La novedad pasa ahora por asegurarse ante otro tipo de riesgos climáticos. Estos nuevos seguros denominados “paramétricos” están asociados a datos objetivos y oficiales como pueden ser el cambio de temperatura, el viento o la falta de sol. «A diferencia de las catástrofes, no hacen falta peritos. Los contratos especifican, por ejemplo, la compensación que recibirá la empresa si la temperatura es un grado mayor o dos o tres. Lo que el cambio climático está produciendo es una mayor variabilidad en el clima, frente a lo que las empresas se aseguran», explica Sergi Corbatera, experto en gestión financiera del riesgo en una nota a La Nación.
Actualmente, este tipo de riesgos se analizan a través de modelos paramétricos, ya que hoy en día es posible obtener datos estadísticos de muchos años, permitiendo transferir al mercado asegurador las consecuencias económicas que puede causar un cambio climático», asevera, por su parte, Fernando Fernández, director técnico del intermediario March JLT.
Son contratados por grandes empresas para cubrir desviaciones totalmente extraordinarias en su cuenta de resultados», añade respecto del precio y afirma que tienen un alto coste en primas. También contemplan altas franquicias y períodos de carencia.
En España, en caso de daños por catástrofes naturales, como las graves inundaciones, la empresa pública Consorcio de Compensación de Seguros asume las indemnizaciones. En el campo también es bastante frecuente que los agricultores se cubran con pólizas de Agroseguro. Este tipo de productos nació en los Estados Unidos en 1997, mediante un acuerdo de la compañía energética Enron (ya desaparecida), la aseguradora Koch y el bróker Willis, por el que se compensaba a la empresa si se producía una variabilidad en la temperatura.
En España se está introduciendo muy poco a poco. No veo que a corto plazo vaya a cambiar porque tiene un coste elevado. La percepción del riesgo del cambio climático es más social y política que dentro de las empresas», opina Alfonso Urquijo, director del área de medioambiente de Willis.
Un estudio de Storm Exchange, encargado por el mercado de valores de esa ciudad de los Estados Unidos, recoge que el 35% de las empresas de energía de ese país ya contratan estas pólizas, frente a un 10% en otros sectores.
Detrás de estos derivados climáticos se encuentran las grandes reaseguradoras, que han tomado este mercado, como Allianz, Endurance, Munich Re o Swiss Re. También participan hedgde fundscomo Nephila Capital y Coriolis Capital, que buscan rentabilidad fuera de los mercados convencionales.
Precisamente, AON ha creado un nuevo producto llamado Wexcess, que correlaciona los riesgos y la actividad perjudicada.
El objetivo es proteger a las empresas de la volatilidad climática. No es complejo. Por cada grado que sube la temperatura, por ejemplo, hay una compensación ya definida previamente», explica Pedro Tomey, gerente de la compañía en España.