«El mapa de los inversores institucionales del país se fue modificando a medida que la macroeconomía se distorsionaba en los últimos años. Antes de la instauración del cepo cambiario y de que la economía se deteriorara, las inversiones financieras de las aseguradoras más que duplicaban a la masa que administraban los fondos comunes de inversión (FCI). A tal punto era la importancia del sector asegurador que el gobierno creó el «inciso k» en 2012 para destinar parte de sus inversiones a la economía real. A fines de 2014, el nivel de inversiones de ambos sectores estaba casi equiparado», señala una nota de El Cronista Comercial.
Según los datos que da a conocer el matutino porteño, las inversiones de los FCI eran el 41,9% de las que administraban las aseguradoras en 2010; el 49,5% en 2011; el 60,2% en 2012; el 73% en 2013, y el 96,46% en 2014.
El nivel de inversiones de las aseguradoras a diciembre de 2014, informado por la SSN, es la última información disponible sobre el sector. Probablemente, cuando se pueda comparar el primer trimestre de 2015 con los datos de la CAFCI, los fondos hayan equiparado o superado el nivel de inversiones de las aseguradoras.
«El crecimiento de la industria de FCI se debe principalmente a la fuerte emisión monetaria, que implica altos niveles de liquidez; el cepo cambiario, que impide a las empresas girar dividendos al exterior o pagar sus importaciones, y las regulaciones que obligaron a las aseguradoras a repatriar sus inversiones a fines de 2011», explica El Cronista, donde se revela que la industria de FCI administraba $ 20.747 millones a fines de 2010; $ 45.150,3 millones en 2012, y $ 132.310 millones a diciembre de 2014. Los inversores buscan fondos conservadores, de renta fija, y a corto plazo para estacionar el dinero hasta que se abra el cepo cambiario.
En cambio, las inversiones de las aseguradoras sufrieron una mayor regulación. Además, completan, la menor actividad económica de los últimos años impactó en la demanda de seguros y la mayor inflación redundó en ajustes de primas y de aumento de costos de siniestros y de operación. En tanto, las empresas afrontaron el desafío de buscar inversiones que mantengan el valor real de sus reservas. Con todo, muchas compañías registraron recurrentes resultados técnicos negativos, pero compensados con rendimientos financieros positivos de sus carteras.
El nivel de inversiones de las aseguradoras ascendía a $ 49.541 millones en 2010, pasó a $ 75.000 millones en 2012, hasta llegar a $ 137.164 millones a fines de 2014. Las aseguradoras también han sido propensas a invertir en renta fija y FCI. En tanto, además de la falta de calidad de algunos activos del «inciso k», el sector advierte que su alta proporción en la cartera limita su capacidad de maniobra.
La actividad para los FCI en 2015 seguirá siendo favorable mientras siga vigente el cepo cambiario.
Según indican, el desafío comenzará en 2016, con un nuevo gobierno, cuando el sector deberá mostrar una mayor sofisticación en la oferta de fondos.
Para la calificadora FixScr, se mantiene una perspectiva negativa para el sector asegurador debido a «la continua y creciente intervención gubernamental en la industria de servicios financieros». Y una suscripción moderada en términos reales «teniendo en cuenta las perspectivas de una contracción de la actividad económica para el corto plazo junto con una menor demanda de seguros en el mercado argentino y mayores tasas de inflación». De allí sale la masa de dinero para realizar las inversiones.