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O Tempo Não Pára

Por Ing. Gabriel Mysler, Consultor especializado en Innovación para la industria de Seguros.-

 

 

Así cantaba el cantante brasileño Cazuza en 1988. Aquí la conocimos también traducida al español cantada por la Bersuit en vivo en 2002.

Tres conceptos sencillos, casi evidentes, pero muy profundos se desprenden de esta canción.

Yo veo el futuro repetir el pasado
Veo un museo de grandes novedades
Y el tiempo no para, no para…

El primer concepto es que el tiempo no para. Podemos intentar convencernos que pasa lento, o que para otros pasa más rápido. Einstein afirmaba que el tiempo es relativo. Lo único que no podemos hacer es detenerlo.

Las empresas lo saben, aunque a veces prefieren postergar las decisiones de innovación creyendo que el cambio, que el tiempo no los alcanzará a ellos.

El  segundo concepto es el futuro que repite el pasado. La alegoría es aquí a repetir, a eternizar, los viejos errores que regresan una y otra vez. Sabemos que no funciona, que no sirve, que el cliente espera otra cosa, pero es más seguro, más fácil y más cómodo seguir igual. Tal vez la canción se refería al país de esa época. Los países pueden repetir errores, se empobrecen cada vez más, tal vez quiebran, pero no desaparecen. Los errores reiterados en las empresas, se pagan con la desaparición.

El tercer punto es quizá el más poético y concreto a la vez. “Un museo de grandes novedades”. Grandes anuncios, novedosas propuestas y productos cuya única virtud era – precisamente – ser nuevas. Y por ello van a ese museo de las grandes promesas vacías. Novedad, repetimos siempre, no es innovación.

El mundo del seguro y de la banca presenta muchas novedades y tal vez poca innovación.  Y por ello el cada vez más creciente ecosistema incluye actores hasta hace poco impensados como medios de comunicación, telefónicas, cadenas de electrodomésticos, grandes tiendas, bancos virtuales, compañías tecnológicas y startups.

Bancos y aseguradoras tradicionales están amenazados por las gigantes tecnológicas (entre otras amenazas). Según una encuesta de Oliver Wyman de 2018, los consumidores confían más en los bancos y aseguradoras  tradicionales que en las empresas tecnológicas como Google, Alibaba, Apple o Amazon para preservar y administrar sus riesgos y su capital y como garantes de la privacidad de la información.

Pero sin embargo el gran desafío está en las experiencias gratificantes que ofrecen las tecnológicas que muy rudimentariamente están diseñando las tradicionales. Hasta ahora las empresas financieras tradicionales están percibidas como más seguras y garantes la privacidad de la información.

Pero el tiempo no para…

El «gap» entre unas y otras no es tan grande.

  • 51% responden que tradicionales actuarán en beneficio del inversor (contra 39% de las No tecnológicas)
  • 64% responden que las tradicionales protegen la información personal  (contra 46% ).

Las distancias pueden acortarse rápidamente. Bancos y aseguradoras están percibidas generalmente como lejanas a la gente, no buscan ofrecer experiencias gratificantes en el corto plazo. Trabajan para posicionarse como garantía de largo plazo y de futuro.

Basta recordar que en los años 60 los relojes japoneses eran considerados de muy baja calidad comparados con los suizos y que “made in Japan” o “made in Corea” eran sinónimo de producto de baja calidad. Hoy en día ¿quién se animaría a afirmar esto?

Si somos capaces de entender que el pasado condiciona al futuro pero no lo predice, si somos capaces de intentar innovar y no de ofrecer novedades, entonces estaremos en camino para dar la batalla del futuro.

Años atrás un análisis de Fortalezas y Debilidades, de Oportunidades y Amenazas (FODA) podía hacerse con frecuencia baja. Hoy es necesario hacerlo casi a diario. Cambian las expectativas, cambian los jugadores, cambian las exigencias, cambian las regulaciones, cambia el consumidor.

El tiempo no para…

https://youtu.be/7AkEQM9AdEY