Por Mariano Nimo, Gerente General de Afianzadora.-
Los resultados electorales de las PASO parecen coincidir en una cuestión fundamental; cuando hay ajuste fiscal los oficialistas sufren en las urnas. De la misma manera que Macri y sus amarillos recibieron un fuerte revés electoral en los principales bastiones electorales en las PASO de 2009, la historia se repite en este particular 2021 donde Alberto, Cristina y sus aliados recibieron un resultado que ni el más osado de los encuestadores pudo predecir.
Cuando analizamos las causas observamos un factor común: el ajuste fiscal. A pesar de la semántica oficialista, la primera parte del año transcurrió en un severo ajuste fiscal que, en conjunto con la alta inflación, fue licuando el principal problema osificado argentino: el desmedido Gasto Público. Coincidentemente con lo que sucedió en el último año macrista, donde prácticamente entregó un déficit fiscal primario anual en equilibrio (0,44% del PBI), el primer semestre del 2021 clona esa situación con los mismos guarismos (0,5% del PBI). Independientemente que existen otras valoraciones (cuarentena, poder adquisitivo, libertades, escuelas cerradas, inflación, vacunas, Olivos gate, etc), claramente la contracción del gasto en épocas de elecciones constituye un suicidio electoral.
Empieza la carrera por revertir el abrumador avance de la oposición, inyectando dinero en el mercado, para llegar a noviembre con otra sensación. El presupuesto 2021 estipula un déficit de 4,5% del PBI para este 2021, y sólo se consumió un 0,5% en los primeros seis meses. Sin dudas, estos 4 puntos completos disponibles serán fundamentales para cambiar el humor social, buscando un achicamiento de la abrumadora distancia de las PASO.
Mientras tanto, los seguros de caución contractuales crecerán al calor de esta inyección intensiva monetaria que, entre sus distintas modalidades, también conducirá bonanza a través de la Obra Pública. La negativa repercusión en la macro es predecible pero… ¡lo que importa es noviembre!
