La inteligencia emocional refiere a la capacidad de las personas para reconocer, comprender y percibir emociones eficazmente en la vida cotidiana.
Daniel Goleman, psicólogo, periodista científico y experto en inteligencia emocional, y Richard E. Boyatzis, autor, profesor y experto en desarrollo de liderazgo e inteligencia emocional, agrupan estas habilidades en cuatro categorías principales:
- Conciencia de sí mismo: entender tus propias emociones y cómo afectan tu actuación.
- Autogestión: controlar tus emociones eficazmente y tomar iniciativas positivas. Por ejemplo, a través del autocontrol emocional, adaptabilidad, orientación al logro y panorama positivo.
- Gestión de relaciones: gestionar interacciones con otros para ayudarlos a sentirse comprendido. Por ejemplo, a través de coaching, trabajo en equipo, influencia, gestión de conflictos y liderazgo inspirador.
- Conciencia social: medir y leer con precisión situaciones y personas que te rodean. Por ejemplo, a través de la empatía y la conciencia organizacional.
De acuerdo con el relevamiento del Capgemini Research Institute, se espera que, en promedio, la demanda de inteligencia emocional aumente hasta seis veces:
- El sector de servicios financieros experimentará el mayor aumento en la demanda de habilidades de inteligencia emocional.
- El desplazamiento de tareas rutinarias, la evolución de los roles laborales y la incapacidad de automatizar ciertas tareas serán razones clave para un aumento en la demanda de habilidades de inteligencia emocional.
Asimismo, el 76% de los ejecutivos está de acuerdo en que la inteligencia artificial y la automatización aumentará la demanda de habilidades de inteligencia emocional, ya que los empleados tendrán un papel más orientado al cliente y a las personas.
El informe sostiene que, aunque la automatización y la inteligencia artificial afectarán a todos los niveles profesionales, las compañías actualmente se centran más en desarrollar habilidades de inteligencia emocional en los niveles superiores que en los niveles no supervisores:
- Las compañías no evalúan ni contratan adecuadamente a empleados no supervisores en función de sus habilidades de inteligencia emocional.
- Sólo el 26% de las compañías brindan retroalimentación a los empleados no supervisores en función de sus habilidades de inteligencia emocional.
- Las compañías no imparten suficiente capacitación para desarrollar habilidades de inteligencia emocional para los empleados de todos los grados y particularmente para aquellos en roles no supervisores.
Por otra parte, el estudio indica que las compañías se benefician de empleados que muestran un alto cociente de inteligencia emocional:
- Los principales beneficios para las compañías incluyen mayor productividad, alta satisfacción de los empleados, mayor participación de mercado y reducción del desgaste.
- Los beneficios para los empleados incluyen mayor bienestar, menor miedo a perder el empleo, más apertura al cambio y la protección de los puestos de trabajo humanos frente a las máquinas.
- Las compañías pueden lograr retornos hasta cuatro veces mayores invirtiendo en habilidades de inteligencia emocional.
Según lo descripto por el Capgemini Research Institute, esta es la hoja de ruta para que las compañías desarrollen una fuerza laboral más inteligente emocionalmente:
- Personalizar los programas de aprendizaje existentes para integrar la inteligencia emocional y hacerlos accesibles para todos.
- Modificar los procesos de contratación para incluir la evaluación de la inteligencia emocional.
- Aplicar una lente de inteligencia emocional al promover y recompensar el talento.
- Utilizar tecnología y datos para construir una alta cultura de inteligencia emocional.
Conclusión
La automatización y la inteligencia artificial ejercen un profundo impacto en la fuerza laboral, propagan la incertidumbre y el cambio, y requieren nuevas habilidades para afrontar esta transformación.
La inteligencia emocional equipará a los empleados y a las organizaciones con las habilidades que necesitan y, como resultado, está ganando protagonismo rápidamente.
La investigación del Capgemini Research Institute muestra que las empresas pronto requerirán un nivel básico de inteligencia emocional como calificación necesaria, incluso para roles de no supervisión. La inteligencia emocional ofrece beneficios concretos a los empleados y las empresas en términos de mayor productividad, mayor satisfacción laboral y menor desgaste, entre otros. Sin embargo, las empresas aún tienen que adaptar su gestión de contratación, aprendizaje y desempeño a este conjunto de habilidades emergentes. Adaptar estas prácticas para incorporar un enfoque en la construcción de inteligencia emocional, junto con el uso de tecnología y datos, puede ayudar a las empresas a desarrollar una fuerza laboral más inteligente emocionalmente.