Un gran interrogante transita los escritorios de las principales aseguradoras especialistas de seguros de caución, debido al inminente anuncio del parate total de uno de los demandantes históricos más importantes del nicho del seguro de caución, la obra pública. Para que podamos cuantificar su representatividad: este sector determinante ocupa en promedio un 22% de la facturación total de las compañías que operan en seguros de caución. Si vemos su representatividad sobre el PBI, en sus momentos de máximo esplendor llegó a ocupar el 3% (2014), mientras que en la actualidad estaría apenas rozando el 1,6% (2023), y se proyecta que en 2024 no supere el 0,3%, producto de las drásticas medidas de ajuste como consecuencia de una macroeconomía completamente eclosionada.
La nueva administración exigirá que el crédito privado se encargue de financiar la obra pública en esquemas mixtos (público-privado), pero inmediatamente nos encontraremos con una idiosincrasia local de casi inexistente protagonismo del crédito privado, el cual ocupa apenas el 10% del PBI. El promedio del mundo es del 104%, es decir que el mundo produce 100 y tiene en crédito privado un 104, mientras que Argentina produce 100 y tiene en crédito privado casi 10. Sin dudas, el desmanejo fiscal y monetario, la brutal erosión de la moneda local a causa de la inflación galopante y la consecuente informalidad, atentan contra este modelo de mediano largo plazo. El anuncio atemoriza a primera vista, aunque habrá que esperar el correr del año y poner en su correcta dimensión su verdadero impacto.
El ajuste que se viene se va sentir y va ser un año bien difícil, pero el octavo país más grande del mundo en extensión cuenta con algunas provincias que se autofinancian y que seguirán empujando la demanda, como Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Neuquén y alguna otra más.
Afianzadora lista para atender la demanda donde se produzca, a través de la retina del Productor Asesor de Seguros.