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Afianzadora, cauciones y una nueva Argentina

Por Mariano Nimo, Gerente General de Afianzadora.-

Una gran incógnita asoma. El nuevo presidente del país tricampeón mundial, repleto de desafíos luego de una penosa labor económica del casi presidente Massa, que deja una herencia que asustaría al más experimentado piloto de tormenta: déficit fiscal del 5% del PBI. De los precios relativos mejor ni hablar, donde un litro de la popular gaseosa Manaos emparda el valor de un litro de nafta súper. Deuda en 400.000 millones de dólares marcando un nuevo récord histórico, riesgo país flotando en los 2300 puntos y con el mercado externo de financiamiento completamente cerrado y el mercado interno cuasi saturado con deuda indexada.

La inflación es otro capítulo, con datos proyectados que superan largamente los 3 dígitos, con una inflación reprimida en sectores regulados y una emisión que va a impactar en los precios por largos meses. Bomba de tiempo o pasivos remunerados (Leliq), que ya superan el 10% del PBI orillando los 23 billones de pesos; un Banco Central quebrado con más de 12.000 millones de dólares de reservas negativas; brecha cambiaria de más del 150% y un tipo de cambio oficial retrasado. Balanza comercial deficitaria y alrededor de 50.000 millones de dólares en deuda de importaciones. Una herencia que solo podría ser encarada por un “loco” que la sociedad eligió, pidiendo a gritos el cambio de un sistema que se encargó de empobrecer a una Argentina que confundía derechos con estar cada día un poquito más pobre.

El desafío por enfrentar es enorme y tendrá un protagonista con nula experiencia, pero con ideas claras. El aporte de la coalición opositora (PRO) jugó fuerte aún habiendo quedado en el camino y seguirá siendo necesario para dar sustento institucional y experiencia en el manejo del Estado en general. Tal vez estemos ante una nueva Argentina, donde el inevitable sacrificio inicial para poner las cosas medianamente en un lugar razonable (16 meses) siente las bases de un nuevo resurgimiento sobre cimientos reales y sostenibles en el tiempo. Aparecen más dudas que certidumbres pero las cartas ya están echadas.

Un nuevo capítulo empieza en este apasionante e inexplicable país, donde los activos argentinos en el exterior tuvieron una fuerte revalorización desde el día posterior a la sorpresiva elección.  El ajuste fiscal se viene con todo y, al menos los primeros 12 meses del nuevo gobierno, serán de fuerte retracción de la actividad y alta inflación (más alta que la actual), buscando para bien entrado el 2025 la reversión de la tendencia inflacionaria. Se buscará, en este brutal “ahorro” producto del severo ajuste fiscal, una contrapartida en el ítem INVERSIÓN, donde la actividad privada deberá asumir un protagonismo económico al cual no está acostumbrado.  Salvo actividades muy puntuales, vienen meses difíciles, donde se pedirá que el crédito privado reemplace la billetera del Estado que estará guardada hasta nuevo aviso. El seguro de caución claramente tendrá un año bien difícil. La retracción del Estado impactará de lleno en uno de los bastiones históricos del ramo: la obra pública. El casi nulo (a hoy) financiamiento privado será protagonista necesario en los proyectos de infraestructura símil Proyectos de Energías Renovables o las olvidadas PPP del anterior gobierno. El proponente deberá encargarse del financiamiento para las obras. El comercio exterior (garantías aduaneras) tal vez ayude, aunque la necesaria ralentización de la economía puede enfriar la demanda de importaciones de la poco competitiva industria local. El perfil del negocio contractual privado (inversión privada) seguramente tendrá una mayor participación en la torta, en un segmento donde la no obligatoriedad de garantizar los contratos nos exigirá un trabajo titánico de docencia para que se proteja esa cadena de valor, hoy descuidada.

Se viene un año donde seguramente TODOS tendremos que hacer grandes sacrificios para que el país logre “normalizarse”, con tremendas oportunidades que nos está dando el mundo vinculado a algunas fortalezas (alimentos, energía, capital humano y minería). La herencia es brutal pero la oportunidad es aún más grande en un mundo plagado de problemas (guerras, conflictos étnicos, terrorismo, etc.). Una nueva ventana se abre para la República Argentina y todo indicaría que el pueblo argentino (esta vez) ha internalizado que ciertos sacrificios serán necesarios para buscar un bienestar perdurable para todos. Ver para creer. Hay Argentina, hay futuro… y habrá seguros de caución en el 2025.