Antes de la llegada de la pandemia a Europa, el cierre de las fábricas, que suspendía temporalmente la fabricación en China, puso en riesgo el suministro de bienes intermedios. Para limitar tales riesgos, es probable que los gerentes de la cadena de suministro diversifiquen sus fuentes de suministro. Si bien no se espera que China pierda su posición como proveedor global, las consecuencias de la pandemia podrían brindar oportunidades para los países de Europa Central y Oriental (CEE) en este proceso de diversificación, con una mayor participación en las cadenas de suministro mundiales.
El comercio exterior y la inclusión en las cadenas de suministro ya habían aumentado en los últimos años. Este proceso fue respaldado por el acceso de la mayoría de los países de CEE a la Unión Europea en 2004. Además, una fuerza laboral cualificada, la proximidad geográfica a Europa occidental, los bajos costos laborales, una infraestructura relativamente buena y un clima de negocios estable atrajeron diversas inversiones. En los últimos años, la región de Europa Central y Oriental ha pasado a ser la «cadena de montaje» para las empresas de Europa occidental, con la intención de evitar permanecer en la cadena de producción de menor valor. La región podría estar bien posicionada en la revisión post-crisis de las cadenas de valor mundiales y su posible reubicación.
Sin embargo, competir con menores costos laborales frente a Europa occidental no es suficiente. La región de CEE ya ha avanzado en la mejora de su productividad mediante un uso más extendido de la automatización y la «robotización». Sin embargo, este proceso acaba de comenzar y se necesitan más inversiones para alcanzar una situación favorable. El aumento de la automatización y la digitalización son cuestiones clave para seguir siendo competitivos en el marco de una mayor productividad.
Varios sectores afectados
Los países de CEE no solo podrían beneficiarse del pilar de la industria manufacturera (por ejemplo, el sector automotriz), una vez que pasen por el shock del coronavirus y las debilidades cíclicas, sino que también pueden atraer la reubicación de otras industrias. Esto podría incluir la producción de equipos eléctricos y electrónicos, pero no se limitaría solo a ellos, también hay potencial en la maquinaria, los productos químicos, así como en transportes y almacenamiento.
La región podría adaptarse rápidamente a la demanda, cuando las cadenas de suministro de determinadas industrias estuvieran dispuestas a aumentar su participación o entrar en la región. Hace muchos años, los principales países de Europa Central y Oriental atrajeron inversiones en sectores de bajo valor añadido. Esta vez podría surgir una oportunidad similar para los Balcanes Occidentales. Esos países ya han atraído inversiones en automoción, equipos eléctricos, maquinaria, productos químicos y metalurgia, y están bien posicionados para reunir nuevas reubicaciones en las industrias manufactureras. Además, existe una oportunidad significativa para externalizar servicios a Europa Central y Oriental gracias a la digitalización y una gran reserva de talentos en materia de TIC.
La reciente pandemia confirmó que muchos trabajos pueden realizarse desde casa, lo que significa que pueden ubicarse en otro lugar alternativo al lugar de trabajo doméstico original. Si los países de Europa Central y Oriental invierten más en digitalización, se podría impulsar la afluencia de servicios, particularmente en los países bálticos y los países de Europa Central y Oriental más desarrollados, incluyendo la República Checa, Hungría, Polonia, Eslovaquia y Eslovenia.