Füture Latam INESE.-Rodrigo Bedoya acaba de estrenar el cargo de presidente de FIDES (2021-2024). Toma el relevo de la presidencia en un año “sin precedentes” con grandes retos, pero también lleno de oportunidades: «2020 ha sido un año de oportunidades en el cual las empresas aseguradoras se vieron obligadas a acelerar dramáticamente sus planes de digitalización y atención remota a sus clientes».
En esta primera parte de la entrevista hablamos con el directivo de la hoja de ruta que se ha marcado la Federación Iberoamericana de Empresas de Seguros (FIDES) frente a la actual pandemia Covid-19, así como de los principales objetivos marcados en su agenda presidencial, la revolución del teletrabajo y la apuesta por el entorno digital.
¿Cuáles serán los principales objetivos marcados en tu agenda presidencial estos cuatro años?
2020 ha sido un año sin precedentes que quedará marcado por los devastadores efectos de la pandemia generada por el COVID 19. Representa el mayor golpe económico que el mundo ha experimentado en el último siglo generando crisis, recesión económica, presión o colapso en los sistemas de salud, incremento de los niveles de pobreza y mucha incertidumbre. Sus efectos se han sentido en todo el mundo casi sin excepción y ese es un impacto nunca antes visto en el mundo moderno.
A nivel general, la Agenda presidencial estará marcada por el trabajo y la gestión permanente que realiza la Federación para fomentar el desarrollo del seguro y reaseguro, apoyando, difundiendo y promocionando los grandes beneficios del sector para las economías y las personas en los veinte países miembros que representa.
En un nivel más específico, los objetivos estarán centrados en fortalecer la comunicación con los presidentes de las Asociaciones afiliadas para identificar sus principales inquietudes en los diferentes mercados y analizar como FIDES puede apoyarlos en temas específicos. Bien a través de la realización de estudios, análisis, consultorías, generación y/o compartimiento de data o información regional y la realización de gestiones ante sus reguladores sectoriales.
En el mundo corporativo actual la data es sumamente valiosa y necesaria en gran medida para la toma de decisiones en el día a día. En tal sentido, deseamos fortalecer a FIDES como gestor, consolidador y difusor de la información relevante de los mercados aseguradores afiliados a la Federación.
Aspiramos a que FIDES se convierta en una fuente de fácil acceso a la información estadística de los mercados que representa. Para ello, potenciaremos el contenido informativo y estadístico de nuestro portal y se realizará un manejo actualizado y dinámico de las redes sociales. También queremos elaborar un boletín trimestral, aunque este proyecto debe ser primero aprobado por el Consejo de Presidencia de la Federación.
FIDES continuará estrechando sus relaciones con la ASSAL (Asociación Supervisora de Seguros de América Latina), así como con otras instituciones relevantes del sector económico y financiero. Finalmente, deseamos también fortalecer relaciones e identificar gestiones de beneficio mutuo con nuestros asociados, la American Property Casualty Insurance Association (APCIA), American Council of Life Insurers (ACLI), dos instituciones que estamos seguros pueden compartir una serie de mejores prácticas con el resto de los asociados.
Finalmente, queremos ampliar el alcance del premio que se otorga al Asegurador Latinoamericano en cada Conferencia Hemisférica, con distinciones a las empresas y a los ejecutivos que estén liderando el sector en temas como la innovación en productos y servicios, la digitalización, la inclusión aseguradora, la responsabilidad social corporativa y otras categorías adicionales.
Frente a esta gran pandemia ¿Cómo está gestionando el seguro esta crisis sanitaria? ¿Y desde la FIDES?
A nivel del mercado asegurador iberoamericano, la pandemia ha afectado contundentemente al sector, aunque la mayoría de las aseguradoras de los mercados que representamos ingresaron en la misma bien capitalizadas.
Los principales efectos negativos fueron la caída de la producción, el crecimiento de la mora e incumplimiento de pagos en las carteras, el incremento sustancial en la siniestralidad principalmente en los ramos de seguros personales, las restricciones en el apetito de riesgo y las capacidades de suscripción, la afectación en las carteras de inversión como resultado del deterioro de los mercados, la devaluación de los títulos valores y la caída general en las tasas de interés, los cambios y las adecuaciones en las normativas regulatorias del sector y el incremento en las tasas de reaseguro, principalmente en los riesgos facultativos. Todos estos aspectos han tenido que ser gestionados por las aseguradoras en mayor o menor medida en prácticamente todos los mercados.
Se debe tomar en cuenta que no todos los efectos de la pandemia fueron negativos para el sector, ya que en varios mercados hubo un descenso en los índices de siniestralidad en varios ramos por efecto de las restricciones en la circulación y por el menor movimiento económico registrado durante gran parte del 2020. Estos impactos, sin embargo, beneficiaron mayormente a las compañías de ramos generales o no vida.
La nueva realidad de trabajo remoto y las distintas presiones generadas por la pandemia en las aseguradoras, determinaron la necesidad de una continua comunicación entre el sector y los entes reguladores de todos los países. En este marco, se dictaron en muchos mercados normativas o instructivos relacionados con diferimientos y flexibilización de plazos y obligaciones (tanto para las aseguradoras como para los asegurados), reprogramaciones, medidas tendientes a mantener vigentes las coberturas del seguro y se realizaron modificaciones a las normativas relacionadas con el cumplimiento de índices y parámetros financieros.
Un aspecto a destacar del mercado asegurador en este periodo fue su gran capacidad de adaptación a la nueva realidad, logrando mantener vigentes y funcionales todos sus servicios a los asegurados. Adicionalmente, debemos destacar también el gran factor humanístico, la compasión y la valoración de la vida del sector asegurador, ya que en muchos mercados otorgó cobertura al Covid, aun en casos donde este riesgo se encontraba tácitamente excluido en los contratos de seguro suscritos.
También ha sido un año de oportunidades…
Por supuesto, 2020 sido un año de oportunidades en el cual las empresas aseguradoras se vieron obligadas a acelerar dramáticamente sus planes de digitalización y atención remota a sus clientes. Prácticamente de la noche a la mañana, los CEOs de muchas compañías se despertaron a la realidad de tener que mantener operando a sus empresas de manera remota y muchos de ellos se dieron cuenta que no estaban preparados para esa realidad.
Desde la FIDES, se apoyó a todos los asociados durante este periodo de alta volatilidad a través de una permanente comunicación a fin de conocer la situación puntual de cada país. La Federación estuvo monitoreando las medidas que fueron adoptando los diversos gobiernos dentro de las cuarentenas establecidas, se intercambió mucha información, se realizaron reuniones virtuales, se atendieron decenas de consultas, se realizaron encuestas y se consolidó información regional de mucha utilidad para los asociados.
Finalmente y con el aporte de las asociaciones de cada país, la Federación emitió dos declaraciones que fueron distribuidas a las cámaras empresariales de cada país, a los reguladores y a varios medios de comunicación especializados. Con base en la información recibida respecto de los problemas generados y las necesidades del sector, se enviaron notas al presidente de ASSAL, planteándole nuestras inquietudes, nuestra posición como industria y el apoyo que se requería en cada caso.
¿Qué retos y desafíos tiene este año el sector asegurador latinoamericano?
El 2021 se presenta como un año de grandes retos y desafíos para el sector ya que los niveles de movimiento económico no retornarán todavía a los niveles pre-pandemia. En Ramos Generales, los índices de siniestralidad retornarán a los niveles anteriores a la pandemia, lo que implica que las compañías aseguradoras deberán mantener mucha disciplina en la suscripción y no caer en la tentación del incremento no rentable de la producción.
Se espera que la presión sobre el flujo de las aseguradoras continuará por lo que la gestión de cobranza se convertirán en un aspecto esencial del negocio. El desafío de las empresas será poder lograr adecuados índices de rentabilidad técnica con un estricto control de la siniestralidad y de los gastos administrativos.
En las compañías de ramos personales, el principal reto continuará siendo la administración adecuada y continuo monitoreo de los seguros de vida y de los portafolios de seguros subrogados a las entidades financieras como Desgravámen Hipotecario y Garantías, todo ello en función de los índices de mortalidad que se generen por causa específica del Covid 19.
En este tipo de aseguradoras el objetivo central será evitar que la siniestralidad alcance a afectar de manera significativa los estados financieros de las mismas, ya que ello supondría la necesidad de realizar importantes aportes de capital por parte de los accionistas y/o asumir mayor deuda para no caer en situaciones potenciales de insolvencia.
Muchas compañías de seguros de ramos personales fueron afectadas en su fortaleza financiera, principalmente por los fallecimiento a causa del Covid 19. Todas ellas deberían hasta este momento haber tomado las decisiones correspondientes para evitar la propagación del daño en esta gestión y apuntalar las estrategias necesarias para recuperar las pérdidas en el 2021.
Finalmente, uno de los grandes riesgos es el normativo. La intencionalidad de algunos gobiernos de paliar la necesidad de captación de recursos en esta época de pandemia y que deriva en la consideración de medidas como el incremento de la o las cargas impositivas que aplican al rubro. Estamos hablando de planteamientos que van desde el incremento de tasas en los impuestos a las remesas a los reaseguradores, hasta incrementos exagerados y lesivos para el sector de hasta el 100% en impuestos como ser el Impuesto a las Utilidades de las Empresas (IUE) que rigen en los países.
En el extremo, hemos ya evidenciado en algunos países la promulgación de normativas que obligan al sector asegurador a pagar siniestros sin recibir la prima de los asegurados. Esta situación no solo viola peligrosamente el principio universal del seguro que para que un asegurado sea sujeto de indemnización de un siniestro, primero debe cumplir con su obligación de pagar la prima a la aseguradora en el tiempo y en la forma establecida o acordada, sino que expone a las compañías de seguros a ingresar en una situación crítica de insolvencia o incluso la quiebra misma.
Desde FIDES, exhortamos a las autoridades de cada país a que al momento de considerar este tipo de normativas, primero se convoque a los representantes sectoriales del rubro para sostener un sano y proactivo intercambio de criterios e información para que luego, sobre la base de los mismos, se reflexione ampliamente sobre los posibles impactos a corto, mediano y largo plazo.
Si bien la necesidad de captación inmediata de recursos puede ser prioritaria y entendible para varios gobiernos, lo último que se pretende es afectar a un sector económico como el asegurador, con medidas que desincentiven la inversión, desaceleren el crecimiento del mercado, induzcan al achicamiento de las operaciones, desalienten la contratación de personal y en última instancia deriven en una menor recaudación impositiva.
¿Cómo se está transformado a nivel empresarial y laboral el seguro?
A nivel empresarial las aseguradoras se han visto obligadas a transformarse radicalmente durante la pandemia. Nuestro rubro se caracteriza en buena medida, por las interacciones personales entre los ejecutivos del sector y los asegurados. Frecuentemente se dice que “el sector asegurador es un negocio de personas” y la pandemia cambió radicalmente la forma de comunicarse entre todos los actores del mercado.
2020 ha sido un año de sobrevivencia para muchas empresas, donde el enfoque estuvo marcado por la prioridad de mantener las operaciones vigentes y funcionales en un contexto de una súbita e inesperada obligación de optar por el trabajo remoto.
Este año el objetivo de los aseguradores ha evolucionado a gerenciar efectivamente el negocio de manera remota y con la necesidad de establecer o consolidad los mecanismos digitales o virtuales para poder comunicarse eficientemente con los clientes (potenciales y actuales), con los agentes y con los corredores de seguro y de reaseguro, en un contexto donde las reuniones presenciales no retornarán a la normalidad el futuro inmediato. En este contexto, aspectos como el establecimiento de canales y esquemas puntuales de la gestión de venta, eficientes procesos de renovación y administración de pólizas y de atención de siniestros, se convierten en empeños fundamentales para todas las aseguradoras.
Entonces, ¿será el teletrabajo y los servicios digitales la nueva forma trabajar y comunicarnos con el cliente?
Sin duda alguna, el teletrabajo y los servicios digitales llegaron para quedarse, pero considero que debemos diferenciar ambos conceptos y puntualizar ciertos criterios al respecto. Los servicios digitales y en algunos rubros también el trabajo remoto, venían ganando espacio en los años previos a la pandemia, sin embargo, el inesperado advenimiento de la misma agilizó dramáticamente la masiva adopción de ambas tendencias.
Algunas grandes empresas en economías desarrolladas ya se han pronunciado en sentido que el teletrabajo, que antes era un proyecto piloto sin un plan ni alcances específicos, se convertirá en la forma habitual de trabajar en el futuro. La vuelta a las oficinas de los empleados será parcial para cierto tipo de empleos y una gran cantidad de trabajadores no volverán a desplazarse a su fuente de trabajo, a menos que sea requerido para temas puntuales o porque ellos decidan hacerlo por otros motivos.o.
Sin embargo, para muchos países latinoamericanos persiste un enorme obstáculo para poder consolidar los servicios digitales en el rubro de los seguros, ya que en varios mercados no existe a la fecha legislación vigente que permita la transaccionalidad digital en todo el proceso de cotización, adquisición, envío, gestión de cobranza, reclamos y administración general de una póliza de seguro. En este sentido, se debe reconocer que el sector asegurador quedó muy rezagado en comparación con la Banca, por ejemplo, que prácticamente en todos los países de la región, logró implementar servicios digitales que permiten a sus clientes la administración digital y virtual de casi todos los aspectos de sus necesidades financieras.
La digitalización es ya un elemento imprescindible ¿Qué estrategia tienen marcada en ese aspecto la Federación?
Desde FIDES apoyaremos y trabajaremos junto con las asociaciones de aseguradores de los países que todavía no han dado ese importante salto a estas irreversibles tendencias de la digitalización y la virtualización, para apoyarlos decididamente en la consecución de este importante objetivo. La estrategia para avanzar en el tema será compartir la información y los estudios con los que disponemos, de casos de éxito en países que han logrado dar ese paso y coadyuvar en la elaboración del “roadmap” que permita conseguir este objetivo.