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“Hoy estamos criando analfabetos viales”, advierte presidente del ISPREVI

Foto: El Juninense

ENTREVISTA 100% SEGURO.- Argentina registró 3.798 fallecimientos por accidentes de tránsito durante 2021, según datos oficiales de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV). Un número que sigue siendo elevado, pese a una disminución del 20% respecto a 2019, el año de comparación, dado que 2020 presentó una menor circulación en el contexto de las restricciones por la emergencia sanitaria.

En diálogo con 100% SEGURO, Carlos Díaz Filgueira, Licenciado en Accidentología y Prevención Vial y actual presidente del Instituto Superior de Prevención Vial (ISPREVI) analiza cómo está Argentina en materia vial y para ello comienza en sus orígenes y fundamentos, explicando que “la ciencia y la tecnología, a través de la accidentología, determinan el cómo y el por qué de los siniestros viales”.

Para ello, se utilizan las matemáticas, la física, la biología, la medicina legal, la química, la óptica, la psicología en rededor de las normas legales y una de las cosas que está comprobado es que los accidentes de tránsito tienen un origen multicausal.

“En materia vial, se habla, desde hace muchos años, del ‘triángulo accidentológico’: en un vértice hallamos al automóvil, en el segundo, está el camino construido y, por último, en el tercero, está el hombre, que fabrica y conduce el automóvil”, detalla el especialista.

En lo que respecta al primer elemento, el automóvil, Díaz Filgueira señala que es cada vez más sofisticado y está diseñado desde su motorización, equipamiento y aerodinámica para sea ofrezca un nivel de excelencia en cuanto a la seguridad. Empero, “no tiene alma, conciencia ni responsabilidad alguna”. 

En cuanto al camino, indica que éste es afectado por el sol, la lluvia, la niebla, la nieve, el viento, los cambios de temperatura, etc., además de las condiciones del mismo, que en Argentina suele ser uno de los problemas más acuciantes. Y, finalmente, está el hombre que, en muchos casos, no mantiene debidamente su auto y comete hechos atribuibles, según nuestro Código Penal, por imprudencia, impericia y/o negligencia. 

“Por estas características, algunos autores expertos en accidentología sostienen criteriosamente que todo es responsabilidad del hombre”, afirma el especialista. 

Lo cierto es que, tal como indica Díaz Filgueira, es sobre el hombre que hay que trabajar porque es el vértice clave. Hay que instruirlo e inculcarle como un valor inalterable la educación vial y la convivencia en el espacio público, donde todos interactuamos.

Deudas pendientes en prevención

Durante las investigaciones se determinan los factores de riesgo existentes al momento de la producción del hecho y, sobre esos estudios, se adoptan medidas preventivas para evitar que otros sucesos similares vuelvan a darse. Al arribar a las conclusiones de las pericias, se efectúan recomendaciones para que, de corresponder, pueda actuarse sobre los factores de riesgo.

Y asegura que para lograr una mejora a mediano y largo plazo en la reducción de siniestros es necesario reforzar una serie de elementos. En primer lugar, la conducción política, que “en todos los niveles, nacional, provincial y municipal deben considerar a la seguridad vial entre sus actividades prioritarias”.

A su vez, comenta, los cargos de los organismos cuyas funciones atiendan a la seguridad vial deben estar ocupados gerencialmente por profesionales y científicos idóneos que ejecuten los protocolos inherentes establecidos.

Y debe darse cumplimiento al artículo 9° de la Ley 24.449, que “exige” –y no se cumple- que deben recibir educación vial, de forma obligatoria, los alumnos de preescolar, primaria, secundaria y universitaria. 

“Hoy estamos criando analfabetos viales”, advierte al respecto, haciendo foco en uno de los temas que con decisión política se puede corregir en el corto plazo. 

Díaz Filgueira agrega que los integrantes de Tribunales y Fiscalías, deberían ser específicos en la intervención en hechos viales y hallarse perfectamente capacitados al respecto. “Los peritos oficiales deberían perfeccionar sus conocimientos en pos de lograr relevamientos precisos que permitan arribar a conclusiones ciertas y lo más cercanas a la realidad”, suma el experto.

Finalmente, remarca que las fuerzas policiales de todo el país deberían capacitarse urgentemente para mejorar la instrucción de las prevenciones sumarias de hechos de tránsito, evitando la destrucción de indicios probatorios que permitan la investigación.

El rol del sector de seguros

En todo este listado de pendientes, es clave el trabajo del sector asegurador, sobre todo en la prevención, concientización, capacitación y el trabajo conjunto con los organismos de Gobierno y entidades especializadas. 

“El sector asegurador en nuestro país hace tiempo que comprendió la importancia de trabajar en la prevención y que es casi tan elemental como cumplir con las coberturas por las que pagan sus clientes. Las compañías de seguros permanentemente se encuentran promoviendo campañas y actividades de concientización apuntadas a la mejora de la seguridad vial”, reconoce Díaz Filgueira.

Pero advierte que, en general, ese tipo de iniciativas de prevención vial se difunden entre su universo de asegurados, lo que limita considerablemente la llegada a toda la comunidad.

Así, expone que un punto en el que aún falta trabajar es en la mayor difusión de esas acciones y en la sinergia con otros actores de las áreas de prevención de siniestros, como son los institutos y organizaciones que actúan en ese sentido. 

Por eso, considera que es muy importante el aporte que pueden hacer a la prevención entidades como la que preside, cuyo objetivo principal como institución científica/forense es propender a la prevención de riesgos y siniestros en materia vial y a la mejora continua de la protección contra siniestros.

En ese sentido, pondera la necesidad de trabajar en forma conjunta y señala que, desde ISPREVI están a entera disposición para aportar conocimientos científicos y lograr campañas que contribuyan al descenso de la siniestralidad vial en Argentina.