Prevención Seguridad Vial

OVILAM señala la importancia de repensar el proyecto de «Tolerancia Cero» al alcohol

Finalmente no se aprobó el proyecto de modificación de la Ley de Tránsito que había enviado el Poder Ejecutivo Nacional en lo que respeta a la “Tolerancia Cero” al alcohol. Esto genera una gran oportunidad para repensar dicho proyecto y generar una legislación de nivel internacional, señala OVILAM.

Estoy totalmente en desacuerdo con la ley de tolerancia cero al alcohol. De aprobarla vamos a cometer un error tonto so pretexto de una canción que es linda para los oídos pero que no se parece a los humanos” dijo a fines del año 2014 el entonces Senador Anibal Fernández y citó los argumentos esgrimidos oportunamente por OVILAM.

Como se ha planteado en otras oportunidades, el principal problema del alcohol y la conducción no está representado por quienes están por debajo de los límites actuales (0,5 grs de alcohol/lt. de sangre) sino por aquellos que lo sobrepasan, duplicándolo, triplicándolo o aún con valores más elevados.

El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, quien genera controles de alcoholemia en forma sistemática desde el año 2007, comunicó recientemente que en su jurisdicción se realizaron casi 204.000 controles entre los meses de enero y octubre de 2014 con solo 1.572 casos positivos, lo que representa solo un 0,77% del total. Si lo comparamos con el 2% de infractores por exceso de alcohol en sangre que habían registrado en el año 2007, nos muestra claramente que la solución pasa, en gran medida, por mejorar la cantidad y calidad de los controles de alcoholemia como así también trabajar firmemente en lo que respecta a la educación y concientización.

Sería muy conveniente que en los próximos meses se convoque a gente experta en temas de seguridad vial pero en forma multidisciplinaria (médicos, ingenieros, psicólogos, abogados y jueces) para que analicen las legislaciones más avanzadas a nivel internacional, empezando por las de nuestros vecinos y continuando con países que fueron modelos para nosotros, tal el caso de España o Suecia. De esta forma no solo analizaríamos si son lógicos o no los actuales límites de alcoholemia para motociclistas, conductores particulares y profesionales sino que tendríamos una excelente oportunidad para decidir cómo vamos a fijar límites para los más jóvenes y los más ancianos, como vamos a proceder con los que excedan levemente los límites establecidos y que tratamiento se les va a dar a los que en España se considera que han cometido el delito de circular con más de 1 gr de alcohol en sangre o en Chile se los  denomina “ebrios” por manejar con más de 0,8 grs de alcohol en sangre.

También estaríamos ante una inmejorable oportunidad de decidir cómo se deberían hacer los controles de drogas en conductores y cuáles de ellas van a ser identificadas y penadas. No nos olvidemos que hay una interesante discusión sobre varias drogas, como son los casos de la marihuana que deja rastros en el organismo por más de 20 días después de haberla fumado o de los ansiolíticos y antidepresivos que consume una importante parte de la población, en particular en las grandes urbes, que alteran en forma significativa los reflejos y por ende los tiempos de reacción y las decisiones ante maniobras extremas y/o imprevistas.

Es cuestión de ver el vaso medio lleno. Estamos ante una gran oportunidad para hacer las cosas bien y no debemos desperdiciarla porque es sabido que las leyes no se andan cambiando todos los días.

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