En contexto al caso ocurrido semanas atrás a Ana María Arroyo, la argentina que se enfermó a bordo de un crucero y fue atendida en Jamaica. Ella contaba con un seguro de viajero incluido como un servicio de su tarjeta de crédito, con una cobertura de hasta US$ 20.000, pero el gasto total que afrontó la familia fue de unos US$ 70.000 por la internación, y de los US$ 80.000 (más 35% de adelanto a la AFIP) del vuelo sanitario a cargo de la empresa, para traerla de regreso. Lo ocurrido demuestra que la salud en el exterior puede costar mucho más que todo lo que ahorró para hacer el viaje, tal como sugiere una nota de La Nación.
Por eso, lo ideal es optar por una póliza acorde con los costos eventuales. Por ejemplo, una cobertura por US$ 20.000, suma que un argentino puede percibir alta, «no alcanza para cubrir un solo día de internación en terapia intensiva en los Estados Unidos, el sistema de salud más caro del mundo, y más para extranjeros», explica Federico Tarling, director de asistencias de Assist Card. En el Caribe.
Un dolor de muela puede costar en los Estados Unidos US$ 300 sólo para que te vean, y otros 300 dólares, el arreglo», ejemplifica Diego Barón, director de marketing y publicidad de Universal Assistance.
Pocas o ninguna de estas precisiones se contemplan al contratar un seguro al paso en Ezeiza, o alclickearonline sin revisar las condiciones de compra. En este canal, los seguros tienen amplia adhesión. Por caso, en Despegar, la mayor agencia de viajes de la región, 35% de los viajeros compra seguros cuando adquiere pasajes o paquetes, alentados por beneficios de precio. El gasto promedio por persona está entre 30 y 50 dólares.
Los seguros no son un genérico», dice Tarling. La extensión de la estada y el destino cambian las necesidades, e inciden en el uso de los servicios, mayormente requeridos para consultas médicas que no revisten gravedad.
Dos de cada 10 pasajeros es asistido en viajes de más de 30 días, y uno de cada 10, en los de menor duración», detalla el director de una de las firmas líderes del mercado. Las internaciones representan un pequeño porcentaje.
A la hora de elegir seguros médicos, el país de destino es clave ya que coberturas de hasta US$ 15.000, incluidas en los productos más básicos, se consideran razonables para moverse dentro de la región. En cambio, el ingreso a Europa exige un mínimo de 30.000 euros de asistencia médica. Y para los Estados Unidos, la recomendación es un piso mínimo de cobertura por 50.000 dólares.
Muchos se conforman con los servicios incluidos en las tarjetas de crédito, sin analizar la conveniencia. En el caso de Visa, Gold y Platinum abarcan US$ 20.000 y 30.000, respectivamente, mientras que Signature llega hasta US$ 150.000, cifra a la que pueden alcanzar los clientes de los otros plásticos, con un pago adicional.
En las contrataciones, hay una condición que es fuente de malentendidos y discusiones, que vuelven aún más tedioso el retorno: sin excepción, los viajeros deben dar aviso a la compañía cuando se necesita un servicio de salud. Algo que podrá hacerse en diferido ante una urgencia. Lo importantes es saber que saltear ese paso complicará los reintegros, que deberán tramitarse con los comprobantes.
Los productos no funcionan como una prepaga -diferencia Barón-, sino como un servicio de urgencias. Hay confusiones cuando las personas vuelven de viaje y nos presentan casos que nunca fueron avisados», aclara Tarling.
En esas situaciones, sin riesgo de vida, no hay reembolsos para cubrir el gasto. La idea es que los viajeros vayan o reciban al médico sin usar la billetera. Es que cada compañía cuenta con una red de prestadores, que forma parte de una estructura de costos.
En una sala de guardia de los Estados Unidos, un resfrío puede costar US$ 2000, que en nuestra red no sale más de US$ 300″, concluye Tarling. De reconocerlo, Assist Card sólo compensaría el costo equivalente al de la propia atención.