El presidente de Lufthansa, Carsten Spohr en la comisión de Transportes del Parlamento alemán informó que la compañía fijará la cuantía de las indemnizaciones en función de la nacionalidad de los fallecidos. Así, la empresa consideraría lo que establece la legislación de cada uno de los países de origen de las víctimas. En el siniestro fallecieron 50 pasajeros, quienes eran españoles, tal como afirma una nota del portal La Información.
El presidente de la compañía de aviación alemana ha admitido que la empresa ha vivido las cuatro semanas transcurridas desde la tragedia “en estado de excepción”.
Según las investigaciones, el copiloto Andreas Lubitz estrelló voluntariamente el aparato contra los Alpes franceses. Resta determinar la responsabilidad que podría tener la compañía.
De acuerdo también a las diligencias, Lufthansa en 2009, tenía una noción de los problemas de depresión severa de Lubitz. Un episodio sufrido por el joven que lo obligó durante unos meses a abandonar su formación en la escuela de pilotos de la propia aeronáutica.
La evaluación detallada de las dos cajas negras del aparato ha reforzado la sospechas de que el copiloto estrelló con toda intención el Airbus contra la montaña», aseguró el ministro de Transporte germano Alexander Dobrindt.
Lubitz habría accionado los dispositivos para hacer descender el avión, antes de estrellarlo contra las montañas. El copiloto se encontraba además de baja médica el día del siniestro, un dato que habría ocultado a su empresa.