Las economías agropecuarias argentinas cuentan con mucho conocimiento y experiencia, algo que nos destaca del resto del mundo y que permite a los diferentes sectores del campo maximizar su negocio. Pero a pesar de todo este conocimiento, están bajo la presión de mejorar sus negocios a través de la tecnología, para sumar un valor diferencial. Al mismo tiempo, la crisis climática que conlleva aumentos de eventos climáticos extremos, como sequías, olas de calor e inundaciones, también hace que los negocios tengan que ser más sustentables, reduciendo su huella de carbono mediante la utilización de menos procesos, menos transporte, menos consumo de energía, entre otras medidas. Y es acá donde aparece la tecnología para colaborar en este sentido. Es el campo uno de los sectores que tiene sobre sus espaldas la responsabilidad de empujar la economía del país; y además deberían hacerlo de un modo sustentable que requiera el menor uso de recursos posibles. El cambio climático exige un cambio de paradigma en la gestión, que incluye la búsqueda de la eficiencia en cada etapa del negocio.
En este momento del mundo, el papel cada vez más importante de la tecnología para el sector del campo se convierte en algo central. La tecnología hace que el trabajo de manera remota sea una realidad para el agro. Pero también ayuda, en el caso de los comercios y negocios rurales, a poder obtener en tiempo real información y datos que les permiten entender el rendimiento de sus negocios, ya sea viendo el tipo de producto o servicio que se demanda y se tracciona en el mercado, los valores que los clientes están dispuestos a pagar con su compra, ofrecer diferentes maneras de pagos, acortar los tiempos de entrega; y así poder tomar decisiones en base a información real y actual. La tecnología, a través de plataformas, aplicaciones, market places, tiene el potencial de transformar al sector en todos sus niveles, desde la puerta del negocio a la tranquera. A su vez permite realizar actividades de modo más eficiente, detectar problemas, tendencias, ahorrar insumos y en consecuencia trabajar en un entorno más ágil, rápido y práctico para todas las partes; y siendo también sustentables. Sin dejar de lado que colabora muy eficazmente con las economías emergentes, que son las que cuentan con menores recursos y poca posibilidad de inversión y que con la adopción de tecnología pueden resolver prácticamente todas las necesidades de su negocio, con poca inversión y dedicación de tiempo.
Y es en este contexto que las empresas del sector tecnológico debemos enfocarnos en seguir desarrollando y perfeccionando alternativas y soluciones digitales para la comercialización de los productos y servicios generados por los pequeños agricultores y en estrategias de venta innovadoras, que den respuesta a las problemáticas comunes de este tipo de negocios: poca exposición de los pequeños comercios, falta de herramientas comerciales, fraudes, poca transparencia, poco control de stock, falta de insumos, sobre todo en regiones particulares, entre otros.
El rol de la tecnología es dar respuesta a los problemas actuales y nosotros somos parte de la solución.