En el Informe sobre la economía rusa de COFACE, titulado «La economía rusa: ¿hacia un enfriamiento?», se informa que la crisis de Ucrania se ha producido en un contexto de debilitamiento significativo de la economía rusa. En 2013, el crecimiento de Rusia se redujo a 1,3% después de una progresión media del PBI del 4,8% entre 2000 y 2011. La desaceleración que Rusia está experimentando no es excesivamente diferente de la observada en los demás BRICS. Varios de los principales países emergentes se han caracterizado recientemente por una marcada desaceleración de la inversión y, en menor medida, el consumo.
Señalan que será difícil para las políticas monetarias y fiscales jugar un papel anti-cíclico. En primer lugar, porque la política de tasas de interés se ve limitada por los anuncios de cambios de política económica por parte de la Reserva Federal, que desestabilizan las principales monedas emergentes. Pero, sobre todo, porque la desaceleración proviene de deficiencias estructurales: infraestructuras problemáticas y sobre todo un clima de negocios difícil en el caso de Rusia. En los papeles, desde el punto de vista financiero, Rusia se encuentra en una situación cómoda que puede permitirle limitar el impacto negativo del shock externo provocado por la crisis geopolítica, al menos durante un cierto período de tiempo. Las reservas de divisas siguen siendo muy elevadas, el superávit en cuenta corriente se mantiene e incluso pueden aumentar con el 2014, y la deuda pública es modesta. En resumen, de cara a esta doble crisis estructural y geopolítica, ¿cómo puede reaccionar la economía rusa en el corto y mediano plazo y cuáles son los principales riesgos económicos y financieros? ¿Qué escenario podemos esperar para la reforma y el desarrollo?
Para acceder al informe: Panorama Rusia
