La tecnología Blockchain tiene un gran potencial para la lucha contra la corrupción. Si bien es más conocida por su estrecha relación con las criptomonedas, sus aplicaciones pueden ser beneficiosas para otros ámbitos, como por ejemplo evitar los títulos académicos falsos. Sin ir más lejos en México las universidades optan por entregar los certificados grabados en Blockchain lo que permite en tiempo real verificar la autenticidad de los mismos.
Sin entrar en tecnicismos, el Blockchain (o cadenas de datos en español) es una base de datos, compartida (con más de 300.000 copias en el mundo), transparente e inmodificable. Por sus características resuelve problemas de confianza y es ideal para almacenar información histórica, con trazabilidad imposible de modificar. Sobre esta tecnología surgieron los contratos inteligentes basados en algoritmos de software, sin sesgos o intereses propios y sirven para resolver problemas cotidianos basados en reglas lógico/matemáticas. Por ejemplo, en el caso de una herencia se podría chequear que al cumplir 18 años, mensualmente se transfiera una suma de una billetera a otra y así evitar que sean personas quienes deban ocuparse de la sucesión. La contratación pública es la principal fuente de corrupción política en todo el mundo. Todos conocemos al menos un caso donde un “empresario cercano” al gobierno de turno ganó una dudosa licitación. Esto sucede porque los procesos de selección de proveedores son complejos de seguir, entender y requieren del juicio humano. Esto no solo genera un enorme desperdicio financiero, sino que también distorsiona los costos, dilapidan una competencia saludable y, a menudo, dan como resultado productos deficientes, servicios ineficaces, obras inconclusas, entre otras consecuencias.
Cómo puede ayudar la tecnología Blockchain: si las licitaciones y contrataciones públicas se celebran a través de contratos inteligentes, en ellos se registrará de forma inmutable toda la información inherente a la operación y quedará disponible para ser consultada de forma anónima por cualquier individuo. Esto aumenta la transparencia y la responsabilidad de las transacciones y actores, por el control ejercido por los ciudadanos y las elecciones realizadas por algoritmos sin favoritismos. ¿Qué pasaría si en las licitaciones el ganador queda registrado para la posteridad de manera inalterable en la Blockchain y la adjudicación la realiza un algoritmo? ¿Qué pasaría con las declaraciones juradas, si fueran inalterables en el tiempo, lejos de los archivos en papel y las bases de datos manejadas por el estado. ¿Podríamos bajar la corrupción?, seguramente sí, pero en Argentina la tecnología suele verse como un enemigo.
En la actualidad, de las 20.536 localidades que componen a la Nación Argentina, solo en 41 se publican los datos de manera accesible para los ciudadanos, los medios de comunicación y la sociedad. Y de esas 41 localidades, en promedio solo se tiene acceso a un 25% de los datos [https://2020.indicedatosabiertos.org/faq/]. Además, en la mayoría, no existen herramientas para realizar consultas de forma fácil y en donde se ha realizado ha sido gracias al accionar ciudadano como es el caso de Bahía Blanca. Algo que sorprende es que para conocer la declaración jurada de un servidor público hay que ingresar datos personales (nombre, apellido y documento) del solicitante.
La automatización de procesos de negocio resuelve también problemas del mundo real conectando con soluciones Blockchain que aportan valor. Actualmente hay muchas empresas que tienen en agenda explorar soluciones en torno a Blockchain en el 2022. Es difícil de entender como teniendo una herramienta capaz de aportar tanto valor a la transparencia y a la ciudadanía, se sigue eligiendo el camino de la oscuridad y la desinformación.