La economía china ha experimentado ciertas dificultades en 2018. La desaceleración del crecimiento económico ha tenido repercusiones para las empresas chinas. Por ejemplo, la cuantía de impagos de empresas se ha cuadruplicado, alcanzando los 16.000 millones de dólares, mientras que el número de casos de insolvencia declarados ante la Corte Suprema de la República Popular de China se disparó a 6.646.
Estas presiones se observan en un contexto de intención de desapalancamiento por parte de las empresas durante la primera mitad de 2018, que resultó en un endurecimiento de la liquidez. Esto ha coincidido con una escalada de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, que ha deteriorado la confianza de los consumidores. Reflejando estas condiciones adversas, la mayoría de los participantes en la encuesta estiman que es poco probable que el crecimiento mejore en 2019 (59% frente a 33% el año anterior). Es la primera vez que sucede esto desde que Coface comenzó a realizar las encuestas de comportamiento de pago en China en 2003.
Las empresas chinas han recurrido a la utilización de plazos de pago más extensos con el fin de mantener su nivel de actividad. El retraso medio de los pagos pasó de 76 días en 2017 a 86 días en 2018, en línea con la tendencia que comenzó en 2015, con plazos más largos en los sectores del automóvil y el transporte, seguidos por la construcción y la energía.
Deterioro del comportamiento de pago de las empresas. La construcción, la industria automotriz y las TICs son los más expuestos
Los retrasos en los pagos también se han deteriorado en 2018: un 62% de las empresas han experimentado retrasos en los pagos, un 40% ha declarado un aumento de dichos retrasos (frente a un 29% en 2017). Más inquietante aún, la proporción de empresas encuestadas que han sufrido retrasos en los pagos de muy larga duración (más de 180 días) que superan el 2% de su cifra de negocios anual ha pasado de un 47% en 2017 a un 55% en 2018. De acuerdo con la experiencia de Coface, un 80% de los impagos de muy larga duración no se recuperan. Cuando estos constituyen más del 2% de la cifra de negocios anual, los flujos de tesorería de las empresas pueden verse amenazados.
La mayor proporción de encuestados que han experimentado retrasos en los pagos de muy larga duración, y que exceden el 10% de su cifra de negocios anual, se encuentran en el sector de la construcción (28%), seguido por la industria automotriz (27%) y las tecnologías de la información y las comunicaciones (25%). El sector farmacéutico ha registrado la proporción más baja (7%), por delante del sector agroalimentario (12%). Además, casi el 60% de las empresas encuestadas han admitido utilizar efectos comerciales y bancarios en lugar de efectivo para sus pagos.
Tras un período de crecimiento sostenido, parece que los inevitables contratiempos estructurales están alcanzando finalmente a la economía china”, explica Carlos Casanova, economista de Coface para la región Asia-Pacífico. «Los resultados de nuestra encuesta sobre 1.500 empresas chinas confirman que el comportamiento de pago se ha deteriorado debido a la contracción de la liquidez y a la feroz competencia, reduciendo los márgenes de beneficio. Con la desaceleración del crecimiento económico, los riesgos se intensificarán en los sectores en los que un gran número de empresas sufre un alto servicio de la deuda”, añade.