Tal como venimos realizando semana a semana, se analizan en este caso las perspectivas para los Seguros Agropecuarios, con la visión de sus principales operadores (Allianz, La Dulce, La Segunda, MAPFRE, QBE Seguros La Buenos Aires, San Cristóbal y Sancor Seguros), que opinan acerca del futuro de un ramo que en el último ejercicio creció un 29% pero donde debe destacarse que ha logrado alcanzar un muy buen resultado técnico, recuperándose de ejercicios de alta siniestralidad, alguno de ellos en niveles históricos.
El análisis completo de este y el resto de los segmentos del mercado asegurador, además de otro material estadístico de interés, forma parte de la segunda edición del ANUARIO DE SEGUROS de 100% SEGURO (ver micrositio, donde se puede acceder sin cargo a la publicación digital y adquirir la versión gráfica), en donde detalla lo sucedido en el ejercicio 2013-2014 y las proyecciones/tendencias para el ejercicio 2014-2015.
Perspectivas. Luego de haber cerrado un ejercicio 2013-2014 con un primaje total cercano a los $2.184 millones y una siniestralidad acotada al 68% de las primas devengadas, en el presente ejercicio económico el foco está puesto en sostener la rentabilidad del ramo en un año con varias particularidades desde el punto de vista macroeconómico y político.
No obstante, en el análisis realizado por los operadores en este Anuario, las compañías resaltan el mayor arraigo cultural de este tipo de coberturas por parte del productor agropecuario a lo largo de las últimas campañas agrícolas.
Fundamentalmente puede atribuirse al aumento de la oferta de productos que se adaptan a los requerimientos de los clientes, por la necesidad de los productores de lograr sustentabilidad de su negocio y porque han aumentado los eventos climáticos en cantidad e intensidad”, explica Gustavo Mina, Gerente de Seguros Agropecuarios de Sancor Seguros.
A pesar de ello, claro está que esa mayor cultura aseguradora luego se ve incidida por el escenario económico y ha sido, justamente, lo que se ha constatado en los primeros meses de este ejercicio 2014-2015.
Se verifica una baja en la rentabilidad de la actividad, lo que se traduce en una baja en las sumas aseguradas y no hay tanta intención de aseguramiento”, comenta Andrés Laurlund, Responsable de Riesgos Agropecuarios de Allianz. A su entender, comienza a vislumbrarse nuevamente una “alta competencia entre las aseguradoras, lo que genera cierta baja de precios o diferenciación de condiciones”.
A los riesgos macroeconómicos, se deben sumar las cuestiones climáticas que atraviesan este riesgo, que en esta campaña ya han afectado tempranamente algunos territorios del centro-este y centro-sur de la Provincia de Buenos Aires, dificultando la siembra de granos.
Se ha observado el anegamiento de algunas zonas de coberturas en las cuales no se ha podido sembrar y otras donde se sembró y luego se perdió, lo que quizás disminuirá el área asegurada en la cosecha fina”, cuenta Matías Cetolini, Gerente Administrativo de La Dulce.
Otros operadores muestran, en cambio, su preocupación en aspectos financieros más que climáticos. Tal es el caso de Julián Rodríguez, Suscriptor de Riesgos Agrícolas de MAPFRE Argentina, que sostiene que:
más allá de una cuestión de tarifas, la suscripción del riesgo y la administración del negocio (cobranzas y gestión financiera) tendrán un peso importante en los resultados finales del negocio”.
Coinciden desde QBE Seguros LBA en la necesidad de poner el foco en la cobranza, “dado que con márgenes justos y tipo de cambio incierto, el seguro corre el riesgo de ser el último en la fila de pagos”. Es por eso que deben ser estrictos con la documentación respaldatoria solicitada.
Es un ramo excepcional desde el punto de vista del ofrecimiento del pago a cosecha por lo que habrá que tomar recaudos”, advierte María Virginia Bumade, Suscriptora de Riesgos Agrícolas de QBE Seguros La Buenos Aire.
En lo que respecta a la estrategia de las diversas compañías aseguradoras que operan en este ramo, varias de ellas plantean la oportunidad de diversificar los riesgos en varios cultivos y/o zonas.
Por ejemplo, nuestra compañía no se ha limitado solo a la cobertura de Granizo para los cultivos tradicionales, sino que hemos ampliado y adaptado nuestros productos a nuevas demandas como cultivos de colza, garbanzos, arroz, entre otros”, cuenta Omar Fidalgo, Gerente Técnico de San Cristóbal.
Consultados acerca de la renovación de los contratos de reaseguros y la política tarifaria definida para la presente campaña agrícola, existe mayoritaria coincidencia en las declaraciones respecto de un sostenimiento de las tasas y condiciones aplicadas en la campaña pasada, como así también de haberse transitado por un exitoso proceso de renovación de contratos de reaseguro. Sin embargo, el fantasma de un proceso agresivo de competencia tarifaria luego de una buena campaña asoma nuevamente y así lo manifiestan los operadores consultados.
Por último, los operadores entrevistados brindaron su sensación respecto del papel que debe jugar el Estado nacional para ampliar la llegada de esta cobertura a todo el sector agropecuario y de la conformación de una comisión por parte de la Secretaria de Agricultura y la Superintendencia de Seguros de la Nación precisamente para analizar este camino.
El seguro agropecuario en un marco mixto de colaboración público-privado, podría aportar soluciones que tiendan a reducir riesgos en otras actividades que se pretendan promover o proteger según políticas de Estado, incentivando su continuidad y potencial crecimiento en el tiempo, mediante proyecciones de mayor estabilidad”, destaca Guillermo Rotger, Jefe de Riesgos Agropecuarios y Forestales de La Segunda.
Asimismo, el especialista considera que “las iniciativas de ampliación de coberturas para el sector deberían surgir por consenso entre los organismos estatales convocantes y las distintas asociaciones representativas de las compañías aseguradoras”.
Sobre este último aspecto, hay coincidencia entre los distintos operadores. Gustavo Mina opina que se podría incentivar la contratación de coberturas multirriesgo “a través de la integración privada-estatal, por medio del análisis y desarrollo de programas de seguros para las diferentes zonas y tipo de producciones; del desarrollo de un programa de seguros de manera gradual, con áreas y cultivos pilotos; y, el logro de incentivos para el que contrate este tipo de cobertura (políticas fiscales y públicas)”.
En la misma línea se manifiesta Andrés Laurlund, para quien resultaría “muy bueno que el seguro sea incentivado con beneficios fiscales, como se hace en algunos mercados del mundo con buenos resultados. También sería positivo generar programas de seguros multirriesgo en los cuales la aseguradora, el Estado y el cliente logren entre los tres administrar un programa de seguros más amplio y contra riesgos más catastróficos”. Para ello, sabe que se requiere un una partida presupuestaria y quizá ese sería el principal escollo en la realidad económica actual.
Para todo proyecto que haya que hacer en materia de seguro agrícola, el Gobierno deberá poner un aporte de dinero y habría que ver si este es el momento más adecuado para eso”, concluye Andrés Laurlund, Responsable de Riesgos Agropecuarios de Allianz.