En septiembre de 2003, el Tribunal en lo Criminal N°1 de Dolores, integrado por los jueces Analía Ávalos, José Luis Macchi y Carlos Colombo, pudo probar que el abogado Osvaldo Mairal, Daniel Stedile, alias“El Arcángel”, Héctor Noble y Jorge Gugliermetti eran parte de una asociación ilícita que cobraba dinero de diversas compañías de seguros con pólizas que contrataron a nombre de personas a las que engañaron y asesinaron.
El caso del pescador “ahogado”
En 1999, la Justicia de Dolores comenzó a investigar una denuncia realizada por una empresa de liquidación de siniestros que había sido contratada por una compañía de seguros que se negó a pagar la indemnización por la muerte de Antonio Florentino Sosa, de 48 años, ocurrida el 30 de octubre de 1998, en Chascomús.
Ese día, a las 21.30, la persona que acompañaba a Sosa se presentó ante los bomberos de Chascomús con una identidad falsa y pidió ayuda para buscar a su amigo, que se había caído al agua mientras pescaban.Varias horas después, los rescatistas hallaron el cuerpo de Sosa, pero no se percataron de que no tenía ropa para pescar y tampoco encontraron en el lugar ningún elemento para pescar.
Cuando los investigadores llegaron a la vivienda de Sosa, se encontraron con una realidad muy distinta a la que imaginaban. Un barrio y una casa muy humilde, que distaba mucho de los tres seguros de vida figuraban a nombre de la víctima. Uno por 100.000 dólares, otro por 60.000 y un tercero cuyo monto no trascendió.
Un dato que terminó de convencerlos de que había algo que no cerraba, es que su esposa manifestó que la víctima no le gustaba la pesca, y cuando escuchó que mencionaban a Daniel Stedile, afirmó que se trataba del patrón de su marido, que el mismo día de su muerte lo había pasado a buscar.
“Sosa había muerto sin saber cómo habían utilizado su nombre. Por meses había hecho changas para Daniel Stedile, quien al emplearlo le retuvo el DNI. Sosa tampoco se enteró nunca de que, con ese documento, convenientemente falsificado, lo habían convertido en directivo de empresas y titular de cuentas corrientes, planes de ahorro, tarjetas de crédito y seguros de vida”, publicó Infobae.
El remisero de Balcarce
El 22 de agosto de 1997, en el fondo de un arroyo de una localidad camino a Mar del Plata, apareció el cuerpo del remisero Oscar Eduardo Romero de 35 años. Fue hallado dentro de su Renault 19 sin rastros de ningún accidente automovilístico y con la caja de cambios del auto estaba en punto muerto.
La autopsia reveló que el golpe que tenía en la cabeza – que le provocó la muerte – no podía ser consecuencia de la caída del auto en el agua. Al igual que Sosa, Romero también figuraba como directivo de empresas fantasmas. Y tenía dos seguros de vida. El beneficiario de uno era Stedile, que firmaba como su socio; el de la otra póliza era la esposa de Stedile.
De acuerdo a lo publicado en Infobae, Stedile y Gugliermetti fueron condenados a reclusión perpetua; Osvaldo Mairal y Héctor Noble a prisión perpetua; y Marissa Espinosa recibió una pena de cuatro años y cuatro meses de prisión.
Según la investigación, se estima que “la banda de los seguros de muerte” actuó impunemente durante casi siete años.