Es usual que muchos de los errores que se van a enumerar se dan por simple negligencia y son perfectamente evitables.
Los eventos indemnizables más comunes son principalmente:
1. Temperaturas extremas en los contenedores marítimos: Cuando se trata de mercancías perecederas, las temperaturas extremas son letales. Por ejemplo, el calor puede echar a perder frutas, verduras, carnes o pescados. Lo mismo puede suceder con el frío para determinados alimentos. Otro de los perjuicios más sutil, pero igualmente funesto, es el que genera la humedad. Este es el motivo por el que se utilizan contenedores refrigerados con revisión de temperatura.
2. Retraso del envío: Una mercancía tiene que llegar en tiempo y forma porque el cliente la necesita para comercializarla. Ni que decir tiene que el retraso en la fecha acordada es uno de los principales riesgos. La quiebra de la confianza que se genera en el comprador puede evitar futuras operaciones. Por lo tanto, este aspecto es de vital importancia. El mal tiempo es, quizás, la variable más difícil de manejar, junto con la piratería en determinadas zonas del planeta. Si hay alguno de estos peligros, lo normal es que la naviera cobre un recargo preventivo para minimizar el riesgo.
3. Mojadura: Si las mercancías se mojan, estas quedarán inutilizadas. Normalmente, esto se debe a una mala gestión del cierre del contenedor, a problemas en la carga y descarga o a un mal almacenamiento. En cualquier caso, aquí la responsabilidad sí suele ser de la compañía naviera y se tendrá que responsabilizar de los gastos y perjuicios ocasionados.
4. Pérdida de mercancía: Este es un riesgo que se ha minimizado los últimos años, pero que sigue estando latente. En primer lugar, por problemas en la ruta como un naufragio o avería del buque. Por otra parte, por posibles robos o sustracciones en los puertos de destino o carga; cuanto más corrupto sea el país, más riesgo. Tener en cuenta este aspecto es mejor para no tener problemas.
5. Contaminación: Otro problema recurrente es la contaminación. Los contenedores marítimos tienen que estar bien
distribuidos, además de jugar un importante papel en el peso del buque, la estiba y distribución de la carga es vital para evitar interacciones entre mercancías que sean incompatibles y en esfuerzos indeseables del buque. Como nota añadamos que la contaminación supone la inutilización, de manera que una naviera que sepa lo que hace evitará esta situación.
Por lo tanto, el transporte marítimo se ha profesionalizado y se han reducido la mayoría de riesgos. La privatización en los servicios de carga y descarga, así como el cobro de recargos ad hoc en función del caso, aportan seguridad física y jurídica. En cualquier caso, para evitar situaciones desagradables, lo conveniente es contratar a una empresa especializada que sea conocedora de su labor.