El estancamiento de los precios del petróleo está afectando a la liquidez de los países de Consejo de Cooperación del Golfo (CCG). Los ingresos fiscales del gobierno se están desacelerando, tensando la liquidez en el sector bancario, aumentando los costos de financiación y disminuyendo el crecimiento económico (2,1% en 2017 según la previsión de Coface). Según Coface, una reducción adicional en los subsidios estatales podría exacerbar la desaceleración del crecimiento de los depósitos.
Las tasas interbancarias se han incrementado y la oferta monetaria se ha reducido en la región. Esta situación ha sido particularmente preocupante para Omán y Bahréin, ya que poseen las menores reservas fiscales y externas de la región. Esto significa que las restricciones monetarias han tenido un impacto mayor para la financiación empresarial en estos dos países respecto a otros, como Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita, que se benefician de mayores reservas financieras.
En general, en 2017 se prevé un solidó crecimiento del crédito del 4,9%. Este crecimiento, no obstante, se sitúa muy lejos del crecimiento medio anual del 9,2% registrado entre 2012 y 2016.
Con recursos limitados, los bancos serán más selectivos en la concesión de préstamos en 2017 y 2018. Esto también limitará el acceso a la financiación para las empresas, especialmente para las pequeñas y medianas, ya que son las que presentan riesgos más elevados.”, comentó Seltem Iyigun, Economista de Coface.
Los mercados de capital desempeñan un papel cada vez más importante en la búsqueda de financiación
Los precios del petróleo cayeron más de un 75% entre mediados de 2014 y enero de 2016 y, se han recuperado parcialmente desde entonces. Este descenso de los precios se ha traducido en un deterioro de las condiciones financieras y empresariales en muchos países, lo que ha llevado a varios gobiernos a adoptar medidas de austeridad, como la cancelación de proyectos no prioritarios, el aumento de gastos administrativos y la disminución de algunos subsidios.
Massimo Falcioni, CEO de Coface para los países de Medio Oriente, declaró: “El sistema bancario de los Países del Golfo se enfrenta a nuevos desafíos tras la caída de los precios del petróleo. El costo de financiación se ha incrementado debido al alza de los tasas de interés en los EEUU, que invariablemente afecta al dírham de los EAU al estar vinculado al dólar, y son necesarios ajustes de capital, debido a la reciente implementación de los requisitos de Basilea III, que exige a los bancos poseer una cantidad significativa de activos líquidos de alta calidad en 2018-2019.”
La gran dependencia del petróleo ha reducido los ingresos fiscales en muchos países de la región. Esto a su vez, ha tenido un impacto en la liquidez del sector bancario y en los resultados de las empresas. Los presupuestos de la región para 2017 han mostrado recortes del gasto público que conllevarán el aplazamiento de algunos proyectos importantes. Como consecuencia la gestión del flujo de caja será más difícil para las empresas y reducirá las oportunidades de los bancos para financiar mega-proyectos, una de sus principales fuentes de rentabilidad.
Los bancos del CCG necesitan ajustar la gestión de su liquidez para enfrentarse al nuevo ciclo económico. Los superávits por cuenta corriente se han reducido y los excedentes presupuestarios se han transformado en déficit. La capacidad del sector público para acumular liquidez en el sistema bancario por lo tanto también se ha deteriorado,” añadió Falcioni.
Los bajos precios del petróleo han causado que algunos países del CCG utilicen sus propios recursos para financiar los déficits presupuestarios. Los mercados de capital podrían desempeñar un papel más importante en la búsqueda de financiación en el actual entorno empresarial. El aprovechamiento de los mercados internacionales de bonos podría ayudar a los gobiernos del CCG a aliviar las presiones de liquidez y encontrar fuentes adicionales de financiación que podrían ser utilizadas por el sector privado. En 2016, los gobiernos del CCG recaudaron 38.900 millones de dólares a través de la emisión de bonos internacionales y, a pesar de la recuperación de los precios del petróleo, se prevé que en 2017 sigan accediendo a los mercados de bonos.
Las restricciones de liquidez no sólo ejercen presión sobre la financiación de las empresas y las Pymes, también incrementan los riesgos asociados a la insolvencia e impagos. En este contexto, la protección de las transacciones comerciales es altamente recomendada no solo como estabilizador, también como acelerador de la estrategia de expansión de los sectores no petrolíferos”, concluyó Falcioni.
Las restricciones de las condiciones de liquidez también tienen como consecuencia que las empresas implementen nuevas soluciones de financiación, como Ofertas Públicas de Acciones, y que tengan que recurrir a fondos de capital privado para satisfacer sus necesidades de capital.