El avance tecnológico nos encamina hacia una futura generación de autos que se manejarán solos. De los diversos proyectos y prototipos de autos autónomos, el del Google es el que está más cerca de concretarse y se puede ver en las calles de California. Asimismo, son varias las automotrices que buscan producir este tipo de coches para el año 2020, tal como afirma una nota de Buena Fuente.
Estos avances tecnológicos impactan en la industria de seguros como consecuencia de la eliminación del conductor. Las señales de alerta se encienden cuando se comienza a analizar sobre quién caerá la responsabilidad ante un siniestro sino no lo conduce ninguna persona. Por tal motivo, hay quienes señalan que en el futuro se podría eliminar la necesidad de un seguro privado, ya que toda la responsabilidad en caso de accidente sería transferida al fabricante del vehículo, el creador de software u otros terceros.
Si los vehículos no discrecionales comunicativos se convirtieron en obligatorios, como la introducción de cualquiera de los modelos interactivos o por control remoto pueden requerir, no habría necesidad de un seguro privado, ya que toda la responsabilidad por AVs (vehículo autónomo) sería transferido a los fabricantes» dijo Jack Boeglin, estudiante de la Escuela de Derecho de Yale.
Según Boeglin, la libertad, la privacidad y la responsabilidad no son elementos independientes, pero todas las piezas juntas componen el rompecabezas de la regulación de los vehiculos sin conductor. Es como una fórmula, dice Boeglin: «El resultado final de esta depende del peso de cada elemento de la ecuación».
En el caso de lo que el estudiante llama «vehículos comunicativos discrecionales», aquellos en los que el conductor todavía puede anular la conducción autónoma, la culpa se ponderó de acuerdo con las pruebas recogidas por la computadora del vehículo. Pero en el escenario extremo, en el que el conductor renuncia completamente al control del vehículo, toda la responsabilidad iría al fabricante.