguros en un mundo impulsado por la tecnología

Imagen: iStock.

El futuro del sector asegurador ya no puede pensarse con los modelos del pasado. A medida que se acelera la revolución tecnológica, los riesgos globales se entrecruzan con escenarios de fragmentación geopolítica, crisis climática y desigualdades crecientes. ¿Cómo se transforma el seguro en ese contexto? ¿Qué oportunidades y desafíos surgen para las aseguradoras de aquí a 2040?

Estas preguntas están en el centro del nuevo informe elaborado por Economist Impact, del periódico británico The Economist, con el patrocinio de SAS, empresa líder mundial en analítica, inteligencia artificial y gestión de datos. Titulado “Revealing the paths to 2040: four possible scenarios for insurance” (Revelando los caminos hacia 2040: cuatro escenarios posibles para los seguros), el estudio presenta cuatro futuros plausibles para la industria aseguradora en los próximos 15 años, estructurados a partir de dos ejes de incertidumbre: el ritmo del cambio tecnológico y el nivel de cooperación global.

El punto de partida: las megatendencias que reconfiguran el seguro

El informe identifica cinco megatendencias clave que están remodelando el sector:

  1. Revolución digital y avance de la IA: tecnologías como inteligencia artificial generativa, computación cuántica y sensores conectados prometen revolucionar la evaluación de riesgos, la personalización de productos y la eficiencia operativa.

  2. Cambio climático: con fenómenos extremos en aumento, los modelos tradicionales de riesgo ya no son suficientes. Se exige una integración urgente del riesgo climático en inversiones y pólizas.

  3. Fragmentación geopolítica: tensiones globales, nacionalismos y ruptura de cadenas de suministro generan incertidumbre regulatoria y operativa.

  4. Desigualdades económicas y sociales: la brecha de protección se amplía, dejando sin cobertura a millones frente a catástrofes naturales, enfermedades o pérdidas económicas.

  5. Cambios demográficos: el envejecimiento poblacional y la urbanización acelerada exigen nuevos enfoques para seguros de salud, vida y vivienda.

 

Los cuatro escenarios posibles para el futuro de los seguros:

  1. Resiliencia fracturada (rápido cambio tecnológico + baja cooperación global): un mundo con avances tecnológicos notables pero fragmentado, donde el acceso a la tecnología y la protección financiera se concentra en países ricos. Las aseguradoras se regionalizan, el riesgo climático se intensifica y la brecha de cobertura se profundiza. La innovación se da en ecosistemas locales, con productos como contratos inteligentes y seguros P2P, pero el panorama regulatorio fragmentado complica la expansión global.
  2. Armonía digital (rápido cambio tecnológico + alta cooperación global): un futuro colaborativo, donde se alcanzan consensos regulatorios sobre privacidad de datos, salud y clima. La industria aseguradora se transforma desde la raíz: seguros personalizados, alianzas con el sector salud, prevención como eje central, y un uso intensivo de IA y datos en tiempo real. El seguro se convierte en un agente clave de bienestar, accesible e inclusivo.
  3. Alianza adaptativa (lento cambio tecnológico + alta cooperación global): la prioridad global es la resiliencia ante el cambio climático. Gobiernos y aseguradoras reorientan recursos hacia la prevención. Se rediseñan infraestructuras, se incentiva la adaptación y se amplían productos como seguros paramétricos. La industria colabora con instituciones públicas y ONGs para proteger a comunidades vulnerables y cerrar la brecha de protección climática.
  4. Caos estancado (lento cambio tecnológico + baja cooperación global): un escenario pesimista. Las crisis se acumulan, el avance tecnológico se estanca por restricciones regulatorias y desconfianza social, y el seguro no logra adaptarse a la complejidad creciente. Los mercados emergentes quedan aún más expuestos, los costos se disparan, las aseguradoras se retiran de zonas de alto riesgo y surgen soluciones comunitarias informales pero frágiles.

 

¿Qué implicancias tiene para la industria aseguradora?

El informe advierte que el futuro no se parecerá exactamente a uno de estos cuatro caminos, pero que sí contendrá elementos de todos ellos. Por ese motivo, más que predecir, propone anticiparse y prepararse de la siguiente manera:

  • Inversión en datos y tecnología: desde IA hasta infraestructura cibersegura, es clave modernizar procesos y modelos de riesgo.

  • Diseño de productos centrados en el cliente: adaptar pólizas a las nuevas demandas de personalización, equidad y accesibilidad.

  • Colaboraciones público-privadas: para cerrar brechas de protección, especialmente en salud, clima y poblaciones vulnerables.

  • Nuevos canales de distribución: llegar a más personas a través de operadores móviles, empresas de servicios o remesas.

  • Ética y confianza: transparencia en el uso de datos y principios sólidos que eviten exclusión o discriminación.

 

Conclusión

La industria aseguradora se encuentra en una encrucijada. El camino a 2040 puede ser el de la fragmentación y el estancamiento o el de la innovación inclusiva y resiliente. Todo dependerá de las decisiones estratégicas que se tomen hoy: sobre tecnología, alianzas, sostenibilidad y modelo de negocio.

Como concluye el informe, “cuanto más rápido pueda la industria diseñar nuevos modelos adaptativos, más tiempo tendrá para corregir el rumbo antes de que sea demasiado tarde”.