Según la revista Science, la producción y consumo deliberado que se viene dando hace décadas provocó que desde 1950 hasta el 2015 hayamos generado 6300 millones de toneladas de basura plástica a nivel mundial. De ese volumen, casi 5000 millones de toneladas de plásticos aún están en el ambiente, ya sea en predios de disposición final, espacios verdes, nuestro barrio, la playa o el mar. El 90,5% de los plásticos fabricados nunca se recicló. Con esta tasa de producción, de reciclado y descarte, los científicos estiman que para 2050 unas 12.000 millones de toneladas de plásticos terminarán en los basureros o en el ambiente.
Estos resultados recopilados a nivel global demuestran la urgente necesidad de abordar un sistema de gestión del plástico y de legislar de manera concreta sobre esta problemática, considerando además que el 100% de las muestras de agua tomadas en el Mar Argentino contienen micro plásticos provenientes en su mayoría de las ciudades, que se filtran a través de los sistemas de drenaje. Una vez que los plásticos ingresan en los mares éstos no se degradan, sino que se transforman en partículas muy pequeñas por la acción del mar y el clima, que los va fraccionando en pedazos más chicos que flotan.
La contaminación con diferentes tipos de envases plásticos en el litoral marítimo costero argentino afecta la salud de una variedad de especies de animales marinos, incluyendo los comerciales como peces y crustáceos. Por su tamaño y el olor que adquieren, son confundidos por los animales como alimento e ingeridos. Investigaciones recientes, como la realizada por la Universidad de Newcastle, en Australia, sugieren que en promedio una persona podría ingerir aproximadamente 5 gramos de plástico por semana, el equivalente al peso de una tarjeta de crédito.
En este marco de acción y en conjunto con diferentes ONGs, Fundación Vida Silvestre promueve el tratamiento de una Ley de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental para la Gestión de los envases y envases post consumo en todo el territorio nacional, teniendo en cuenta el principio de Responsabilidad Extendida al Productor (REP), que establece que los productores responsables deben hacerse cargo de la gestión de los residuos de los envases que ellos instalan en el mercado nacional.
La preocupación por la crisis del plástico en la Naturaleza está creciendo a nivel global, junto con la demanda social de que los gobiernos y las empresas muestren liderazgo y tomen medidas decisivas. Alcanzar esta ley permitiría que todos los actores involucrados (productores, autoridades, recuperadores, recicladores y consumidores) comiencen a trabajar de manera conjunta, porque unos van a depender de los otros para que el sistema de gestión de envases funcione. La falta de una ley que regule el tratamiento de los envases plásticos imposibilita el desarrollo de una economía circular que permita que estos materiales sigan formando parte de la sociedad y no del ambiente” , remarcó Manuel Jaramillo, Director General de Fundación Vida Silvestre.
La disminución de la producción, el consumo de plásticos y la correcta gestión de los mismos, son pasos claves para reducir el ingreso de basura en el mar y por ende el consumo de micro plásticos en los seres vivos. La filtración de los residuos plásticos en el medio ambiente y su introducción en la red trófica se ha encontrado hasta ahora con una respuesta inadecuada por parte de los gobiernos. Sancionar una Ley de Presupuestos Mínimos de Gestión Ambiental de Envases brindaría las herramientas necesarias para que los productores adopten un sistema de gestión ambiental de los envases producidos, permitiendo un importante avance en el camino de combatir la contaminación por plástico.