Las plataformas tecnológicas al alcance del usuario de cualquier celular pueden convertirse en una interesante solución a la hora de descomprimir el tránsito citadino y de brindar seguridad personal para los usuarios. Así lo informa un estudio de OVILAM (Observatorio Vial Latinoamericano), en donde se analiza el rol de las APPs como nuevos fenómenos de movilidad sustentable.
Es una característica de la mayoría de grandes ciudades del mundo el hecho de querer reducir el número de vehículos que circulan por ellas, ya que incrementar la infraestructura es una tarea difícil y costosa, cuando no imposible, y el parque automotor no para de crecer como así también la siniestralidad vial.
Las soluciones para desalentar el uso del automóvil propio por parte de los estados pasan por la construcción de sistemas de transportes públicos más cómodos, eficientes y económicos como así también la construcción de infraestructura para alentar el uso de otro tipo de móviles como por ejemplo las bicicletas. Pero el sector privado en los últimos cinco años también ha reaccionado ante estas demandas sociales.
Prueba de ello es la aparición de varias aplicaciones informáticas que vinculan a conductores que se encuentran en zonas determinadas de la ciudad con potenciales usuarios necesitados de moverse dentro de la misma. Estas “APP´s” o plataformas tecnológicas han proliferado en muchas ciudades del mundo, no sin ciertas resistencias en algunas de ellas», destaca el informe.
En Latinoamérica hay ciudades como Santiago (Chile), Montevideo (Uruguay), Bogotá (Colombia) o Ciudad de México (México) en las que, además de contar con colectivos, taxis y remises, se han implementado estas APP con gran éxito. El sistema se compone, por un lado, por dueños de vehículos que manejan sus autos particulares que se suscriben a alguna de estas empresas de APP previo cumplir una importante cantidad de requisitos que garantizan la seguridad del vehículo como de quien lo conduce. A ellos comúnmente se los denomina “socios conductores”. Por el otro lado, está el usuario que se suscribe a la APP y la baja a su celular para luego solicitar el servicio del “socio conductor” más cercano a su ubicación. Ambas partes, usuario del servicio y socio conductor, disponen en sus celulares de toda la información correspondiente a la contraparte, incluyendo fotografías de las personas y del vehículo, lo que garantiza la seguridad personal del sistema.
Los resultados observados fueron muy alentadores. En Ciudad de México gran cantidad de personas encontraron en estas APP una salida laboral ya que hay más de 750.000 usuarios de las mismas, además de haber sido la primera ciudad de Latinoamérica en contar con un marco legal para este tipo de plataformas tecnológicas. En Santiago de Chile, ya hay más de 100.000 usuarios de estas plataformas tecnológicas y más de 10.000 socios conductores, según cifras correspondientes solo a UBER, que es la empresa más difundida a nivel mundial en este tipo de servicios. El 55% de los usuarios de Santiago de Chile solicitan estos servicios para ir a trabajar que reduce la cantidad de vehículos que transitan en la ciudad en horarios pico. Otra característica de este tipo de APP´s es que casi el 75% de los usuarios también las utilizan en horario nocturno, ya que de esta forma pueden ingerir bebidas alcohólicas sin infringir las leyes de alcoholemia.
Un dato no menor es que el 30% de los usuarios han respondido que el principal motivo por el que eligen estas plataformas es la seguridad personal y un 70% han colocado este atributo entre los tres primeros a la hora de tomar su decisión de uso.
Los tiempos van cambiando y las soluciones a los nuevos problemas también. La tecnología y en especial los nuevos medios de comunicación y redes sociales, hoy permiten asegurar servicios impensados hace solo pocos años atrás. Las resistencias iniciales a los nuevos paradigmas son lógicas, pero es imposible oponerse a los avances tecnológicos que cada día son más profundos y más rápidos», completan desde OVILAM.
Argentina aún no cuenta con leyes nacionales, provinciales o municipales que regulen este tipo de actividad, pero necesariamente, cierra el informe, «habrá que empezar a tenerlas en cuenta si queremos seguir detrás de la mejora de la movilidad».