El seguro de crédito en la Argentina es considerado, cada vez más, por los empresarios. Hay más interés en cubrir las ventas locales cuando, tradicionalmente, era una herramienta pensada para que los exportadores pudieran cubrir sus negocios en el exterior. El crecimiento económico de los últimos años fue impulsado por la demanda, que se vio reflejado en una combinación del aumento de la cartera de clientes doméstica y del volumen de ventas asegurado. El mercado alcanzó, en 2013, $ 160 millones en primas emitidas y el crecimiento en los últimos 10 años fue de 34% mientras que la suba media, en los últimos tres, fue de 26%. La Argentina es el cuarto mercado de seguros de crédito de América latina, detrás de Brasil, Chile y México.
Según El Cronista, el potencial en la Argentina es grande. El mercado aún es inmaduro, a diferencia de Europa, donde el seguro de crédito tiene más antigüedad. Incluso, si nos enfocamos en América latina y comparamos la tasa de penetración en estos países, observamos que en Chile es de 2,81 mientras que la de Argentina es de 0,58, lo que indica que el mercado argentino presenta un amplio margen de crecimiento. Los principales aseguradores de crédito ya están en la Argentina y esto ayuda a la difusión del producto.
Hoy, la cartera de clientes está balanceada entre los del mercado doméstico y de exportación. Pero, el mayor volumen de primas lo generan los clientes del mercado doméstico, ya que su cartera de compradores a asegurar es más amplia.
En la mira
Entre los desafíos, está la traba cultural: hay menos conciencia aseguradora que en los países desarrollados y esto se ve reflejado en el seguro de crédito. Para una pyme, se ve como un producto de lujo y cuando las firmas necesitan ahorrar costos, este gasto se analiza con mucho detenimiento.
La siniestralidad está en ascenso desde 2013 y está relacionada con la desaceleración de la economía local. Tras un largo período en el que las empresas tenían un buen comportamiento de pagos, algunas firmas comenzaron a experimentar dificultades. Hay casos notorios en el sector avícola. Los ratios de siniestralidad aún están en niveles razonables pero con tendencia creciente.
El negocio del seguro de crédito se desenvuelve en un contexto de inestabilidad macro con una economía con caída en el nivel de actividad, tasas de interés altas, incertidumbre cambiaria, restricción externa y alza de costos por inflación, que impacta en el comportamiento de pago de las empresas. Por otro lado, la suba de los costos en dólares erosiona la competitividad de las firmas exportadoras, sobre todo, en el caso de las economías regionales.
Este panorama es un desafío para el sector de seguros de crédito porque muchas empresas son más conservadoras con su política de crédito, reduciendo condiciones de pago, ofreciendo descuentos a sus clientes por pagos adelantados y bajando sus costos por la disminución de los márgenes de rentabilidad por la inflación. Las firmas tratan de acelerar los cobros, bajar los plazos de crédito y privilegiar la caja. Es un modo de protegerse en un contexto difícil pero esto atenta contra el desarrollo de los negocios de las empresas y el nivel de actividad de la economía.
El seguro de crédito mitiga los riesgos y provee a las empresas el apoyo necesario para seguir creciendo en tiempos de turbulencia. No tiene que ser tomado como un costo adicional. Si un comprador no paga a tiempo o se declara en insolvencia, esto podría impactar en el flujo de caja del proveedor y, posiblemente, su supervivencia. De ahí, la importancia de estar protegido.
A medida que se normalice la relación con los acreedores externos, las posibilidades de despegue del negocio serán mayores.