La economía global podría crecer este año un 3,3%, tres décimas menos de lo que se espera que registre en 2018. El año recién comenzado se caracterizará por una desaceleración de la economía global, un ajuste que será no obstante suave y ordenado. Es una de las principales previsiones incluidas en el Informe “Panorama económico y sectorial 2019” elaborado por el Servicio de Estudios de MAPFRE y editado por Fundación MAPFRE.
El cierre de 2018 marca claramente el inicio de “la senda de desaceleración gradual” que veníamos anticipando desde finales del año 2017, según explica el director de Análisis Macroeconómico y Financiero del Servicio de Estudios, Gonzalo de Cadenas-Santiago. En 2019 se prevé una reducción en la aportación al crecimiento mundial de los mercados desarrollados (que crecerán por debajo del 2%) y una mayor aportación de los mercados emergentes (que aumentarán entre el 4% y el 5%) apoyados en unas previsiblemente mejores condiciones financieras globales.
Entre los síntomas de desaceleración que detecta el informe, destaca la reducción de la prima temporal en las curvas de interés de los países desarrollados, los retos que enfrentan las cuentas financieras y los balances de los agentes del sector corporativo, el elevado endeudamiento del sector público en el mundo desarrollado, la exuberancia en el precio de determinados activos, o las distorsiones en la gobernanza económica global.
La desaceleración cíclica es un hecho”, explica De Cadenas-Santiago; “el desarrollo de los indicadores económicos globales, la corrección bursátil vivida desde mediados de año, la reducción de los beneficios corporativos y -muy especialmente- la corrección global de flujos comerciales y de Inversión Extranjera Directa dan cuenta de ello. Todos ellos son síntomas del cambio, palpable ya en el comercio, en la inversión y en las expectativas globales”, añade.
¿Desaceleración o recesión?
La incógnita central de este informe trata de discernir si estamos ante un cambio de ciclo internacional suave y virtuoso capaz de ser manejado con la política económica actual y que en última instancia permita corregir los desequilibrios generados por la política económica procíclica global de los últimos 5 años, o si por el contrario estamos ante el proceso de gestación de una nueva crisis global derivada de dichos desequilibrios. La primera opción es la previsión del Servicio de Estudios.
Escenario de riesgo
Pero los riesgos latentes avisados hace un año no sólo continúan sino que en algunos casos han cobrado mayor probabilidad. Aunque el foco inmediato acerca de los peligros de la gobernanza económica global se centra en la guerra comercial y sus efectos en la actividad, el mayor riesgo que detecta el informe está relacionado con la presión que puedan recibir las instituciones por una agenda política o de mercado.
El caso más significativo es la presión que se cierne sobre la Reserva Federal. Un error de política monetaria en Estados Unidos ante un repunte eventual de la volatilidad o del precio del petróleo podría ser el detonante del escenario alternativo de riesgo. Una subida de tipos en EEUU sin pausa hasta alcanzar 3,50-3,75%, un fuerte aumento de la aversión al riesgo global, y una caída de la Bolsa del 10% coincidiendo con el momento de mayor volatilidad, serían elementos a considerar en un escenario de riesgo
España también ralentiza su crecimiento
Las previsiones para España apuntan a un crecimiento de la economía en 2019 del 2,3%, lo que supone una ralentización en tres décimas respecto al incremento previsto para el 2018. El menor crecimiento se debe a una desaceleración en la demanda doméstica, que pasará del 3,2% al 2,5%. El sector exterior sólo compensará mínimamente esta caída.
La menor aportación de la demanda doméstica se deberá a un efecto base en el primer trimestre de 2019 que compensará el fuerte repunte del mismo período del año anterior, y una menor aportación de la inversión, como consecuencia de unas peores condiciones financieras y ajuste de expectativas para los años próximos.
Sector asegurador
En el caso de la industria de seguros, la ralentización económica prevista se trasladará al crecimiento de las primas de seguros mundiales, especialmente en los segmentos de No Vida y Vida riesgo, dada su fuerte vinculación con el comportamiento del ciclo económico. En España el Servicio de Estudios prevé que las primas de seguros nominales del segmento de No Vida crezcan en torno al 4,1% en 2019.
En cuanto a los seguros de Vida ahorro y de rentas vitalicias tradicionales, persiste el panorama de bajos tipos de interés que continuará lastrando este negocio. Entre los riesgos que pueden afectar a la economía española y al comportamiento del sector asegurador se encuentran la posibilidad de un incremento de las primas de riesgo, sea por contagio de otros los países periféricos o por las propias decisiones de política económica que incrementen la incertidumbre sobre la sostenibilidad de las cuentas públicas.