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El dilema de resolver los problemas de MAÑANA con ideas de HOY y herramientas de AYER

Por Gabriel Mysler, CEO de Innovation@Reach.-

No digo nada nuevo si afirmo que la velocidad del cambio se acelera cada vez más y que la obsolescencia llega cada vez más rápido.  Hoy es el pasado del futuro, por lo que lo que no aprendemos hoy, no lo sabremos mañana. 

Lo peor del caso, es que tenemos en nuestro cableado cerebral una “programación de fábrica” que nos convence de que el futuro es la continuidad del pasado, de este modo se conforman las rutinas, los hábitos y los reflejos. Así lo afirmaba Daniel Kahneman: “Pensamos en el futuro como memorias anticipadas”. En otras palabras, imaginamos y pensamos el futuro con elementos que sacamos de nuestra memoria…

Es necesario “hackear” esta tendencia. Necesitamos romper este círculo y para eso la herramientas más poderosa es el aprendizaje.  El aprendizaje no siempre es acumulativo, a veces es destructivo, hay que desaprender, desatar nudos y disolver verdades que quedaron obsoletas…

Ya bastante complicado es resolver problemas del futuro con ideas de hoy, pero es complejo – y hasta caótico – intentar hacerlo con herramientas y conocimientos de ayer!

Y sin embargo, tenemos una libreta llena de excusas cuando se trata de explicar por qué no somos aprendedores seriales, por qué domesticamos y aplacamos nuestra curiosidad y nos convencemos de que no hace falta seguir aprendiendo.

De estas excusas va esta nota. Bienvenidas las que quieras enviarme para engrosar mi libreta de excusas…

No sos vos, soy yo…

Esta famosa frase – usada tantas veces para terminar una relación amorosa (comercial o societaria) – no da lugar al debate. Cuando alguien afirma que la causa del fin de la relación no está en el otro, sino en uno mismo, cierra la puerta a que el otro pueda proponer un cambio y repensar la relación.  

Lo que es maravilloso de la mente humana es la capacidad de usar excusas diferentes, según nos convenga.  ¿Por qué no afirmamos que la culpa es nuestra cuando intentamos explicar nuestra negación a continuar aprendiendo? Por qué no asumimos que es nuestra la culpa por la falta de capacidad de reinventarnos o de evolucionar a partir de la incorporación de nuevas habilidades, destrezas y conocimientos?  Aquí aseguramos – sin dudar –  que las culpas están afuera, en el otro o en el contexto.  Aquí no decimos “No sos vos, soy yo”. Afirmamos con convicción “No soy yo, sos vos”.

Nuestra capacidad de encontrar pruebas que justifican nuestra posición es asombrosa. Una de las mayores excusas que ponemos es cuando aseguramos: “El estudio está sobrevalorado… mirá sino a Bill Gates, a  Steve Jobs, a Michael Dell o a Mark Zuckerberg, ¡Todos ellos abandonaron la universidad! ¿Por qué yo debería seguir? “ Claramente este pensamiento conforma a muchos. No es lo que se dice un pensamiento sistémico, evalúa parcialmente una realidad y se aferra a la parte que le sirve para justificar su punto de vista. ¿Qué características adicionales tienen estas personas, en qué ambientes se desarrollaron, qué otras cosas hacían que yo no hago, qué tenían que yo no tengo, qué sabían que yo no sé? Aquí aplica el sesgo del sobreviviente, afirmamos que algunos casos particulares permiten inducir las reglas con certeza absoluta.

Para muestra, basta un botón… pero aquí hay una mercería completa…

Las excusas y racionalizaciones pueden ser de los más diversas y a veces divertidas… aquí van algunas de las que vengo coleccionando desde hace años…

  •  “Me va bien así”. (Aplica el principio de la ingeniería de “If it works, don’t fix it”, solo que mal aplicado. Este principio funciona si y sólo si TODAS las condiciones presentes no cambian, pero no funciona en contextos de cambio, evolución tecnológica, cambio social o disrupción)
  • Nos comparamos con lo que saben menos que nosotros. (Esa costumbre tan arraigada de mirar para abajo y no para arriba, de fijar la vara a la altura de nuestro salto menos esforzado)
  • “Ya estoy grande para esto. Mirá si voy a ir a la universidad de nuevo!” (No comments)
  • Minimizamos el esfuerzo, dedicación y tiempo que implica el aprendizaje y por ello lo dejamos para más adelante, para cuando tengamos un “ratito” (Lo que llamamos lisa y llanamente procrastinar, ¿no?)
  • “No se puede ser perfecto y saberlo todo, permitime un poco de ignorancia…” (Nos convencemos que lo que sabemos es mucho más que lo que no sabemos)
  • Minimizamos lo que no sabemos y nos convencemos que con unas líneas de Phyton podemos hacer una App exitosa en 2 días
  • “¿Ahora me vas a contar que mi pronunciación de Inglés no es buena, cuando todos me entienden perfecto?” (No escuchamos ni al mercado ni a nuestros pares cuando nos señalan o sugieren espacios de mejoras y además nos ofendemos)
  • Buscamos rodearnos de gente que esté convencida que somos una cruza entre Einstein y Elon Musk (Escuchamos embelesados los cantos de sirena de madres, abuelas o novios que nos ven como semidioses)
  • “Yo solo me capacito en lo que me interesa” (Nos perdemos de navegar nuevas aguas, nos separamos del mercado y de las tendencias)
  • “Tengo 20 años de antigüedad, nadie me va a despedir y me jubilare aquí” (Nos convencemos que la tradición, la historia y los sindicatos jugarán siempre de nuestro lado protegiendo el espacio y el sueldo que tenemos)
  • “Nadie te paga por lo que sabes, te pagan por lo que pareces.” (Como te ven te tratan,  decía la diva argentina Mirtha Legrand, claro que no dijo nada de saber o de no saber…)
  • “¿Qué me falta? ¿Qué tan importante es? Qué diferencia real hace?” (Desvalorizamos la necesidad de mejorar, menospreciando la ventaja de hacer el esfuerzo adicional)
  • “Si estudias o te capacitas, te pagan lo mismo. No vale el esfuerzo” (Pensamos en el corto plazo y en el empleo. Pero lo más importante no es el empleo sino la empleabilidad y aquí la capacitación hace a la diferencia)

Finalmente…

Muchas de estas excusas pueden ser potencialmente peligrosas porque nos dejan en un lugar de confort. “Hacemos lo que podemos”. Hacemos tan solo lo que nos es más cómodo o lo que nos cuesta menos esfuerzo.

Hay muy pocas certezas en este mundo VUCA o BANI o como queramos llamarlo. La incertidumbre y la ambigüedad hacen borrosa la visión hacia adelante y es necesario tener cada vez más herramientas e instrumentos para navegar las contradicciones. De las pocas cosas que podemos afirmar con absoluta certeza es que vamos a pasar el resto de nuestra vida en el futuro  (y no en el pasado ni el presente). Prepararnos para el futuro es continuar aprendiendo. Y aceptar que “nos sos vos… soy yo”.