El seguro de Responsabilidad Civil sigue siendo un área que tiene un desarrollo relativamente bajo en nuestra región. Aún existen mercados donde la contratación del seguro de Responsabilidad Civil está más ligada a requerimientos contractuales que a una verdadera conciencia aseguradora por parte de muchas empresas.
Los principales motores del mercado regional siguen siendo los seguros de Daños Materiales, los de Auto y Vida Personales, mientras que los de Responsabilidad Civil cuentan con una demanda baja en comparación con otras partes del mundo. Esto tal vez se deba a que muchos asegurados asocian el riesgo financiero generalmente a su propio patrimonio físico. No todos toman en consideración las graves consecuencias que podría tener sobre el patrimonio de su compañía o sobre el suyo particular, una reclamación de un tercero, incluida la de un empleado que pudiera resultar dañado en el ámbito del trabajo o la de un cliente que sufra un daño por un producto o servicio prestado.
La preocupación de empresarios parece estar enfocada en los daños materiales que podría causar un incendio de sus instalaciones, pero pocos toman en consideración las consecuencias de lo que pasaría si el fuego se propagara a una empresa vecina, o si paralizan la actividad de un polígono industrial por un siniestro ocurrido en sus instalaciones. Simplemente serán los responsables de esos daños, y deberán responder ante los perjudicados. En definitiva, enfrentarán costos que irán directamente al balance de su empresa, como si de un daño propio se tratase.
Es necesario además tener en cuenta que la litigiosidad y las sentencias siguen escalando de la mano del crecimiento de las economías y del nivel socio cultural de cada país. Individuos y corporaciones son cada día más conscientes de su derecho a reclamar por daños y perjuicios sufridos. Y la oferta de abogados reclamantes sigue en aumento.
Por añadidura, en un mundo de comercio cada vez más globalizado, ya no solo las grandes empresas están expuestas a reclamaciones por los daños que sus productos puedan ocasionar dentro y fuera de sus fronteras. Son muchas las empresas relativamente pequeñas que desde Latinoamérica exportan productos a diversos puntos del mundo, que envían a sus empleados en viajes al extranjero o que reciben visitas de clientes extranjeros en sus instalaciones.
Todos estos argumentos son razones para revisar si cuentan con coberturas y limites suficientes para cubrir eventuales responsabilidades por daños a terceros, y para plantearse también si su compañía actual es la más adecuada para responder a reclamaciones presentadas en cualquier jurisdicción mundial. Una demanda presentada desde los Estados Unidos o desde Europa, puede comprometer la continuidad del negocio si no se tiene una póliza de Responsabilidad Civil suficiente. Y no me refiero solo a la cobertura, sino a la posibilidad de ser defendido de tal reclamación por equipos expertos allí donde sea necesario.
Por otra parte, la responsabilidad que pueda incurrir cualquier compañía frente a un tercero no solo está relacionada con el volumen del negocio de un asegurado. Muchas empresas medianas o pequeñas operan en actividades muy sofisticadas y muy reguladas, como por ejemplo los s laboratorios u otras industrias relacionadas con la salud humana y que están expuestos a importantes responsabilidades ante terceros.
Una buena póliza de Responsabilidad Civil, además de tranquilidad, añade valor a una empresa. Cualquier inversionista interesado en un negocio se pregunte por las posibles responsabilidades incurridas en el giro de esa actividad antes de invertir en ella.