En los últimos años, las mujeres han comenzado a cuestionarse sus vidas y asumido el desafío de animarse a ocupar otros espacios. En esta línea y luego de un contexto de pandemia donde se comenzó a vislumbrar mayor participación de mujeres al volante, La Caja llevó a cabo una investigación para indagar de qué modo este fenómeno se experimenta actualmente en el escenario vial, qué percepciones o estereotipos existen sobre las mujeres y la conducción, hábitos y costumbres que impactan en la seguridad vial, y como es la movilidad diaria.
Los resultados, en base a una muestra de 400 casos compuesta por 50% mujeres y 50% varones de entre 18 y 60 años, distribuida geográficamente en AMBA (50%), Mendoza (15%), Córdoba (15%), Tucumán (10%) y Río Negro (10%), fueron curados por la Lic. en Sociología e investigadora del CONICET, Leda Pereyra, y se presentan a continuación.
¿Cómo se mueven las mujeres? “Aunque entre 7 y 8 de cada 10 mujeres no cuentan con licencias de conducir; la presencia de mujeres conductoras aumentó en los últimos años. La edad promedio en que empiezan a conducir supera a la de los varones”
Las mujeres son las principales usuarias del transporte público y que realizan una gran proporción de viajes a pie para realizar sus actividades diarias. En esta experiencia de viaje, analiza Leda Pereyra, repercute el importante peso de la movilidad para ‘Dejar/Buscar/Acompañar a miembros del hogar a centro educativo’ que realizan las mujeres a diario: muchos de sus desplazamientos incluyen a niños/as, lo que conlleva por un lado asumir mayores preocupaciones asociadas a la integridad física propia y la de las personas a cargo y una potencial incomodidad y dificultad al viajar con bolsos, mochilas y/o cochecitos de bebé.
Con respecto del uso del auto, en primer lugar, es importante considerar que, en las ciudades analizadas, únicamente cuentan con este recurso de movilidad entre un tercio y algo más de la mitad de los hogares. Se observa que, en los casos en que hay un vehículo en el hogar, no son mayormente las mujeres quienes lo utilizan efectivamente, dejando ver que al interior de los hogares las decisiones sobre los recursos de movilidad aún hoy evidencian un sesgo de género.
El estudio da cuenta de que entre 7 y 8 de cada 10 mujeres no cuentan con licencias de conducir. Por otra parte, la edad promedio en que empiezan a conducir supera a la de los varones, más de la mitad de estos obtienen su licencia hasta los 18 años. Este fenómeno se condice con el menor incentivo que de jóvenes reciben las mujeres para aprender a manejar o sacar la licencia, reflejado incluso en que los juguetes que utilizan de pequeñas están poco vinculados al mundo vial. De este modo, posiblemente también les cueste más imaginarse en roles profesionales vinculados al manejo.
Así y todo, las mujeres utilizan el auto. Aun cuando su uso continúa siendo proporcionalmente menor al de los varones, este va en aumento: según la Agencia Nacional de Seguridad Vial, del total de licencias de conducir emitidas en 2021 a nivel nacional, cerca de un tercio corresponden a mujeres, el valor más alto desde 2010. De manera similar, en CABA casi 4 de cada 10 nuevas licencias fueron otorgadas a mujeres durante 2021, representando la mayor proporción de los últimos 20 años.
En lo que respecta a las motos, aún no se registra una presencia fuerte de las mujeres en la conducción: en las ciudades bajo estudio, las mujeres solo representan entre el 14% (AMBA) y el 30% (Córdoba) de los viajes hechos como conductoras de moto o ciclomotor, dejando ver así que los varones siguen siendo sus principales usuarios.
En los últimos años, incluso previo a la pandemia de COVID 19, se constata un aumento en la promoción del uso de la bicicleta en varias ciudades argentinas. Resulta interesante recuperar que la bici es el único medio de transporte en el que las mujeres expresan sentirse más confiadas y seguras que los varones. Además, se detecta luego de la pandemia un crecimiento en el uso de la bicicleta como medio de transporte en las ciudades argentinas: un 46% de las personas encuestadas utilizó ‘más que antes de la pandemia’ este medio de transporte.
Mujeres al volante
Resulta interesante remarcar que 7 de 10 personas encuestadas coinciden en que las mujeres manejan igual de bien o mal que los varones, comprobando así que comienzan a desarmarse en el imaginario social los prejuicios que históricamente asociaban a las mujeres con el “manejar mal”, situación que las exponía a situaciones de violencia cotidiana en su tránsito por escenario vial. Así, no solo comienzan a perder peso antiguas concepciones, sino que en algunas plazas la situación se invierte, por ejemplo, en Córdoba más del 75% de los encuestados consideran que las mujeres manejan igual de bien o mejor.
Por otra parte, entre 6 y 7 personas encuestadas reconocen que las mujeres ‘experimentan mayores situaciones de violencia’ en el escenario vial que los varones. También es de destacar que las mujeres sienten menor ‘confianza/seguridad’ que los varones al transitar el espacio público, sobre todo al ‘manejar/conducir un auto o moto’ y ‘caminar por la calle’. Esta percepción y reconocimiento diferencial de la experiencia de movilidad se advierte principalmente entre las mujeres, los/as más jóvenes (18 a 24 años) y residentes en AMBA.
Es también el segmento joven el que mayormente afirma que las mujeres experimentan mayores situaciones de violencia en la vía pública. La población más joven identifica esta problemática con mayor claridad, en comparación a otros grupos etarios.
Puntualizando en el acatamiento de las normas de tránsito, 5 de 10 considera que las mujeres las respetan en mayor medida que los varones. Este dato se intensifica en Tucumán, con 6 de sobre la media con 59%, y se diluye en Río Negro con 3 de cada 10. En esta última se destaca, de todas maneras, que casi la mitad de los/as encuestados/as afirman que mujeres y varones incumplen por igual, mostrando así un alto nivel de percepción del incumplimiento de la normativa vial en la región. También es interesante remarcar que la opción porque los varones respetan más no supera en ninguna de las regiones analizadas el 5% de las personas encuestadas.
En esa línea, es destacable también que a la gran mayoría de los actores y actrices del escenario vial les resulta indistinto que sea una mujer o un varón quien conduce un colectivo o un taxi/ remis/apps de traslado, mostrando una importante aceptación de las mujeres al volante incluso en posiciones profesionales. Entre las encuestadas mujeres, se revela mayor la percepción de seguridad cuando la conductora es mujer, sensación que se acentúa cuando se trata de viajes en taxi/remis/ apps de traslado.
“Hoy emerge el incremento en el uso profesional del auto por parte de las mujeres, lo que constituye una oportunidad de salida laboral en el actual contexto de crisis. Esto podría precisar del apoyo por parte de las políticas públicas y empresariales focalizadas en promover la participación de las mujeres en el transporte, sector que históricamente ha sido altamente masculinizado” asegura Leda.
¿Cómo se sienten las mujeres en la vía pública? ¿Cuál es la experiencia de los varones?
A partir de la investigación realizada por La Caja, se observa una paradoja en relación a la experiencia de seguridad en el escenario vial: más de la mitad de las personas encuestadas (mujeres y varones) menciona tener temor en el escenario vial y a la vez se registra la autopercepción de un alto respeto por las normas de seguridad vial.
9 de cada 10 personas encuestadas tanto mujeres como varones considera que siempre o casi siempre respetan las normas de seguridad en sus desplazamientos cotidianos. Sin embargo, algo más de la mitad se siente ‘algo’ o ‘muy inseguro/a’ en el escenario vial. El principal motivo de inseguridad señalado es la ‘falta de respeto a las normas/reglas de tránsito (de conductores/as y peatones/as)’. Indicando que se proyecta la falta de acatamiento de las normas de seguridad en los demás actores y actrices más que pensarse siendo protagonista y parte del problema identificado.
Si bien es el motivo más señalado en todas las áreas analizadas, las siguientes causas y las proporciones varían entre las distintas zonas. Así, mientras que no respetar las normas es escogida por más del 60% en AMBA y ronda el 70% en Mendoza y Tucumán, apenas llega al 52% en Córdoba y al 37% en Río Negro. Los otros motivos con mayor ponderación en esta última son “calles deterioradas” y “falta de respeto al prójimo/a” con el 11% cada una. En Córdoba casi un cuarto de la población encuestada reconoce a la imprudencia de los/as conductores/as como factor de inseguridad. El uso del celular es el tercer motivo elegido en esa provincia. En Tucumán se destaca que casi el 20% reconoce que el deterioro de las calles genera inseguridad. Lo mismo ocurre en Mendoza, que también suma la imprudencia de quienes conducen a los principales motivos.
Entre automovilistas y motociclistas se reconocen mayormente como personas que respetan las medidas de seguridad. Así y todo, 2 de cada 10 asumen que aceleran de manera frecuente con el ‘semáforo en amarillo’ y, en menor medida, que suelen distraerse al momento de manejar ‘manipulando el GPS/radio’. Esto se ve principalmente en varones, y jóvenes de entre 25 y 40 años (y más en el interior que en AMBA).
Los/as peatones/as, también reconocen efectuar prácticas no tan “seguras”. Este tipo de conductas prevalecen sobre todo en varones y personas muy jóvenes (18-24 años), aunque también se observan entre quienes tienen hasta 40 años.
Entre ciclistas, a diferencia del resto de actores y actrices del escenario vial, se observa que hay un mayor reconocimiento a realizar prácticas no tan “seguras” de manera frecuente.