Para los que somos parte responsables de la Economía del Conocimiento 2022 ha dejado muchos aprendizajes y otros tantos desafíos de cara al 2023.
Durante todo el año el foco de la tormenta estuvo puesto en la escasez de talento para la industria local, sobre todo de perfiles tecnológicos, lo que llevó a que muchas empresas pusieran sobre sus espaldas el gran desafío de retenerlos. Para esto, gran parte de las empresas de tecnología, levantaron las banderas de la capacitación y la formación como muestra de la inversión y el interés en nuestras personas. Esto marcó al 2022, como el año de las becas y las capacitaciones; aún, con la dificultad de una constante devaluación.
No hay duda que el desarrollo y la promoción de herramientas y recursos basados en las tecnologías, la formación y el conocimiento han demostrado que son caminos indispensables para que el país pueda aprovechar las potencialidades y las capacidades de los talentos locales. Pero también resulta importante conocer las debilidades que tiene el ecosistema laboral y que impiden el correcto desarrollo de la Economía del Conocimiento. En este sentido, la distancia que hay entre las necesidades y requerimientos de las empresas y las capacidades o intereses de profesionales obstaculiza la construcción de un sistema sólido que permita todavía un mayor crecimiento de dicha economía.
Continuar educando y formando es clave para este crecimiento, pero sigue existiendo la necesidad de revisar de cara al año que comienza, ciertas cuestiones para continuar acortando dicha distancia. Incorporar en las currículas educativas la enseñanza de la tecnología desde temprana edad, vincular a la capacitación con la práctica laboral, trabajar en la desigualdad e inclusión laboral, trabajar en la generación de nuevos sesgos en las decisiones de búsquedas y contratación por parte de las empresas para que permitan a los talentos hacer carrera en el país, dedicar más tiempo y recursos por parte de las empresas a formación y proyección de carrera a nivel local; son algunas de las iniciativas y acciones que se deberían tomar.
Trabajar en estos puntos requiere de una redefinición interna de perfiles y tipo de colaboradores que vayan de la mano de las necesidades de la fuerza laboral, ya sea tanto por parte de las empresas que contratan, como por las que ofrecen talentos. Esto implica un trabajo sincrónico que logre demostrar el interés que tiene el sector empresario en los talentos y su crecimiento profesional, a través de un acompañamiento, un propósito claro de carrera y profesionalización, que potencien las capacidades, habilidades y conocimientos de las personas.
Alcanzar un crecimiento sostenido requiere que todos los responsables de la generación de oportunidades logremos impactar en la sociedad para que todos nuestros talentos sigan eligiendo estudiar, formarse y trabajar en nuestra industria; una industria que tiene todo el potencial para generar un ecosistema de oferta y demanda sólido.
La realidad nos demuestra que los mejores resultados se obtienen con la integración y el esfuerzo en conjunto de los actores vinculados con la Economía del Conocimiento y es de esta manera como deberíamos comenzar el año 2023.