Si bien durante el 2022 los registros del comercio internacional de vinos y mostos no fueron tan auspiciosos -ya que se redujeron en un 10% respecto del año anterior- la demanda mundial de este producto como así también su protagonismo en la dinámica económica regional y nacional, no se detiene. Los movimientos dentro de la actividad suponen para los actores involucrados en la cadena productiva no solamente nuevas formas de producción sino también nuevas maneras de enfrentar los riesgos.
“La industria, en este protagonismo que adquiere, tiene que estar protegida en la cadena de elaboración, en la comercialización y en la logística. Pero hay, además, un agregado de valor en esa cobertura y es el enfoque regional. En relación a los viñedos cuyanos un buen seguro tiene que contemplar todas aquellas particularidades del trabajo diario, la topografía, las contingencias climáticas, la protección de su patrimonio en actividades secundarias que tienen a las bodegas como protagonistas, los riesgos o problemas particulares de los productores y trabajadores del vino y todas aquellas cuestiones relacionadas con cómo el vino sale al mundo”, explica Daniel Tino, director Canal PAS de National Brokers.
¿Cómo prevenir transacciones fallidas, demoras y pérdidas financieras?
Exportar vinos requiere de una cadena logística precisa y ordenada. Por tanto es importante contar con el respaldo de las coberturas disponibles en el mercado, a los efectos de proteger la actividad en sus distintas etapas. Hay aspectos relevantes como el transporte y el embalaje que no pueden quedar librados al azar. Pero también, existen particularidades administrativas que afectan el intercambio comercial internacional y que muchas veces los actores involucrados en toda la cadena de producción, por no contar con la correcta experiencia y el adecuado asesoramiento, desconocen. Entre las principales cuestiones a resolver, el abanico de coberturas puede ser a través de:
Seguros de caución: estos seguros se utilizan para múltiples riesgos dónde el cliente puede necesitar un aval para garantizar el cumplimiento de algún contrato y/u obligación. Si una empresa fabricante de botellas de vidrio para vinos, realiza una venta, por ejemplo, de cierto volumen importante de botellas a una bodega por un determinado precio, el comprador realiza un pago por adelantado pero exige, a la vez, un seguro de caución denominado “adelanto financiero”, que “garantice” que el dinero entregado será destinado efectivamente para cubrir la entrega de lo que se estableció previamente.
Otro ejemplo del seguro de caución para la actividad, son las cauciones aduaneras. Según las resoluciones de AFIP, los exportadores y/o importadores, para poder operar, deben acreditar anualmente una solvencia económica. En este caso se garantiza dicha solvencia, mediante el seguro de caución. La compañía de seguros, previa verificación y certificación de datos de la empresa, ofrece garantía de que ésta tiene la solvencia para operar.
A los efectos de cumplir con las normativas vigentes, respecto de los movimientos de mercadería, los seguros de caución respaldan el normal desarrollo de estos procesos, donde los mismos pueden verse interrumpidos por distintos tipos de inconvenientes. Si se realiza, por ejemplo, un envío de mercaderías al exterior, frente a la falta de documentación o la detección de algún tipo de infracción, se realiza la apertura de un sumario contencioso. En los casos en los que la aduana frena la salida de la mercadería hasta tanto no esté todo en regla el rol de la compañía de seguros es la emisión de un seguro de caución.
Seguros de transporte: en estos casos se pueden individualizar dos tipos. Por un lado, se asegura el bien que transporta la mercadería. Si se tratara por ejemplo de un camión, el seguro para estos casos, depende del año del rodado, de su estado, marca y modelo. En relación a eso, se establece el costo del seguro y el alcance de cobertura del daño que pudiera ocasionar. Por otro lado, existen seguros para la mercadería transportada. El seguro, aquí, cubre la mercadería o producto transportado con múltiples factores que impactan en el costo como por ejemplo el de reposición cubriendo la pérdida o rotura de la misma.
Otros seguros de relevancia para la industria vitivinícola son:
Riesgos del trabajo: se trata de un seguro obligatorio, cuya ley comprende la cobertura de los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. Los riesgos laborales a los que se enfrentan los trabajadores de las bodegas son múltiples. Algunos ejemplos: caídas al mismo nivel, caídas en depósitos subterráneos o tolvas de recepción, hasta accidentes con productos químicos utilizados en las diferentes fases del proceso. En otro orden los accidentes in itinere comprendidos en dicha ley.
Todo Riesgo Operativo: esta cobertura está relacionada con la protección de los bienes muebles e inmuebles que puedan estar involucrados en el desenvolvimiento de la actividad. Además, están orientadas a resolver las dificultades ocasionadas por la interrupción de los trabajos, ocasionadas por un siniestro.
Seguros agrícolas: se trata de proteger la producción frente a factores climáticos.
Estas coberturas pueden incluir:
Cobertura de daño: granizo, incendio, resiembra. Adicionales: viento, heladas, falta de piso, incendio de rastrojo, planchado de suelo.
Cobertura de rendimiento: sequía, inundación, exceso de lluvia, heladas, viento, altas temperaturas.
Responsabilidad Civil: son tipos de cobertura frente a cualquier reclamo de terceros vinculado a la actividad del productor.
“Como referentes del mercado de seguros trabajamos fuertemente en el asesoramiento a los actores que forman parte de la cadena productiva de la industria vitivinícola. En ese sentido, nuestra tarea de acompañamiento parte desde un asesoramiento en relación a la prevención de los riesgos operativos que pudiera haber en cada etapa para poder ofrecer el seguro que mejor se adecúe a las distintas instancias. Un buen diagnóstico y un pertinente asesoramiento hacen la diferencia a la hora de contratar la mejor cobertura”, aseguró Daniel Tino.