Pocos se atreven a discutir que Bitcoin está en franco crecimiento, pero Ether – la moneda de cambio de la red Ethereum- va un paso más adelante.
Ethereum es una plataforma descentralizada de dinero inteligente y programable que utiliza un sistema de contratos inteligentes con una cierta lógica programada en código, que facilita la autonomía operativa.
Ethereum fue propuesta por el canadiense Vitalik Buterin y comenzó a funcionar definitivamente el 30 de julio 2015. El sistema posee una criptomoneda denominada ‘Ether’, que al igual que Bitcoin compensa a los “mineros” por los cálculos realizados y basa sus cimientos en Blockchain o cadena de bloques.
Pero hay varias diferencias entre Bitcoin y Ethereum. Esta última no sólo es una red para reflejar las transacciones de valor monetario, sino que también sirve para la alimentación de contratos de código abierto que pueden ser usados para ejecutar de forma segura una amplia variedad de servicios, entre los que se incluyen: sistemas de votación, intercambios financieros, plataformas de micromecenazgo, propiedad intelectual y organizaciones descentralizadas autónomas.
Se puede pensar que Ethereum es el primer criptoactivo pensado bajo el concepto de criptocomodity: organizaciones basadas en la blockchain que ofrecen sus plataformas para que otros criptoactivos puedan «fabricar» sus productos, apalancándose en su infraestructura y utilizando para el intercambio su activo nativo (el mencionado Ether, cuyo valor hoy es cercano a los 900 dólares)”, asevera a La Nación el economista Nicolás Litvinoff.
La clave: los Smart Contracs
Litvinoff explica que hasta ahora los contratos han sido documentos verbales o escritos, sujetos a las leyes y jurisdicciones territoriales, y en ocasiones requiriendo de escribanos, autorizaciones, es decir, altos costos, tiempo y mucha burocracia. Mientras que un contrato inteligente se programa de manera tal que sea capaz de ejecutarse y hacerse cumplir por sí mismo, de manera autónoma y automática, sin intermediarios ni mediadores.
Los contratos inteligentes se basan en un código visible por todos y que no se puede cambiar al «correr» sobre la tecnología Blockchain, la cual le da ese carácter descentralizado, inmutable y transparente. Una vez iniciada la ejecución del contrato, las partes dejan de tener control sobre su cumplimiento.
Ethereum podría ser utilizada para la creación de cuentas bancarias de ahorro, donde sólo se pueda retirar una cantidad mensual; cuentas de ahorro con fecha concreta de uso de capital; sistemas de pago a empleados con fechas determinadas. En general cualquier producto financiero se puede sustituir por un contrato inteligente, donde no es necesaria la confianza ya que se trata de un código de ordenador auditable y completamente transparente a las partes.
Algunos de los potenciales beneficios de Etherum que plantea Nicolás Litvinoff son:
A nivel cotidiano, se podría aplicar a la compra de un coche Tesla que se maneja solo entre 10 personas y se programa mediante los smart contracs para que cada uno pague los gastos proporcionales al tiempo que utiliza el vehículo. Otro uso, podría ser que al perder un vuelo de conexión- porque el avión se retrasó en su partida- nos llegue un mensaje de devolución del importe pagado y posterior compra de boleto aéreo en el siguiente vuelo a nuestro Smartphone, dado que el ticket aéreo tenía embebido un smart contract.
A nivel financiero, se podría usar en el caso que un banco nos preste dinero con la condición de almacenar como contrato inteligente dentro de la cadena de bloques la información y claves de acceso a la garantía que dejamos como colateral, estableciendo – por ejemplo- que las cuotas deben ser pagadas el día 5 de cada mes. “Si a las 00:01 horas del día 6 no hemos pagado la cuota de ese mes, el banco accede automáticamente a la garantía tomando posesión de la misma (esto que puede sonar muy leonino pero podría hacer que bajen sensiblemente los costos de los préstamos al otorgar garantías más confiables y líquidas)”, ejemplifica Litvinoff.
Acerca de su aplicación al mercado asegurador, no sería descabellado pensar que la lógica de los contratos inteligentes se comience a aplicar en póliza que se cobre o no, según lo acordado previamente en el código del contrato.