En Argentina, en los últimos cuatro años – de 2014 a 2017- los siniestros viales graves no cesan de aumentar. En 2017 alcanzaron un 55 % más que en 2014.
En mortalidad vial se aumentó casi un 13 % y en morbilidad vial (heridos graves) un 41 % más que en 2014.
En materia de infraestructura vial, en términos mayoritariamente generales -dejo un espacio para alguna excepción, que realmente no conozco-, no se aplican auditorias de seguridad vial en el diseño, construcción y mantenimiento de vías. Es increíble el desinterés e ¿ignorancia? en el señalamiento de obras, más considerando el enorme monto de las inversiones en la construcción de caminos.
En materia de Infraestructura vehicular, basta escuchar al Ministro del área justificando la postergación por años del control de estabilidad (ESP) obligatorio para los autos en la Argentina, con argumentos comerciales y comparando el ESP con los piedrazos en la cancha de River.
En materia legislativa, la producción normativa ha sido paupérrima y de muy baja o nula eficiencia. Un falso endurecimiento de penas para los productores “extremos” de siniestros y muertes viales (sigue abierto un amplio arbitrio en su aplicación). Medidas aisladas, absurdas y desnaturalizadoras de las competencias de Estado como “Sin Casco no hay Combustible”, estampado de dominios en cascos y chalecos, “corredores seguros” para cuatriciclos sin mayores precisiones técnicas y jurídicas. Un Decreto de Necesidad y Urgencia (27/08) que reforma una ley (a la que deben adherir en su nuevo texto las jurisdicciones provinciales), y un Decreto Reglamentario (32/18) que requiere de aclaraciones, correcciones (como muestra un perimetral trasero único en su tipo en el mundo, con una combinación de colores -blanco y amarillo- que nadie comercializa). Una implementación de bitrenes (necesaria, sí) torpe y aún con enormes vacíos en recorridos, factor humano y vehicular.
En fin, resulta muy difícil mantener esperanzado en lograr resultados positivos que permitan reducir o minimizar las consecuencias de esta “enfermedad social” que nos aqueja, por lo menos en las actuales condiciones…
¡Qué lejos me suenan aquellas palabras!
La vida es lo más importante que tenemos y nos estamos matando en accidentes en las ruta y en las calles de todo el país. El año pasado murieron 5.000 personas que no tenían que morir. Es una tragedia nacional. Tenemos que trabajar juntos para bajar esta cifra. Es la principal causa de muerte de jóvenes de 15 a 34 años. No nos podemos quedar de brazos cruzados…Evitar muertes por accidentes viales es, también, otra de las formas de cuidado y de seguridad que los argentinos nos tenemos que exigir”, discurso Presidencial de inauguración de Sesiones Ordinarias el 1/03/2018.