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Pese al Brexit, el Reino Unido permanecerá como destino atractivo para empresas

Pese a la resiliencia de la economía del Reino Unido, se desarrollará entre las empresas una actitud expectante que se intensificará durante la fase de negociaciones, según publicó Coface en su último informe.

A un año de la votación para abandonar la UE, las empresas del Reino Unido están mostrando resiliencia, impulsadas por el consumo doméstico (+2,6% en 2016), condiciones de crédito favorables y una fuerte demanda mundial. En el último trimestre de 2016, las ganancias de las compañías totalizaron más de 105.000 millones de libras esterlinas, un récord histórico. La confianza aumentó significativamente, especialmente entre las PYMEs, tras una caída inicial después del referéndum. La pronunciada caída de la libra, que es el signo más visible del inminente Brexit, explica la fortaleza de las exportaciones, aún si los beneficios de la competitividad en los precios permanece limitada.

A pesar de las condiciones económicas favorables y las altas utilidades para las empresas, las incertidumbres sobre el resultado de las negociaciones entre el Reino Unido y la UE ya están provocando una disminución de las inversiones (8,8% del PIB en 2016, el nivel más bajo desde la crisis económica). Se espera que esto se intensifique en el período previo a abril de 2019. Los sectores en los que las inversiones son más costosas, como la metalurgia, la automoción y la construcción, probablemente serán los más afectados.

Esta fase de negociación pondrá a prueba la dinámica actual de las empresas. A partir de 2017, la desaceleración del consumo de los hogares, debido a las crecientes presiones inflacionarias, debilitará el sector minorista (rebajado por Coface de riesgo «medio» a «alto» en marzo de 2017). También ejercerá presión sobre el sector automotriz, aunque en menor medida, ya que se verá impulsado por la demanda externa. Además, se espera que las ganancias empresariales muestren un descenso gradual, dado el aumento de los costos causado por la depreciación del tipo de cambio. En este contexto, Coface estima que las quiebras de empresas en el Reino Unido podrían aumentar 8,7% en 2017 y 8%1 en 2018, debido en gran parte a la baja en el crecimiento, que podría alcanzar el 1,4% en 2017 y el 1,2% en 2018.

Frente a la disminución del atractivo y a políticas comerciales y migratorias más restrictivas, las empresas del Reino Unido deberán adaptarse a un nuevo campo de juego

Cuando el Reino Unido abandone la Unión Europea en la primavera de 2019, el shock proteccionista tendrá un impacto significativo en la política comercial. Esto será especialmente así si hay un Brexit duro (con un retorno a las normas de la OMC), debido a los aumentos en las barreras arancelarias y no arancelarias. Según la OCDE, la pérdida de PIB en 2030 podría ser de alrededor del 7,5%, frente al 5% para un Brexit suave.

El shock comercial podría ir acompañado de escasez de mano de obra en algunos sectores, tras la introducción de una política de inmigración restrictiva. En el caso de un Brexit suave (el escenario principal para Coface), una caída de un tercio de los flujos migratorios europeos podría dar lugar a una posible pérdida de crecimiento de 0,3 puntos porcentuales en 2019, casi tan grande como para el shock proteccionista en un escenario similar. Esta pérdida podría llegar a 0,6 puntos en el escenario extremo, con una fuerte caída de la inmigración neta de dos tercios. Los sectores que emplean a un gran número de inmigrantes calificados de la Unión Europea -como la manufactura, el comercio al por mayor y al por menor, el transporte, las comunicaciones y los servicios financieros- serán los más afectados.

Independientemente de si el Brexit es suave o duro, el atractivo del país para los inversores sin duda se verá afectado, con las inversiones extranjeras directas (IED) cayendo un 22%. El Reino Unido es actualmente el principal destino europeo de la IED, principalmente en el sector financiero, de la información y las comunicaciones, seguido por el transporte y la logística. El Brexit significa un impacto negativo en la inversión de las empresas y en la acumulación de la capitalización bursátil, con las consecuentes reducciones en innovación e I + D.

Las empresas británicas, que tienen dos años para prepararse para abandonar la Unión Europea, tendrán que ajustar sus estrategias. Algunas de las empresas más frágiles y más pequeñas pueden desaparecer – o tienen que transformar sus modelos de negocio para volverse más resistentes. Otras pueden necesitar ajustar sus estrategias sectoriales y geográficas, trasladándose a Alemania, Francia, Irlanda o los Países Bajos. Sin embargo, el Brexit no compromete completamente el atractivo estructural del Reino Unido, que conservará la mayoría de sus ventajas. Estos beneficios empresariales incluyen la transparencia, la buena gobernanza, un clima de negocios favorable a las empresas y un mercado laboral diversificado y flexible. El Brexit tampoco anulará el sistema tributario atractivo del Reino Unido y, de hecho, debería ser aún más atractivo, con una tasa impositiva que bajará del 20% a principios de 2017 al 17% en 2020.