Innovación

La importancia de avanzar en seguros específicos para las energías renovables

Foto: Pixabay.

Las energías renovables están viviendo su época dorada y, pese a que las fuentes tradicionales de energía siguen en el mercado, las sostenibles van ganando adeptos y competitividad.

De hecho, según QBE, la generación de electricidad a partir de fuentes renovables aumentará un 6,5% en 2024 y un 4,6% en 2025.

Cada vez más empresas y usuarios abogan por este tipo de energías en sus proyectos, por lo que los seguros han tenido que adaptarse también a esta nueva realidad y se han especializado.

Jhasa, broker español de seguros y reaseguros independiente especializado en los sectores de construcción, energía, M&A y caución, entre otros, ha identificado esta tendencia y sus implicaciones.

Las compañías del sector recurren cada vez más a coberturas que mitiguen riesgos específicos asociados a la incorporación de nuevas tecnologías, la operatividad de proyectos a gran escala y la volatilidad de los mercados energéticos.

La rápida transformación de la industria está generando una creciente demanda de pólizas que cubran riesgos operativos, tecnológicos y financieros, garantizando la estabilidad y continuidad de los proyectos.

Ante los nuevos desafíos energéticos, las empresas están demandando seguros más especializados con coberturas que contemplen los nuevos escenarios.

En el caso particular de España, estas son las principales energías renovables y las que están demandando más seguros especializados:

 

Energía solar fotovoltaica

España es un país con una de las tasas de irradiación solar más elevadas de Europa, lo que le permite aprovechar de manera óptima la energía fotovoltaica.

En los últimos años, el número de plantas solares ha crecido exponencialmente, consolidándose como una fuente clave en el mix energético nacional. A esta tendencia se suma el avance en tecnologías que mejoran la eficiencia y la integración de la energía solar.

Este crecimiento ha sido posible debido a los avances en sistemas de almacenamiento de energía, como las baterías de última generación, que permiten almacenar el excedente de producción para su uso posterior, garantizando un suministro más estable.

 

Energía eólica

España cuenta con una capacidad instalada de más de 30 GW en energía eólica, situándose entre los países líderes en este sector a nivel europeo. Este crecimiento se ha visto impulsado por el desarrollo de nuevas turbinas más eficientes y el interés en la expansión de la energía eólica marina.

El diseño de turbinas con palas más largas y materiales ultraligeros ha permitido aumentar la generación de electricidad incluso en condiciones de viento moderado. Esta innovación mejora el rendimiento y reduce los costes operativos al hacer más eficiente la producción de energía.

Por otro lado, aunque España aún no ha desarrollado grandes parques eólicos en el mar, existen proyectos en marcha que contemplan el uso de plataformas flotantes.

Esta tecnología, ampliamente utilizada en el norte de Europa en países como Reino Unido, Países Bajos y Alemania, permite la instalación de aerogeneradores en aguas profundas, donde los vientos son más constantes y la producción energética es más estable.

 

Energía hidroeléctrica

La energía hidroeléctrica sigue siendo una de las principales fuentes renovables de España, aportando estabilidad al sistema eléctrico gracias a su capacidad de producción continua.

A través de centrales hidroeléctricas ubicadas en ríos y embalses, España aprovecha el movimiento del agua para generar electricidad de manera eficiente y sostenible. A lo largo de los últimos años, se han implementado mejoras en las infraestructuras hidráulicas para optimizar el rendimiento de las centrales y reducir el impacto ambiental de los proyectos.

Además, el desarrollo de sistemas de almacenamiento mediante bombeo hidráulico permite regular el flujo de energía en la red, aportando mayor estabilidad y flexibilidad operativa.

 

Almacenamiento de energía

El crecimiento de las energías renovables ha impulsado la necesidad de contar con tecnologías de almacenamiento que garanticen la estabilidad del suministro eléctrico.

España ha avanzado significativamente en este ámbito con el desarrollo de baterías de litio de última generación, capaces de almacenar grandes cantidades de energía para su uso en momentos de menor producción. Además del almacenamiento en baterías, se están explorando otras soluciones como el almacenamiento por aire comprimido (CAES), que permite conservar energía a través de la compresión y liberación de aire, y los sistemas termosolares con sales fundidas, que almacenan el calor generado por la radiación solar para su conversión en electricidad en cualquier momento del día.

 

Hidrógeno verde y otras fuentes emergentes

El hidrógeno verde, la biomasa y el biometano están emergiendo como tecnologías clave para la transición energética en España. El desarrollo de proyectos piloto de hidrógeno verde demuestra su potencial para convertirse en una fuente de energía limpia y sostenible en los próximos años.

Además, la expansión de plantas de biomasa y biometano contribuirá a diversificar el panorama energético nacional, reduciendo la dependencia de los combustibles fósiles.

 

Fuente: Diariocrítico.com