Contaminación, calentamiento global, escasez de agua, deforestación, consumo excesivo de plástico y pérdida de biodiversidad son algunas de las principales problemáticas que nos aquejan en la actualidad. Por tales motivos, y con el fin de fomentar la conciencia y la acción global a favor de la protección ambiental, todos los 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente.
Las cifras son alarmantes: según Naciones Unidas cada año se producen a nivel mundial más de 400 millones de toneladas de plástico… y menos del 10% se recicla. Se estima que entre 19 y 23 millones de toneladas de desechos plásticos terminan en lagos, ríos y mares. Asimismo, los microplásticos invaden los alimentos, el agua e incluso el aire.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) señala que la influencia de los seres humanos ha calentado la atmósfera, los océanos y la tierra y que esto está ocasionando daños irreparables a nuestro bienestar y a la salud del planeta. El dióxido de carbono (CO2) ha aumentado un 47,3% y ha alcanzado medias anuales de 410 partes por millón. El metano (CH4) se sitúa en 1866 partes por mil millones, un incremento del 157,8%.
Los fenómenos meteorológicos extremos se han vuelto más frecuentes e intensos, acarreando pérdidas cada vez más irreversibles. Precisamente, en marzo, Argentina registró una ola de calor sin precedentes, y llegó a temperaturas cercanas a los 40°C. También las sequías, los incendios, la megaminería y el aumento del nivel del mar son temas que necesitan una pronta resolución.
“Si bien estamos en un momento de ‘multicrisis’ climática, también se observa una mejora en el vínculo entra la sociedad y la naturaleza”, afirma Magdalena Urdampilleta, líder del Observatorio de Tendencias de Seguros SURA. Y agrega: “Se están dando una serie de tendencias positivas en relación con esta problemática, especialmente en los jóvenes”.
En este sentido, predomina en el último tiempo un aumento de conciencia de la relación directa que existe entre la destrucción del medio ambiente y el deterioro de la salud. Como consecuencia, algunos grupos de personas han realizado profundos cambios de hábitos y de estilo de vida, basado en el consumo reflexivo. Esto quiere decir que la gente, al momento de realizar compras, tiene en cuenta su impacto ambiental y social. No obstante, esto lleva a identificar aquellos que sufren “ecoansiedad”, o sea la excesiva preocupación, culpa y angustia por el estado del planeta.
Urdampilleta también describe tendencias que involucran a gobiernos, empresas y organizaciones. Por un lado, hay un mayor compromiso en cuanto a los procesos de producción de los productos y servicios. Por otro, se observa más responsabilidad al financiar y ejecutar proyectos e iniciativas, alineados con la integridad del planeta y sus objetivos de desarrollo sostenible.
Un claro ejemplo de esto es el Movimiento B o Sistema B que apunta a una economía que pueda crear valor integral para el mundo y la Tierra. Las empresas de triple impacto o Empresas B son aquellas que nacen con el propósito de lograr una transformación social y ambiental positiva. Actualmente, hay 900 empresas B en Latinoamérica y juntas facturan 63 billones de dólares. En Argentina son 128 las que ya tienen esta certificación y varias están en proceso de serlo.
En esta misma línea, el sector asegurador está asumiendo un rol cada vez más dinámico en las acciones de cuidado del planeta, además, de proporcionar seguros que cubren riesgos relacionados con eventos naturales extremos, como heladas e incendios forestales. “En Seguros SURA contamos con un ecosistema de aplicativos propio, GeoSURA, que visibiliza elementos clave para el análisis de variables y fenómenos meteorológicos y que permite tomar decisiones para transformar situaciones en oportunidades”, afirma María Fernanda Muñoz, líder Riesgos Agrícolas de Seguros SURA. Y concluye: “Creemos que es fundamental brindar a nuestros clientes herramientas para gestionar de manera integral los riesgos climáticos de los cultivos o ganado, no solo por una cuestión económica, sino también de salud social y planetaria”.
