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Integración de aplicaciones: acelerando la digitalización en aseguradoras

Por Agostina Fernández, Sales Manager para Argentina y el Cono Sur.-

La tendencia a futuro tanto en bancos como en aseguradoras es hacia esquemas abiertos, ágiles y colaborativos. Tanto Open Banking como Open Insurance promueven modelos de negocio y ecosistemas de relacionamiento que llevan a un conocimiento 360º del cliente (ya que varias empresas comparten los datos sobre los perfiles de los que disponen), a la apertura de los servicios financieros para que sean ofrecidos por empresas de otras industrias (marketplaces de comercio electrónico, empresas de servicios públicos) y a una aceleración sin precedentes de la innovación.

Para que esto se haga realidad, es fundamental un cambio de mindset: los bancos y las aseguradoras siempre se caracterizaron por ser muy celosos de los datos -situación que se potencia por tratarse de mercados altamente regulados- y por mirar a la competencia de reojo.

No importa cuántos años lleve la empresa en el mercado ni qué tan grandes sean sus operaciones, lo que marcará la diferencia será su capacidad de liderazgo. Las organizaciones con un management que tenga la visión de proyectarse hacia el futuro lograrán dar este salto sin inconvenientes. Aquellas cuyos líderes estén estancados en el pasado o apalancados sobre los éxitos de otros tiempos tal vez se sorprendan en la medida en que sus competidores avancen en sus modelos de transformación.

Pero más allá de esta verdadera revolución cultural que debe vivir la industria, y sobre la que avanza a toda marcha gracias a, entre otras cosas, las nuevas demandas de los consumidores y a las disrupciones que representan las fintech y las insurtech respectivamente, queda además una deuda técnica: la integración de las aplicaciones innovadoras con los sistemas heredados. Dicho de manera coloquial: cómo hacer para que lo “nuevo” dialogue con lo “viejo”.

La herencia tecnológica

Los bancos y las aseguradoras son dos de las industrias que tienen una de las herencias tecnológicas más grandes. Esos sistemas core que demostraron ser fiables y robustos -y que lo siguen siendo- muchas veces representan también un obstáculo en el camino hacia la modernización y la transformación digital. No se trata de una generalización: hay empresas que lograron estructurar una arquitectura de sistemas sólida y con excelentes niveles de flexibilidad y agilidad para dar soporte a tecnologías que ni siquiera se habían inventado en el momento en que fueron concebidos.

Por eso, la integración -y su nivel de dificultad- debe ser uno de los primeros puntos a considerar en la etapa de relevamiento de cada proyecto. ¿Es factible? ¿Habrá que interactuar solo con los sistemas legacy del banco o también con aplicaciones de terceros? ¿Hay riesgo de que la obsolescencia de determinados sistemas sea una barrera insalvable para incorporar nuevas tecnologías?

La importancia de una plataforma integrada

Aún así, la evolución continúa a velocidad vertiginosa. Tarde o temprano, los bancos y las aseguradoras deberán migrar a plataformas que ya integren todas las operaciones del negocio, que apoyen la interoperabilidad y que permitan una visión a futuro. Con el uso de soluciones como las que brindan SAP y SAP Fioneer, por ejemplo, la integración deja de ser un problema y pasa a convertirse en un elemento resuelto desde el inicio: todos los procesos de la industria están contemplados bajo el paraguas de las mejores prácticas. Herramientas más recientes, como SAP Fioneer Cloud, promueven la transformación hacia modelos abiertos y fáciles de integrar con base en cuatro principios: centricidad en el ecosistema, excelencia operacional, satisfacción del usuario y sostenibilidad.

La integración no es meramente un tema tecnológico. Es, en definitiva, la llave para tener procesos fluidos, eficientes y coherentes, en los que los datos se conectan y se traducen en mayores niveles de productividad, mejores productos y servicios, ahorro de costos o incrementos de la rentabilidad, con un impacto directo tanto en la experiencia del empleado como en la del cliente.

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