Parafraseando a Arquímedes cuando describe la ley de la palanca, podemos afirmar que los datos son el punto de apoyo del que hablaba este científico griego hace más de 2200 años.
Hasta hace no mucho tiempo “Money makes the world go round”, era el paradigma. Esta expresión que instaló el musical Cabaret de Bob Fosse en 1972 remarcó por muchos años la importancia y posición central del dinero. Hoy, tal vez, ese eje esté girando del dinero a los datos. Mucho más que dinero, los datos pueden dar poder, un poder increíble. Los datos tienen ocultos en ellos – para quien pueda recolectarlos, ordenarlos, validarlos y significarlos – un poder inmenso para explicar el presente y, por sobre todo, predecir, pronosticar y hasta provocar el futuro.
Convertir los Datos en Valor
Transformar los datos en información y la información en conocimiento accionable, es el desafío más acuciante del presente y marcará el futuro de nuestras organizaciones.
Son cuatro las principales razones por la que los datos se vuelven tan relevantes:
- Se generan más datos que nunca
- Los datos están más accesibles
- Hay muchos datos que siempre estuvieron allí, pero por primera vez podemos verlos,
- Gracias la nube, Internet, Big Data, IA y Data Analytics, tenemos las herramientas para procesarlos.
El poder a nuestra disposición para trabajar con los datos es mayor que nunca. Pero los datos son como las acuarelas y los lienzos a un pintor, son tan solo su materia prima. Sin una idea, sin inspiración y sin un propósito no son más que simples datos, millones, trillones de simples datos. Es imperativo definir con claridad la intención: ¿Qué buscamos? ¿Qué intentamos dilucidar?, ¿Qué queremos entender?
Por lo general no le prestamos atención a formular las preguntas correctas, nos concentramos en buscar respuestas a las preguntas que tenemos. La avalancha de datos y la potencia de las herramientas a nuestra disposición para recolectar, almacenar y procesar datos es una tentación difícil de resistir. Nos ponemos muchas veces en marcha, corremos, sin habernos tomado el tiempo y el análisis necesarios para definir primero el destino. “Ningún viento te será propicio” – dicen los navegantes – “si no definís el puerto al que querés llegar”
Las “V” del Big Data son las “V” de la Victoria
Mucho se discute de que los datos cumplen con varías “V” que los definen. Si las “V” de los datos son 3, 5 o 7 como afirman algunos autores, es poco relevante. Lo que queda claro es que son muchas y cuanto más podamos poner el acento en las cualidades de estos datos, más podremos comprender su importancia y extraer de ellos información y conocimiento.
Me gusta pensar que los datos deben cumplir con:
- Volumen
- Variedad
- Velocidad
- Volatilidad
- Veracidad
- Validez
- Viabilidad
- Visualización
- Variabilidad
- Vulnerabilidad
- Valor
Explicado en un resumen casi telegráfico, podríamos sintetizarlos así: Cada vez es mayor el volumen de la información generada, la potencia de procesamiento actual y la capacidad de almacenamiento están haciendo posible su archivo y manipulación. La velocidad a la que se generan y renuevan los datos nos habla a las claras de acceso a los datos y procesamiento en tiempo real para no tener una foto del pasado, sino del presente. La volatilidad tiene que ver con la vigencia de los datos, con el “vencimiento” o la obsolescencia de los mismos. La variedad de datos incluye fotos, textos, compras, interacciones, mensajes, transacciones, videos, música, libros, series, formatos y tipos de datos que deben categorizarse y analizarse. Los datos además pueden ser variables por lo que deben estudiarse de modo estadístico (la misma variedad de té, puede tener sabor diferente cada vez que lo compro). También debemos asegurarnos que los datos son veraces, que la fuente y metodología de recolección es la correcta (de no ser así las conclusiones pueden ser incorrectas). La validez tiene que ver con la correlación entre los datos recolectados y nuestros objetivos
Dado que hablamos de cantidades inmensas de información, la manera de visualizarla y graficarla para poder interpretarla y utilizarla es de vital importancia. La vulnerabilidad de los datos no puede pasarse por alto. Al momento de recolectar y almacenar los datos la protección de los mismos al acceso indebido o robo es crucial.
Todo lo anterior tiene un solo objetivo que jamás debemos perder de vista: los datos deben transformarse en información que de valor, sin valor, todo este esfuerzo es fútil.
¿Qué ves cuando me ves?
Así preguntaba Divididos, la banda de Mollo y Arnedo. Aunque no necesariamente seamos conscientes del “milagro”, hoy podemos “ver” datos que no sabíamos de su existencia o que sospechábamos de ellos pero no podíamos probar. ¿Qué vemos cuando vemos los datos? La revolución es el hecho de poder verlos. Sin verlos – podemos afirmar casi de modo existencialista – los datos no existen, aunque allí estén.
Si bien lo microorganismos existen desde antes que el hombre poblara la tierra, poco se sabía de las causas de muchas enfermedades hasta que bacterias, virus y hongos pudieron ser “vistos”. Mucho del conocimiento era puramente especulativo hasta que aparece en escena el microscopio. Los investigadores estaban ciegos hasta que apareció esta herramienta. El perfeccionamiento del microscopio dio lugar a identificar a los agentes causales de la peste bubónica, la sífilis y la neumonía, entre otras. La revolución había comenzado.
¡Hoy tenemos a nuestra disposición un “Datascopio”! El poder increíble de “ver” datos “invisibles” a simple vista. Accidentes, enfermedades, daños, actitudes, reacciones, deseos y hasta emociones pueden ser comprendidos y predichos si podemos obtener, procesar e interpretar los datos. El mundo de los datos es inmenso y los incluye tanto datos estructurados como no estructurados. Una selfie es un dato, dónde y a qué hora estoy es un dato, con quien converso es un dato, si pago en término mis impuestos es un dato, si freno de modo brusco o hablo por celular cuando manejo es un dato, a qué hora me levanto y si desayuno o no, a quien sigo en Twitter, que música escucho, con que me emociono… son datos que pueden explicar millones de comportamientos que creíamos aleatorios y que, tal vez, al igual que con los gérmenes y las enfermedades, sí tengan una causa que nos era desconocida porque no podíamos verla.
Así como el microscopio permitió conocer con detalle a los microorganismos y entender el mecanismo de las enfermedades e infecciones, la revolución del Big Data junto con Data Science, Data Analytics y Machine Learning nos permite conocer patrones y detalles que desconocíamos o no podíamos manejar en el detalle.
El poder está en los datos. Buscarlos, almacenarlos, organizarlos, actualizarlos, priorizarlos, procesarlos e interpretarlos nos permitirá una mejor comprensión del mundo y de nuestro cliente. Pero como siempre, la materia prima carece de sentido sin una intención. El riesgo será convertir la herramienta en finalidad. Los datos deben girar siempre alrededor del propósito de nuestros emprendimientos y de nuestra organización. Solo así liberaremos el poder increíble que nos pueden ofrecer los datos: el conocimiento.