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El camino a la Meta

Foto: memberpress
Por Martín Cañeque, CEO y fundador de PHARUS People & Business.-

Mucho se ha escrito sobre cómo trazar un Plan adecuado para alcanzar las Metas que uno se ha propuesto, en un plazo razonable de tiempo y sin morir en el intento. Pero una de las etapas que más falla en las empresas de nuestro país, es la fijación de esas Metas. Casi siempre son demasiado exigentes, desproporcionadas y hasta inalcanzables. 

De hecho, esta pandemia que transitamos de manera inesperada e inédita, obliga en muchos casos al replanteo de las mismas, independientemente del tamaño y perfil de la organización: desde un Productor Asesor de Seguros individual, un organizador o broker -en sus diferentes dimensiones-, hasta una compañía de seguros, por mencionar a los principales operadores en la cadena de valor del mercado asegurador.

Lo cierto es que las dificultades a la hora de fijar Metas no es propio de este contexto, sino que se debe generalmente a alguno de los siguientes motivos clave: 

  1. Quien fija la Meta no tiene experiencia en hacerlo y todo le parece posible y alcanzable (subestima el esfuerzo y tiempo que llevará). 
  2. Quien elabora la Meta no conoce bien cuáles son los recursos (humanos, económicos). 
  3. Quien define la Meta no sabe cuáles son sus fortalezas y debilidades (nuevo Gerente). 
  4. Quien hace el trabajo, trata de llegar a una Meta que otro fijó sin preguntarle previamente (ejemplo de las Casas Matrices y sus filiales en otros países). 
  5. Quien se ocupa de llevar adelante el Plan no cree en la Meta propuesta. 

Todo esto parece indicarnos que el proceso de elaboración de la Meta no se agota con la Visión que se ha tenido del futuro que se pretende alcanzar (etapa intuitiva), sino que hace falta también, realizar un exhaustivo análisis de las probabilidades que se tienen de llegar ileso a esa Meta (etapa de Diagnóstico) y los pasos que se deberán hacer para ello (etapa de Planificación). Pero como si esto fuera poco, será indispensable que las personas que lo acompañarán en el camino, se sientan comprometidas y motivadas con esa Meta (etapa influenciadora). 

¿Cómo deben ser las metas que nos proponemos alcanzar? 

Una regla mnemotécnica sirve para entender el camino:

M = Medibles (debe poder saberse cuándo se ha cumplido con ella y de qué manera) 

E = Específicas (deben ser concretas, claras, descriptas con claridad)

T = Trazables (deben ser parte de un Planeamiento Estratégico)

A = Alcanzables (deben ser reales, lógicas, posibles)

S = Sensatas (deben poder ser alcanzadas con los recursos que se tienen o se pueden conseguir)

¿Qué competencias debe tener quien fija las Metas? 

Para llegar a ser un buen “visionario” de Metas, se debe ser: creativo, abierto, flexible, sincero, racional, positivo, persistente, comprometido, seguro y con un gran conocimiento de sí mismo y de quienes lo acompañarán en el viaje. Y por sobre todo, debe creer profundamente en la Meta. 

¿Cómo debemos hacer para alcanzarlas? 

Es indispensable realizar una planificación que contemple los distintos Objetivos que se deberán ir alcanzando hasta llegar a la Meta final. 

En países como el nuestro, en los que no existe una cultura de Planificación, se tiende muchas veces a invertir incontables horas de esfuerzo en Planificar, para después guardar lo hecho en el fondo de un cajón, con la excusa de que en un país tan cambiante -y hoy en día, un mundo tan incierto por el COVID-19- no es posible prever lo que pasará. 

Pero quienes lo ven así no han desarrollado el verdadero potencial de una planificación, no han hecho el proceso creativo que se necesita para establecer distintos escenarios, prever diferentes vías de escape, formular alternativas, etc. No han descubierto una Meta lo suficientemente fuerte. 

“La Planificación constituye un arma invalorable para quienes la sepan utilizar, ya que provee a quien la posee, de una “cintura” que le facilitará cambiar el rumbo cuantas veces quiera, sorteando cualquier imprevisto, sin descuidar la Meta que se ha fijado”.