ENVIADOS ESPECIALES.- En un mundo donde la inteligencia artificial avanza a pasos agigantados, Zack Kass, futurista y exdirector de GTM de OpenAI, atrajo la atención de los asistentes al evento ITC Las Vegas 2024 con una charla excepcional que exploró el horizonte de la IA y el futuro que nos depara la tecnología. Con más de 14 años de experiencia en el campo, el especialista compartió su visión sobre las implicaciones de IA en nuestras vidas y en la sociedad.
«Estamos al borde de la revolución industrial más profunda de la historia de la humanidad», comenzó diciendo el keynote speaker de la sesión principal del último día del evento, el jueves 17/10, remarcando que este es un momento crucial que cambiará el curso de nuestra evolución social.
El punto central de su charla giró en torno a la idea de que estamos a punto de experimentar un «nuevo renacimiento». Kass argumentó que estamos presenciando una «expansión masiva del potencial humano», repleta de oportunidades y desafíos por igual. Sin embargo, advirtió que la ciencia avanza más rápido que su aplicación comercial, sugiriendo que aún estamos a años luz de comprender completamente las posibilidades de la tecnología actual.
A su juicio, estamos mucho más lejos de lo que la mayoría de la gente cree. “Lo sorprendente de trabajar en OpenAI, en parte, además de compartir equipos con gente excepcionalmente inteligente, es que empiezas a apreciar lo mucho más avanzada que está la ciencia respecto de la aplicación comercial. Es muy importante entender esto, porque la mayoría de la gente mira sus teléfonos y dice: aquí es donde está la tecnología hoy, aquí es donde está la ciencia. En realidad, eso no es cierto. La ciencia suele estar ahora dos o tres años por delante de las aplicaciones comerciales”, explicó, enfatizando que se están construyendo máquinas con capacidades sorprendentes cuyos resultados aún no están en la calle. Por ejemplo, se están construyendo máquinas que tienen respuestas olfativas, que tienen una destreza excepcional. «Ya estamos construyendo el futuro, y es por eso que tanta gente está llena de entusiasmo», amplió.
A medida que la ponencia avanzaba, el profesional dejó claro que la IA no solo transformará la tecnología, sino que también reconfigurará nuestras vidas de maneras que aún no podemos concebir. «Hay tantas cosas que todavía están por suceder en nuestras vidas que no podemos comprender. Y lo fascinante de los humanos es que somos muy buenos para pensar en nuestro universo conocido, y excepcionalmente malos para pensar en nuestro universo desconocido», reflexionó.
Continuando con su visión del futuro, Kass planteó que «nos encaminamos hacia un mundo que será definido por una nueva relación entre humanos y máquinas», haciendo referencia a una anécdota que tuvo con su madre, donde la misma, una médica profesional e inteligente, formulaba preguntas completas al motor de búsqueda de Google en vez de utilizar palabras claves. “Es triste ver cómo intenta interactuar con la máquina como lo haría con un ser humano. Nadie debería culparla; simplemente necesita un enfoque más intuitivo”, comentó. Este tipo de interacción marca un cambio fundamental: “Estamos empezando a ver un mundo donde las máquinas se comunican con nosotros de manera natural, lo que reduce la brecha digital y permite que las tecnologías trabajen a nuestro favor”, referenciando a cómo hoy en día se puede tener una conversación completa con una IA.
IA: su costo y cómo podría comprometer nuestras vidas
Desmitificando la percepción general de que la IA es cada vez más costosa y si bien el entrenamiento de modelos de última generación como GPT-6 promete ser un desafío financiero importante, el funcionamiento diario de estos sistemas se está volviendo sorprendentemente «asequible», cada vez más económico. «El entrenamiento de estos modelos va a ser excepcionalmente caro. ¿Quién sabe cuánto va a costar GPT-6? Pero su funcionamiento se está volviendo muy barato, y la inferencia, que es el proceso de ejecutar realmente un modelo, se está acercando a un costo casi nulo», aseguró.
A esos fines, mostró cómo vienen bajando los costos de los modelos IA que, tal como se aprecia en el gráfico. En el caso de GPT 4, pasó del equivalente a $60 millones de tokens en 2023, a 4 millones tan solo un año después. Y en el caso de GPT 3, el costo en el presente año es de solo o,1. «Esto es muy emocionante desde el punto de vista del acceso y de la distribución», sostuvo.
Pero a la vez, alertó sobre la importancia de entender la importancia de fallar para ajustar y seguir mejorando: «Si no empezamos a tolerar cierto grado de falla tecnológica, viviremos en un mundo en el que no podremos progresar. Nos sentimos cómodos con el error humano pero muy incómodos con que las máquinas fallen, y de esa manera nunca podemos arriesgarnos a hacer los ajustes necesarios. Las oportunidades importantes conllevan riesgos importantes. Como empresa o como líderes, debemos querer ir más allá. Pero si fallas en el intento serás penalizado y eso no puede ser así, sino será imposible evolucionar… Debemos poder crear un mundo que pueda ajustarse al riesgo de manera más eficaz. Que pueda sopesar con mayor eficacia el riesgo de fallo tecnológico frente al riesgo de fallo humano».
Kass compartió su visión sobre cómo la inteligencia artificial podría «complicar» nuestras vidas, presentando algunas teorías que despiertan tanto inquietud como reflexión. Habló de la «teoría de la idiocracia», que sugiere que la capacidad de las máquinas para realizar pensamiento crítico podría llevar a una disminución de nuestra propia capacidad cognitiva. Aunque el profesional no cree que esto ocurra en la práctica, plantea un escenario preocupante: «Podríamos despertar un día y darnos cuenta de que estamos viviendo en un mundo como el de Wall-E, donde la mayor aspiración de los humanos es consumir sin pensar».
Otro riesgo que mencionó es la «deshumanización», donde la realidad virtual podría volverse más atractiva que la vida física. Observó que la Generación Z, expuesta desde muy joven a dispositivos y aplicaciones adictivas, muestra patrones de comportamiento que indican una creciente preferencia a la realidad virtual por encima de la realidad física. «Si no construimos ciudades más habitables y transitables, simplemente veremos a la gente optar por una realidad virtual. Eso va a suceder casi con seguridad», alertó.
«El tercer riesgo es el que más me preocupa, porque creo que casi seguro que va a suceder, pero no por la razón que la mayoría de la gente piensa, y es el de desplazamiento de identidad», sostuvo, en relación a la pérdida de empleo, un temor generalizado asociado a la automatización. Sin embargo, él sostiene que este miedo está mal enfocado. «La mayoría de la gente teme perder su trabajo por razones económicas, pero eso podría ser un error. Si automatizáramos todos nuestros empleos, podríamos encontrar nuevas formas de organización social y económica que nos permitirían prosperar», dijo Kass, explicando que en las dos grandes revoluciones industriales, tras ellas, ha habido más y mejores empleos, y el desempleo terminó disminuyendo, con salarios que subieron y la seguridad laboral mejoró, más allá del malestar civil que se generó en esas instancias.
Y fue más allá: «En un mundo en el que nuestro trabajo cambia mucho y con regularidad, el gran riesgo que se avecina es que a mucha gente le resultará muy difícil encontrar un propósito, incluso si hay más y mejor comida en la mesa. No se trata de un problema económico, sino emocional. Esto va a suceder, no hay otra forma de evitarlo. Si queremos tener éxito en esta nueva Era, tendremos que redefinir lo que significa encontrar un propósito en este mundo».
Finalmente, se refirió al problema del existencialismo. El quid de la cuestión es cómo entrenamos a una máquina para que sea eficaz en la realización de una tarea y se preocupe por la «experiencia humana». Eso es lo que se denomina «alineación». Al respecto, explicó que «el riesgo es que le asignemos tareas a la IA que tengan consecuencias terribles no deseadas que ni nosotros ni las máquinas podríamos predecir. Y el problema de la alineación tiene por objeto resolverlo, o al menos ayudarnos a entender qué se debe y qué no se debe asignar a la IA».
Reflexiones finales
Más allá de los riesgos, Zack se mostró muy positivo por el futuro que se avecina: «Lo primero que va a suceder, muy claramente, es que vamos a tener una gran ola de avances científicos (fusión, computación cuántica, nanotecnología, etc.) y, en ese sentido, estamos al borde de algunas cosas increíbles. Y esto se da en un contexto donde vivimos en un mundo más barato que en cualquier otro momento de la historia, gastando el 10% de nuestro salario en alimentos, en promedio, cuando nuestros abuelos gastaban el 40%. Además, tenemos más tiempo porque se trabaja menos, ya que en 1960 la semana laboral promedio era de 57 horas. Trabajas menos que la gente antes. Y el problema es saber usar ese tiempo, porque hemos creado teléfonos inteligentes excepcionalmente adictivos que disparan cantidades increíbles de dopamina a nuestro cerebro. En un mundo en el que tenemos mucho más tiempo, mi mayor preocupación es que sigamos desperdiciándolo. Tenemos que prepararnos para un cambio tremendo y eso implica ser inteligentes respecto a nuestro tiempo libre, al tiempo con amigos y familiares».
El experto continuó su charla en ITC Las Vegas 2024 con un mensaje contundente sobre la necesidad de adaptarse a un cambio inminente. «Los próximos 10 años serán muy diferentes a los últimos 100», afirmó, subrayando la aceleración del ritmo de transformación que está enfrentando el mundo. Ante esta realidad, propone que la «adaptabilidad» debe convertirse en la estrategia fundamental, tanto a nivel individual como colectivo.
«Decir que cambiaremos si algo se actualiza ya no es suficiente», advirtió. En lugar de fijar estrategias a largo plazo, es crucial adoptar un enfoque que permita la actualización constante. Esta mentalidad de «aprender a aprender» es, según él, la clave para navegar en un mundo donde el conocimiento y las habilidades se «mercantilizan» rápidamente.
Para concluir su charla, Kass invitó a los asistentes a imaginar un futuro positivo respecto del avance de la tecnología, que a veces puede resultar abrumador. Resaltó que, aunque existen muchos desafíos, lo más motivante es hay infinitas posibilidades para mejorar la calidad de vida de los seres humanos. Y cerró: «El futuro estará determinado más por umbrales sociales que por umbrales tecnológicos».