En el presente y en función del “aislamiento social” recomendado para evitar contagios de COVID – 19, se promociona el uso de la moto.
¡Cuidado! “Puede ser peor el remedio que la enfermedad” en términos sanitarios ya que el politraumatizado requiere siempre similares recursos del sistema de salud que el enfermo severo de corona virus.
Desde el ISEV siempre hemos valorado la moto y su positivo rol en la movilidad sustentable. Sin embargo esa ponderación favorable del vehículo no se traslada automáticamente a quien lo utiliza. Por el contrario siempre hemos distinguido entre “motociclistas” y “usuarios de motos” en función de la diferente percepción de riesgo que tienen unos y otros, en nuestra sociedad.
En términos generales el “usuario de moto” ha llegado al vehículo en función “económica” por su costo substancialmente inferior, de fácil accesibilidad en el financiamiento y mercado, y con muy baja o nula exigencia en los requisitos para obtener la licencia, particularmente en los de menor cilindrada. Para él, la moto es un medio de transporte personal y familiar, particularmente en aquellas localidades en las que el transporte público desapareció. O, en muchos otros casos, es una herramienta de trabajo en servicios de delivery o mensajería.
El problema es que el “usuario de moto” a diferencia del “motociclista”, no se percibe (ni a él ni a su familia) como usuario vulnerable de la circulación viaria, transportando o trabajando.
Un motociclista no repara en costos dentro de su presupuesto para adquirir un casco que proteja adecuadamente su vida y una vestimenta que lo resguarde de lesiones abrasivas. El usuario de moto “porta” casco sólo si hay controles que lo puedan multar y maneja en pantalón corto y ojotas…
No existe en Argentina “institucionalmente”, cultura de motociclista…
Esto ha llevado a que en nuestra sociedad la participación de la moto en siniestros viales graves duplique o hasta triplique los valores en países europeos.
Hasta el año 2005 la moto participaba en 1 de cada 10 siniestros viales graves. En 2019 su participación superó los 3 de cada 10 (32,9) y hoy, a 50 días de confinamiento social por corona virus, se ubica en valores del 35 % y en ascenso.
Ver Gráficos en https://drive.google.com/file/d/1ob4eUrlReZiBo93JN8zR9xWdvVcfjpxm/view?usp=sharing
Dos son los problemas que se presentan con estos usuarios:
- La vulnerabilidad del mismo. Casi el 70 % de las lesiones se concentran en cabeza y cuello.
- En función de la velocidad que desarrolla (a diferencia del ciclista), es víctima y victimario.
Posee una alta tasa de siniestros “solitarios” (vuelcos e impactos contra objetos fijos).