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Oportunidad para posicionar Argentina como productor de productos pesqueros responsables

La Fundación Vida Silvestre Argentina presentó el «Estudio de mercado de la cadena de suministro de pescado blanco proveniente de la República Argentina», en un evento que contó con con la participación del Dr. Miguel Bustamante, Subsecretario de Pesca y Acuicultura de la Nación. El estudio analiza la evolución de la pesquería en nuestro país y focaliza su atención sobre la merluza común, de cola, negra y polaca.

La pesquería de merluza, incluyendo las diferentes especies, se ubica tercera en volumen dentro del mercado internacional del pescado blanco, totalizando alrededor de 1.150.000 t/año, detrás de la Alaska pollock y del bacalao. La Argentina es un actor relevante dentro de este mercado: exporta el 9% de la producción global de estas especies, principalmente a la Unión Europea, Brasil, Usa, Japón y China.

Las pesquerías de pescado blanco, especialmente la merluza común, son la columna vertebral sobre la cual se generó la industria pesquera en la Argentina por varias razones: grandes volúmenes de captura (alrededor de 400.000 t); se pesca casi todo el año; representan un porcentaje muy importante de las exportaciones (alrededor del 25%); generan más de 20.000 puestos de trabajo, y tienen un gran potencial para generar productos con mayor valor agregado.

Nuestro país exporta más del 90% de su producción pesquera y hay una tendencia en los mercados mundiales a generar una demanda creciente de productos provenientes de pesquerías sustentables. En este contexto, la Argentina se encuentra en una buena situación para poder aprovechar esta oportunidad y posicionarse como país productor de productos pesqueros responsable«, sostiene Guillermo Cañete, coordinador del Programa Marino de Vida Silvestre.

La estadística oficial registra en 2014 una captura de casi 800.000 t de distintas especies marinas, y la exportación por algo más de 1500 millones de dólares. Si bien estas cifras son relevantes, esconden una serie de interrogantes para el caso de querer potenciar el sector. Al considerar que las capturas no deberían incrementarse (límite ambiental),¿qué deberíamos hacer para sostener y aumentar, si es posible, los beneficios que se obtienen de la explotación del patrimonio natural de todos los argentinos (sustentabilidad económica)?

Con varias pesquerías ya certificadas con el estándar del MSC, (merluza de cola, vieira patagónica y anchoíta bonaerense) la Argentina es líder en la región en esta materia. Al igual que con la implementación de sistemas de gobierno de pesquerías, como el sistema de cuotas de captura, que permitieron dar un salto cualitativo en la gestión de los recursos. Creemos que esta tendencia puede ser una oportunidad para elegir un camino en el que podamos, una vez más, demostrar que producir y conservar los recursos naturales es posible«, concluye Cañete.

MSC es uno de los estándares de calidad ambiental y manejo sustentable más reconocidos en el mundo, con una aceptación creciente en estos mercados. En la actualidad, certificaciones de este tipo permiten no sólo acceder a nuevos mercados, sino que también son un requisito para permanecer en mercados conquistados en el pasado.

En el referido «Estudio de mercado de la cadena de suministro de pescado blanco proveniente de la República Argentina» surge que la pesca en la Argentina se encuentra en un punto crítico en el que se deben tomar decisiones para planificar el futuro, tendientes a asegurar la sustentabilidad de las pesquerías y el acceso a los mercados. En este sentido, el informe plantea dos escenarios posibles:

  1. Mantener el actual patrón de comercio (exportación de commodities): generando commodities con bajo valor agregado, que producen menos empleo y distribución de la renta, y que para crecer requieren mayores volúmenes de captura poniendo en riesgo la sustentabilidad del recurso. Con este escenario se van a dificultar cada vez más las condiciones de acceso a los mercados y, por lo tanto, van a aumentar las probabilidades de un impacto negativo, tanto en las cantidades exportadas como en los precios de exportación.
  2. Cambiar el actual patrón de comercio (exportación de productos con mayor valor agregado): transformando la pesquería para capitalizar el patrimonio natural de toda la sociedad, generando productos con valor agregado y procesamiento (generadores de mayor empleo), que cumplan con los requisitos de los compradores, y que de este modo puedan acceder a los mercados más exigentes.

Para asegurar un mar sano y productivo para las actuales y futuras generaciones, Vida Silvestre promueve la implementación efectiva del Manejo Basado en el Ecosistema, que apunta a gestionar los recursos pesqueros a partir de una mirada integral del ecosistema, y promoviendo prácticas que aseguren que la actividad económica respete y se adapte a los ciclos naturales y procesos de nuestro mar. Pero, para ello, necesitamos avanzar en mejoras en el conocimiento de los recursos pesqueros, así como también en la gobernanza y en los sistemas de control, promoviendo en todos los casos una participación activa y responsable del sector industrial para desarrollar prácticas más amigables que disminuyen el impacto de la pesca sobre los ecosistemas. Este es un proceso de cambio cultural incorporando valores y prácticas más responsables.

El «Estudio de mercado de la cadena de suministro de pescado blanco proveniente de la República Argentina» realizado por el Lic. Gabriel Sesar, es un aporte de Vida Silvestre constituye un primer paso para sistematizar esta información, y podrá ser mejorado con la participación de las autoridades y de las mismas empresas pesqueras, con la contribución de las organizaciones de la sociedad civil. A partir de los resultados del informe se puede elaborar un diagnóstico que, acordado por los diversos actores del sector, permita diseñar políticas de mediano y largo plazo en pos de consolidar un nuevo modelo de pesquería, sustentable desde el punto de vista ambiental, social y económico.

Link al informe completo