Medio Ambiente Prevención

El impacto ambiental del desperdicio de alimentos

El 91% de los ciudadanos encuestados a nivel mundial desconoce que la manera en la que comemos, producimos y desperdiciamos los alimentos es la mayor amenaza a nuestro planeta, de acuerdo a un nuevo estudio publicado en el Día Mundial de la Alimentación por WWF, entidad que Fundación Vida Silvestre Argentina representa en el país. El sistema alimentario es el mayor consumidor de recursos naturales y emisor de gases de efecto invernadero. A pesar de usar el 34% de la tierra, consumir el 69% del agua, y ser la principal causa de deforestación y de la pérdida del hábitat, un tercio de todos los alimentos producidos no se consumen. El sistema alimentario es responsable de una cuarta parte de las emisiones de  gases de efecto invernadero, y de este 25%, un tercio provienen del desperdicio de alimentos.

La encuesta revela que el 40% de los jóvenes encuestados de entre 18 y 24 años creen que el impacto no es significativo. Mientras tanto, el 80% de los encuestados manifiesta que se puede hacer más para abordar el problema: el 66% quiere que los gobiernos adopten medidas más firmes y el 60% desea que las empresas aumenten sus esfuerzos.

La buena noticia es que podemos hacer que el sistema alimentario funcione para las personas y la naturaleza. Si los alimentos se producen de manera más sostenible, se distribuyen de manera justa y se consumen de manera más responsable, podemos alimentar a todos sin destruir más bosques, ríos y océanos. Necesitamos aumentar la conciencia de la gente sobre el origen de los alimentos y cambiar nuestros comportamientos para garantizar el correcto funcionamiento de nuestro sistema alimentario«, afirma João Campari, Líder del Programa de Alimentos de WWF Internacional.

La encuesta realizada a 11.000 personas fue encargada por WWF y efectuada por YouGov en Australia, Brasil, Colombia, India, Indonesia, Malasia, los Países Bajos, Sudáfrica, el Reino Unido y los Estados Unidos. La seguridad alimentaria en estos países está amenazada por los daños a la naturaleza que han sido ocasionados por la producción, el consumo y el desperdicio de alimentos de alto impacto.

La semana pasada, un informe histórico de la ONU destacó las amenazas causadas por y hacia el  sistema alimentario debido al cambio climático, así como  el escaso período de tiempo que tenemos para actuar. Si bien ya se está realizando un gran trabajo para mejorar el sistema alimentario, debemos trabajar en todos los sectores a mayor escala y con mayor urgencia», declara Campari.

De acuerdo al último informe presentado en el 2017 por la Organización de la Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el desperdicio de alimentos en Argentina llega a 16 millones de toneladas anuales, a razón de 38 kilos per cápita. El mayor porcentaje está dado por las pérdidas ocasionadas en las etapas de producción, procesamiento y logística, hasta llegar al punto de venta.

Trabajando juntos hacia un sistema alimentario sostenible, tenemos el poder de posicionar la producción de los alimentos en la agenda de conservación y así ayudar a proteger nuestra seguridad alimentaria mundial”, añade Campari.

Para trabajar hacia un sistema alimentario sostenible, WWF ya cuenta con cerca de 100 programas en todo el mundo, en colaboración con gobiernos, productores de alimentos, empresas y otras organizaciones no gubernamentales, y en los próximos meses, presentará nuevos programas globales. Con el fin de lograr cambios transformadores en el sistema de alimentos, WWF está adoptando un enfoque múltiple, centrándose en tres áreas clave: la producción sostenible, las dietas sostenibles y la pérdida y desperdicio de alimentos.

Por su parte Manuel Jaramillo, Director General de Fundación Vida Silvestre Argentina, señaló:

En este sentido, desde Fundación Vida Silvestre trabajamos para generar procesos para una producción sostenible de alimentos. Estos procesos implican la implementación de mejores prácticas compatibles con la conservación de la biodiversidad en nuestras ecorregiones prioritarias, los pastizales Pampeanos, los bosques Chaqueños, la selva Misionera  y el Mar argentino. La producción sostenible debe fomentarse a través de una mejor planificación e incentivos de mercados y finanzas. Argentina tiene la oportunidad de transformase en uno de los principales productores de alimentos saludables, producidos de manera responsable, respetando los derechos de las poblaciones locales y los pueblos originarios, asegurando la conservación de nuestra rica biodiversidad y de manera climáticamente inteligente. No aprovechar esta oportunidad, sería otro gran error en nuestras posibilidades de desarrollo sustentable.”