Esta verdad de Perogrullo es muchas veces desatendida en el rubro automotor y transporte.
La guerra entre aseguradoras es por precio, por beneficios, por descuentos. Una vez que las compañías de seguro han optimizado su estructura, mejorado los procesos internos y reducido todo lo posible los costos de comercialización (todavía bastante inelásticos) solo queda trabajar sobre la siniestralidad… y sin embargo poco se hace. Muy poco.
En vehículos particulares podemos argumentar que la mejor solución es la telemática, que nos permitirá premiar a los mejores conductores e ir aconsejando a los menos buenos en cómo mejorar su estilo de manejo y así bajar la tasa de siniestralidad. También sabemos que el costo de los equipos y el procesamiento de los datos son aún muy caros y dificultan la ecuación de costos.
En flotas existen herramientas muy poderosas y económicas, y sin embargo sub-utilizadas para mantener a raya la siniestralidad. Si bien es cierto que las cotizaciones son habitualmente contra reloj (para ayer, diría un especialista) , tanto brokers como productores experimentados saben que estas “urgencias” pueden ser manejadas y que tener más y mejor información es siempre recomendable y a la larga más rentable.
La evaluación del riesgo de una flota de vehículos – de cualquier tipo y tamaño – utilizando matrices de riesgos como instrumento de determinación de siniestralidad futura en tiempo presente, permite identificar y visualizar de manera gráfica y sintética, dónde están las mayores causas de vulnerabilidad que incrementan las exposiciones a riesgo y proveen información para acotarlos y prevenirlos. Todo buen tratamiento comienza con un buen diagnóstico
Es necesario recordar que si bien la exposición a riesgo está mayormente explicada por los activos asegurados, ésta se potencia por las características y particularidades de la operación misma, es decir cómo se utilizan esos activos.
Un buen diagnóstico permitirá hallar los espacios de mejora y comprender de modo holístico el riesgo a asegurar. Realizar un análisis de riesgo antes de suscribir o renovar una flota e incluso durante la propia vigencia de la póliza (según los resultados proyectados), permitirá comprender la historia siniestral de un modo más completo, entendiendo las causas sistémicas y no tan sólo los resultados estadísticos. Un buen o mal resultado puede llevarnos a creer que este resultado se repetirá. Aquí es donde entra el “olfato” del suscriptor. Si a este instinto, si a esta experiencia, le agregamos datos duros como uso de la flota, información sobre los conductores, sobre los itinerarios, rutas y la organización en sí misma, podremos tener un entendimiento más cabal del riesgo que vamos a asegurar y sumar conocimiento de campo a la intuición y la experiencia.
La matriz de riesgo ofrece un mapa para entender el riesgo y ofrecer recomendaciones en función a los espacios de mejora que el análisis identifica. Toda operación tiene un riesgo mínimo posible, el riesgo cero no existe, pero si podemos llevarlo a este mínimo acotando las vulnerabilidades que la matriz desnuda y, simultáneamente, romper el paradigma que establece que la historia siniestral es el mejor (¿único?) pronosticador del futuro siniestral de un riesgo.
Mejorar la siniestralidad en flotas es necesario y es posible. La matriz de riesgo es una herramienta sencilla, económica y disponible. ¿Por qué no integrarla al proceso de suscripción?