De acuerdo a los datos del Ministerio de Producción de la Nación, el 99% de las empresas registradas en Argentina (alrededor de 600.000) cuenta con una plantilla con menos de 200 empleados. Esto quiere decir que la fuerza productiva de nuestra economía, en gran medida, está impulsada por las PYME y Micropyme.
En ese sentido, es interesante analizar en que contexto socioeconómico opera la pequeña y mediana empresa en el país. Las estadísticas del Banco Mundial ilustran los abruptos cambios en el movimiento del PBI nacional en los últimos 50 años, con pronunciadas caídas en 1985, 1989, 2002 y 2009. A eso debe agregarse las consecuentes crisis sociales, la inestabilidad de la moneda, la existencia de monopolios y los cambios en los costos de las tarifas, entre otros factores, que dinamitan persistentemente la supervivencia a largo plazo de empresas y comerciantes. Por último, cabe observar que Argentina es uno de los países con mayor presión fiscal del mundo, con altos índices de economía informal y trabajo en negro.
Frente a esta situación, los comerciantes hacen grandes esfuerzos para preservar la rentabilidad de sus negocios, en un escenario de incertidumbre crónica y reglas de juego confusas. Más allá de las responsabilidades, es fundamental pensar desde los zapatos de la PYME y sus directivos, así como también asumir el compromiso que nos toca, desde el lugar que le corresponde a cada uno, para generar un cambio cultural y brindar garantías que contribuyan a la estabilidad de la PYME.
Las empresas aseguradoras tenemos el deber de proteger el conjunto de actividades comerciales y responder a las principales problemáticas que viven la pequeña y mediana empresa en la actualidad, desde el incendio de una propiedad, incendio de mercaderías, robos, daños, accidentes personales y gastos médicos, por citar los casos más típicos, brindando coberturas justas, a medida y con valores razonables.
Asimismo, los dueños de las PYME deben saber que cada negocio tiene riesgos específicos, y por eso es importante analizar con cuidado las coberturas que necesita la empresa antes de formalizar un seguro para la actividad comercial. En este punto el rol del Productor Asesor de Seguros está más vigente que nunca, su conocimiento del riesgo asesorando a la empresa es clave para poder obtener una cobertura a medida.
Brindar un marco más seguro y previsible para las PYME depende de la optimización de la oferta por parte de las aseguradoras y una mayor conciencia e información de los comerciantes a la hora de tomar decisiones. De la conjunción del esfuerzo colectivo surgirán más y mejores alternativas para que las PYME puedan crecer y subsistir en el tiempo.