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No habrá innovación si no hay motivación

 Por Ing. Gabriel Mysler, Consultor especializado en Innovación para la industria de Seguros.-

Ya nadie discute sobre la necesidad de innovar, y existe un amplio consenso acerca del riesgo de no hacerlo. Pero poco (muy poco) se debate sobre qué es necesario hacer para poder innovar. No alcanza con una buena idea, ni es suficiente contar con la tecnología más sofisticada. Siquiera es determinante tener los mejores recursos humanos y económicos. Es necesario e imprescindible motivar para el cambio. No habrá innovación sin motivación.

Cuando buscamos innovar, debemos comprender qué nos motiva a hacer o dejar de hacer cosas como personas, como individuos y como miembros de una organización.

¿Qué es la motivación?

 Antiguamente se hablaba de dos impulsos: el biológico (que busca satisfacer nuestras necesidades básicas) y el externo (que está basado en las reglas sociales). En los años 40, el psicólogo Harry Harlow agregó una razón más poderosa: hacer las cosas por el placer que nos provocan. Aquí aparece el factor intrínseco.

Daniel Pink en su libro “Drive: TheSurprisingTruthAboutWhatMotivatesUs” diferencia la motivación extrínseca de la intrínseca. La extrínseca es aquella que habitualmente usamos en las empresas (¿palo y zanahoria?) y que podría definirse en la siguiente ecuación:

Motivación = Salario + Comisiones + Bonos + Auto + Ascenso + Viajes + Vacaciones + Mejor oficina+ …+ … +… + …

Sin embargo es la motivación intrínseca aquella que más nos mueve a actuar. A la mayor parte de las personas les importa más la satisfacción que les puede ofrecer un determinado trabajo que las recompensas externas o premios que podrían recibir por realizarlo.

Los componentes de la motivación intrínseca son:

  1. Autonomía: Nos gusta poder dirigir nuestro comportamiento nosotros mismos. Sentir que somos responsables sobre nuestra acción.
  2. Maestría: Deseamos ser cada vez mejores en lo que nos importa y nos gusta. Sentir que somos buenos en lo que hacemos y que se nos valora por ello
  3. Propósito: Necesitamos conectar la conquista de la excelencia a algún propósito superior. No solo elegir los objetivos, sino que estos sean los objetivos adecuados.

¿Qué nos mueve a actuar?

Podríamos enunciar una lista muy larga, pero seguramente en el Top 5 estarían el dinero, el poder, la autoestima, el reconocimiento y el amor.

Lamentablemente en las organizaciones, se sobre-simplifica y se pone el acento en el dinero, en los bonos y en la promoción en la escala laboral. Incluso a veces se trabaja con la motivación negativa: o se logra el objetivo o se obtiene un castigo. Es clásico el caso en el que los mejores vendedores de la empresa obtienen un lujoso viaje, los que siguen un set de asador, y el resto el olvido (o el despido).

En esta visión, un tanto miope, se deja de lado el sentido de pertenencia, el sentido de destino, el orgullo de sentirse necesario, el reconocimiento social y el afecto de las personas.

El universo interior

Victor Frankl afirmaba que la desesperación no viene de las circunstancias, por adversas que estas puedan ser, sino de la falta de objetivos y propósitos. En otras palabras, el contexto más adverso no es tan desmotivador como la falta de un horizonte y de un sueño que perseguir.

Si entendemos que la innovación no es un fin en sí mismo sino que un medio para llegar a ofrecer mejores productos y servicios adaptados a las necesidades y deseos de nuestros clientes, entonces debemos motivar a nuestros equipos a innovar.

Dan Ariely, un investigador  y académico especializado en Economía del Comportamiento, demostró en varios experimentos que la gente está dispuesta a ayudar si le damos una razón para hacerlo. En una prueba que se realizó ante una larga fila de personas que aguardaba pacientemente su turno para ser atendidas, intentó pedir que lo dejen adelantarse dando una razón o sin darla. Si bien la razón esgrimida era trivial (“estoy apurado”, decía), hubo más de un 50% más de personas que lo dejaron pasar con explicación que sin ella. La conclusión fue definitiva: ¡estamos dispuestos a dar más si nos ofrecen una razón!

En 1776 Adam Smith publica su libro ”The wealth of nations” (La riqueza de las naciones) donde proponía su famosa idea de la especialización y la separación de las tareas en partes más sencillas y repetitivas  para lograr mayor eficiencia en la producción. Un  concepto que emana de la publicación es que el mercado es el lugar donde la gente intercambia trabajo por salario, independientemente de lo significativo e interesante que este trabajo sea para quien lo realiza.

Si el dinero fuera el único motivador en la psique humana (o al menos el principal), la motivación dependería solamente de pagar el precio correcto por las tareas asignadas. Pero sin embargo, pareciera que con pagar y exigir no es suficiente para lograr los resultados que esperamos… Las personas necesitamos razones: queremos ver la película, no solo fotos aisladas de la realidad.

En 1844 Karl Marx escribe sobre la alienación del trabajo. Aquí describe cómo al trabajar cada uno en una sub-tarea pequeña, el trabajador no conoce bien cuál es el proyecto del que forma parte. No entiende en qué influye su trabajo en el resultado general. No tiene claro quién usará el producto que él fabrica y así pierde la conexión, el vínculo y la relación con la empresa, el proyecto y el usuario del producto.  Marx no hace más que mostrarnos que la falta de sentido de destino y la falta de motivación nos aliena y nos quita propósito.

¿Cómo motivar para innovar?

Ahora es más fácil entender por qué fracasan tantas veces los procesos de innovación: ¡Porque aquellos que deben ejecutar los cambios no están motivados a innovar y no hacen el esfuerzo necesario para vencer la inercia de sus acciones diarias y de la cultura organizacional!

¿Cómo comenzamos a motivar hacia la innovación?

  • Mostrar con claridad hacia dónde vamos y por qué
  • Trasmitir el placer y la superación por la tarea diaria.
  • Demostrar que somos eslabones en una cadena en la que un simple corte en algún eslabón destruye la cadena de valor.
  • Comunicar los objetivos de corto, mediano y largo plazo.
  • Capacitar y empoderar a los empleados.
  • Realimentar los resultados y discutir los avances y retrocesos.
  • Compartir el entusiasmo y contagiar la pasión por crear y ser parte del cambio.
  • Convencer a todos los miembros de una organización deben ser y sentirse parte del proyecto y saber que su acciónsuma.

No podremos innovar en TI si el Call Center no siente que es parte y aporta. No podremos innovar en Ventas si Producción no entiende su rol y ve reflejado su esfuerzo en el resultado del equipo.

Para innovar hay que motivar, y motivar es entre otras cosas, crear y sostener el sentido de pertenencia y de destino.

¿Querés saber más? ¡Mirá los dos videos! https://youtu.be/55DKnHgM9eg