El 2020 se espera que sea un año en el que el crecimiento económico global se estabilizará en niveles bajos, similares al 2019, para dar paso a una convergencia hacia tasas similares a las registradas del último lustro, cercanas al potencial global. Así surge del reciente informe “Panorama económico y sectorial 2020” realizado por el Servicio de Estudios de MAPFRE.
El mismo no sólo habla de la economía a nivel global, sino que explora el caso argentino. Según explican, la aportación diferencial la harán justamente los países emergentes, gracias a condiciones financieras más benignas y a la mejora de los términos de intercambio de las materias primas agrícolas (commodities) fundamentalmente.
Los mercados desarrollados evitarán mayor desaceleración gracias a una reactivación de la política monetaria muy laxa, aunque el debate sobre su conveniencia a estas alturas del ciclo está abierto. El crecimiento será tenue y sobre todo frágil, dados los riesgos conocidos y desconocidos que se ciernen sobre el panorama global, en especial los derivados de los desequilibrios financieros y del reciente desarrollo de la geopolítica global”, apunta el estudio.
Desde ya, la senda de desaceleración en la que se encuentra inmersa la economía global está afectando al desarrollo del negocio asegurador y, en particular, a los segmentos de No Vida y Vida riesgo, que se están ralentizando a nivel agregado. La aplicación generalizada de políticas monetarias acomodaticias está ayudando a frenar esta tendencia y podría contribuir a revertir la situación, pero ha dejado anclados los tipos de interés en niveles bajos, de forma absoluta en los países desarrollados y relativamente bajos en los emergentes, respecto de los niveles alcanzados en años anteriores. Esta situación, junto con la desaceleración del crecimiento económico, limita el desarrollo de los negocios de Vida ahorro y rentas vitalicias tradicionales. Sin embargo, rescatan, “el buen comportamiento de los mercados de valores constituye un estímulo para los productos de seguros de Vida en los que el tomador asume riesgo de inversión, en aquellos países en los que este tipo de productos han alcanzado un peso significativo”
La economía en Argentina
En lo que respecta a nuestro país, el Servicio de Estudios de MAPFRE advierte que las perspectivas económicas para Argentina siguen siendo malas para los próximos años. En el tercer trimestre, la economía argentina se contrajo un -1,5% a/a, con una disminución significativa del consumo privado (-6%) y de la inversión (-17% a/a).
Pese a ello, el ajuste real y la depreciación de la moneda colaboraron con las exportaciones, las cuales han crecido (13% en el tercer trimestre). De esta forma, se estima que la economía argentina decrecerá 3% en 2019 y que, para 2020, la contracción será del -1,3% a/a, determinando que, en cualquier caso, la recuperación se empiece a producir recién a partir de 2021.
Como es sabido, la inflación continúa disparada, agravada por la fuerte depreciación de la moneda. Tras un 2019 que cerrará en torno al 55%, para este 2020 se estima que estará en torno al 35%, bajando al 24% en 2021.
El tipo de interés de referencia del banco central (LELIQ a 7 días) se sitúa en el 63%. Al respecto, se señala que “los tipos oficiales deberán mantenerse altos para controlar el tipo de cambio”. Según el informe, la moderación del consumo interno y la caída de las importaciones ayudan a equilibrar la cuenta corriente que entraría en superávit en 2020 y 2021.
Si bien el peso argentino, “cepo” mediante, logró estabilizarse en el arranque de este año, desde MAPFRE aclaran que la continuidad de la crisis a lo largo del 2020 “podrá generar nuevas depreciaciones”.
A su juicio, con el país bajo el apoyo del Fondo Monetario Internacional (FMI), y en el medio de las negociaciones entre el organismo internacional y el nuevo gobierno, las prioridades de la gestión de Alberto Fernández estarán orientadas a conseguir equilibrar a medio plazo el balance fiscal y reducir la deuda pública. En ese marco, estiman un déficit fiscal de 4,3% del PIB en 2019 y de 4,5% en 2020. “La reducción de la deuda pública solo será posible a medio plazo con ingresos de privatizaciones y con una disminución del gasto público para el re-encauzamiento del balance fiscal”, concluyen.
El seguro en Argentina
Este panorama hace que MAPFRE prevea que la situación del sector asegurador continuará “débil”. Sobre todo, porque persisten las vulnerabilidades estructurales que afectan a la economía, principalmente las derivadas del endeudamiento externo en dólares.
Este entorno macroeconómico recesivo afecta negativamente al desarrollo del negocio asegurador, especialmente a las líneas de negocio de No Vida y Vida riesgo”, advierten. Según detallan, las dificultades para controlar el tipo de cambio y la inflación (52% interanual en el tercer trimestre de 2019), impactarán de forma negativa en el costo de los siniestros de las aseguradoras, que no pueden beneficiarse plenamente de los altos tipos de interés de política monetaria (73,3%) para apuntalar la rentabilidad financiera de estas líneas de negocio, por los límites regulatorios impuestos a las aseguradoras en las inversiones en instrumentos de deuda pública a corto plazo.
Así, estiman un crecimiento nominal de las primas de seguros No Vida del 19,5% en 2019 (-21,4% en términos reales), y previéndose un crecimiento nominal en torno al 17,2% en 2020, lo que implicará una caída del -13,3% en términos reales.
Por otro lado, el entorno de altos tipos de interés podría ser una oportunidad para mantener la comercialización de productos de seguros de Vida de ahorro temporales anuales renovables con vencimientos cortos y renegociación del tipo garantizado en cada vencimiento. Sin embargo, dichos límites regulatorios impuestos a las compañías de seguros en las inversiones en instrumentos de deuda pública a corto plazo “dificultan el desarrollo de este tipo de productos”, cierra el estudio.