De acuerdo con la Asociación de Examinadores de Fraude Certificados (ACFE), las compañías pierden un volumen promedio del 5% de sus ingresos anuales a causa del fraude. Aunque la cifra parezca exigua, equivale a miles de millones de dólares al año. En respuesta a esto, las aseguradoras están recurriendo a la inteligencia artificial (IA) como herramienta clave para detectar y prevenir estas actividades fraudulentas.
Según detalla el reciente artículo de Mapfre «El fraude en el sector de los seguros: innovación y estrategias para una protección efectiva», mediante algoritmos de aprendizaje automático, las aseguradoras pueden analizar grandes volúmenes de datos y detectar patrones sospechosos, optimizando procesos en áreas como la suscripción y los siniestros. Sin embargo, la misma tecnología puede ser usada por ciberdelincuentes para desarrollar fraudes más sofisticados, como los deepfakes, que dificultan su detección.
Asimismo, el informe de Mapfre describe que existe una necesidad de implementar estrategias proactivas dado el aumento exponencial del fraude debido al acceso masivo a herramientas avanzadas de IA generativa. Estas estrategias incluirían implementar tecnologías avanzadas, formar al personal, colaborar con otros actores del sector y mantenerse al día con los avances tecnológicos.
En este sentido, Mapfre ha desarrollado modelos de IA en países como Estados Unidos, España y Brasil, aplicando técnicas como el análisis de grafos y datos históricos anonimizados. Un enfoque con el que ha logrado reducir el fraude en seguros de autos y que, dado su éxito, también ha sido extrapolado al ramo de hogar, mejorando la eficiencia operativa y reduciendo costes.
La innovación, la colaboración intersectorial y la inversión en tecnología y formación son, según Mapfre, aspectos esenciales para mitigar el impacto del fraude, protegiendo no solo a las aseguradoras, sino también fortaleciendo la confianza de los clientes y la sostenibilidad sectorial, lo cual contribuye al beneficio social.